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La estrategia de seguridad nacional de Trump agrava la división dentro de la OTAN

Trump con una gorra MAGA. 19 de marzo de 2016. [AP Photo/Matt York]

La nueva Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos muestra que la alianza transatlántica no solo está dañada superficialmente, sino profundamente dividida. Lo que el presidente Donald Trump ha anunciado en tuits individuales y el vicepresidente JD Vance en un discurso en la Conferencia de Seguridad de Múnich es ahora la política exterior oficial de Estados Unidos.

El documento estratégico, que suele revisarse una vez durante cada presidencia, traduce el eslogan de Trump «Make America Great Again» (Hagamos grande de nuevo a Estados Unidos) al lenguaje de la política exterior. Desde que el presidente Woodrow Wilson publicó sus «14 puntos» al final de la Primera Guerra Mundial, Estados Unidos siempre había velado su búsqueda de la dominación mundial con frases sobre «libertad», «democracia» y «Estado de derecho». Así seguía siendo en la primera Estrategia de Seguridad Nacional de Trump en 2017. Hoy en día, eso ya no es así.

La nueva estrategia declara abiertamente sus objetivos depredadores. «El propósito de la política exterior es la protección de los intereses nacionales fundamentales; ese es el único objetivo de esta estrategia», afirma el documento. La estrategia tiene como objetivo garantizar «que Estados Unidos siga siendo el país más fuerte, rico, poderoso y exitoso del mundo durante las próximas décadas».

Con este fin, Estados Unidos quiere «reclutar, entrenar, equipar y desplegar el ejército más poderoso, letal y tecnológicamente avanzado del mundo», construir «la disuasión nuclear más robusta, creíble y moderna del mundo» y tener «la economía más fuerte, dinámica, innovadora y avanzada del mundo».

Todas las relaciones con los demás países estarán subordinadas a estos objetivos.

América Latina volverá a convertirse en el patio trasero de Estados Unidos a través de un «Corolario Trump» a la Doctrina Monroe de 1823:

Tras años de abandono, Estados Unidos reafirmará y aplicará la Doctrina Monroe para restaurar la preeminencia estadounidense en el hemisferio occidental y proteger nuestra patria y nuestro acceso a zonas geográficas clave en toda la región. Negaremos a los competidores no hemisféricos la capacidad de posicionar fuerzas u otras capacidades amenazantes, o de poseer o controlar activos estratégicamente vitales, en nuestro hemisferio.

El Indo-Pacífico «ya es y seguirá siendo uno de los principales campos de batalla económicos y geopolíticos del próximo siglo».

El cambio más drástico en la política se produce hacia Europa. Estados Unidos tiene la intención de interferir en los asuntos internos de sus socios de la OTAN, desintegrar la Unión Europea, fortalecer los partidos fascistas y ayudar a aplicar políticas racistas de remigración. De lo contrario, es «más que plausible que, en unas pocas décadas como máximo, algunos miembros de la OTAN pasen a tener una mayoría no europea», según el lenguaje abiertamente racista utilizado.

Ya no se hace referencia a Rusia como adversario, sino que se «ayudará» a Europa a lograr «la estabilidad estratégica con Rusia». «La Administración Trump se encuentra en desacuerdo con los funcionarios europeos que tienen expectativas poco realistas sobre la guerra», continúa.

El declive económico de Europa se ve superado «por la perspectiva real y más cruda de la desaparición de la civilización», afirma el documento. Acusa a la Unión Europea de socavar la libertad política y la soberanía. La política migratoria europea está dividiendo el continente y causando discordia, se está censurando la libertad de expresión y se está reprimiendo la oposición política, se está perdiendo la identidad nacional y la confianza en sí mismos. «Si las tendencias actuales continúan, el continente será irreconocible en 20 años o menos», declara.

El documento estratégico promete «cultivar la resistencia a la trayectoria actual de Europa dentro de las naciones europeas» y describe «la creciente influencia de los partidos patrióticos europeos» como «motivo de gran optimismo». Se refiere a partidos de extrema derecha y fascistas como la AfD alemana, Vox española y Fratelli d'Italia italiana.

