Millones en Europa e internacionalmente siguieron las protestas “Sin Reyes” del 18 de octubre en las que participaron 7 millones de jóvenes, trabajadores, profesionales y jubilados estadounidenses. Siguiendo a manifestaciones anteriores que involucraron a 5 millones de personas, dejan en claro que Trump enfrenta una oposición profundamente arraigada en todo Estados Unidos.
El surgimiento de la oposición de izquierda al presidente fascista y multimillonario de Estados Unidos tiene implicaciones de gran alcance para la lucha de clases internacional. Los trabajadores estadounidenses están cada vez más indignados por el apoyo de Trump a la guerra genocida de Israel en Gaza, sus despidos masivos de trabajadores públicos y los recortes a los programas de pensiones y salud, las redadas de la Gestapo de inmigración de ICE y el despliegue ilegal de tropas en ciudades estadounidenses. Los manifestantes denunciaron la afirmación de Trump del poder ejecutivo absoluto y la conspiración para establecer una dictadura fascistizante.
¿Qué significa esto para los trabajadores y los jóvenes en Europa?
En sus propias luchas contra la austeridad social, la represión policial, el militarismo imperialista y la oligarquía capitalista, los trabajadores europeos tienen un poderoso aliado internacional: la clase obrera estadounidense. La situación está madura para construir un movimiento internacional en la clase trabajadora, defender la democracia y oponerse a la dictadura capitalista quitando el poder de las manos de la oligarquía y construyendo una sociedad socialista.
Las protestas reivindican la perspectiva del Comité Internacional de la Cuarta Internacional, el movimiento trotskista mundial. Al escindirse en 1953 de los renegados proestalinistas dirigidos por Michel Pablo y Ernest Mandel, el CICI defendió las concepciones estratégicas fundamentales del marxismo clásico. Luchando por la independencia política de la clase trabajadora tanto del imperialismo como del estalinismo, el CICI insistió en el papel revolucionario de la clase trabajadora, incluyendo en los Estados Unidos, el centro del capitalismo mundial.
Al igual que un sinnúmero de otras tendencias pequeñoburguesas, los pablistas descartaron a los trabajadores estadounidenses. La lucha revolucionaria, predijeron, tomaría la forma de una “guerra-revolución” dirigida por los estalinistas contra Estados Unidos. No podían concebir ninguna situación en la que los trabajadores necesitaran alguna dirección en Europa aparte de las burocracias estalinistas o socialdemócratas nacionales, o los nacionalistas burgueses en los países excoloniales. La burguesía europea “se quemó los dedos severamente con un experimento fascista”, escribió Mandel, y era “menos probable” que recurriera a un régimen de extrema derecha en el futuro.
Estos argumentos han quedad invalidados por los acontecimientos.
Los trabajadores en Estados Unidos y Europa se enfrentan a una oligarquía capitalista que gobierna abiertamente contra el pueblo. A medida que lanzan una acumulación militar masiva preparando una guerra directa con Rusia enUcrania