Continúa diciendo que el objetivo es permitir que Europa «se valga por sí misma y funcione como un grupo de naciones soberanas alineadas». «Europa de las Naciones Soberanas» es el nombre de la facción de extrema derecha del Parlamento Europeo a la que pertenece la AfD. Además, se deben fortalecer «las naciones sanas de Europa Central, Oriental y Meridional mediante vínculos comerciales, venta de armas, colaboración política e intercambios culturales y educativos». Esto se refiere a países como Hungría, con gobiernos de extrema derecha.

El documento afirma que se debe detener la expansión de la OTAN, abrir los mercados europeos a los bienes y servicios estadounidenses y garantizar un trato justo a los trabajadores y las empresas estadounidenses.

El documento estratégico ha provocado una tormenta de indignación en la prensa europea. El periódico francés Le Monde escribió:

La ruptura es definitiva, a la espera del reparto de activos. Así se percibe, desde una perspectiva transatlántica, la publicación de la estrategia de seguridad nacional por parte de la Casa Blanca el viernes 5 de diciembre. ... [Esto] marca una ruptura histórica. Nunca antes un documento oficial de esta naturaleza había mostrado tal indiferencia hacia los adversarios de Estados Unidos y tal desprecio hacia sus aliados tradicionales, especialmente los europeos.

El semanario alemán Die Zeit describió el documento como una «doctrina antieuropea» y una «brutal llamada de atención para todos los transatlánticos que querían aferrarse a la idea de un Occidente basado en valores», mientras que el Frankfurter Allgemeine Zeitung lo calificó de «documento en el que Estados Unidos ajusta cuentas con Europa».

Los representantes de los gobiernos europeos y de la Unión Europea reaccionaron con más cautela porque no quieren provocar aún más a Trump, habida cuenta de las tensas negociaciones sobre Ucrania. Dejaron la respuesta en manos de políticos de segundo plano que no tienen responsabilidad gubernamental directa, como Norbert Röttgen, vicepresidente de la facción Unión Demócrata Cristiana/Unión Social Cristiana (CDU/CSU) en el Bundestag (Parlamento alemán).

Röttgen describió el documento estratégico estadounidense como una «segunda nueva época para Europa», en referencia a la invocación del entonces canciller Olaf Scholz de una «nueva época» tras la invasión de Ucrania por parte de Rusia para justificar el rearme alemán. Representa un posicionamiento geopolítico fundamentalmente nuevo de Estados Unidos en relación con Europa, China y Rusia, añadió Röttgen. También criticó la cooperación selectiva con partidos de extrema derecha.

El político de la CDU, que ha justificado todos los crímenes de guerra de Estados Unidos en el pasado y apoya incondicionalmente el genocidio en Gaza, acusó a Washington de buscar «el dominio total en el hemisferio occidental». Instó a que los fondos estatales rusos congelados se utilicen para apoyar a Ucrania en la guerra contra Rusia, incluso en contra de la voluntad de Estados Unidos. «Si esto fracasa, las consecuencias serán devastadoras», afirmó Röttgen.

Las potencias europeas no tienen otra respuesta al creciente conflicto con Estados Unidos que la guerra y la lucha de clases. Estados Unidos permitió que el desacreditado capitalismo de Europa occidental sobreviviera después de la Segunda Guerra Mundial, y la Guerra Fría contra la Unión Soviética unió a las potencias imperialistas. Esto sentó las bases para el auge económico y los compromisos sociales de la posguerra.

Pero ahora, como escribimos en un artículo anterior, «la crisis global del capitalismo y la amarga lucha por las materias primas, los mercados y los beneficios que la acompaña están destruyendo la alianza entre los dos mayores bloques imperialistas, que juntos representan el 45 % de la producción económica mundial». Trump no es la causa, sino simplemente la expresión subjetiva de este desarrollo.

Alemania y las demás potencias europeas llevan años luchando por liberarse de la hegemonía estadounidense y volver a desempeñar un papel independiente como gran potencia. Ahora están acelerando estos esfuerzos, invirtiendo cientos de miles de millones en rearme, continuando la guerra contra Rusia y compensando los enormes costes con recortes sociales y despidos masivos. Al igual que Trump, están construyendo un estado policial y hace tiempo que han adoptado las brutales políticas migratorias de la extrema derecha.

La clase trabajadora no debe apoyar a ninguna de las partes en el conflicto transatlántico, que se está intensificando. Debe unirse internacionalmente y luchar a ambos lados del Atlántico por el derrocamiento del capitalismo y el establecimiento de una sociedad socialista.

(Publicado originalmente en ingles el 8 de diciembre de 2025)

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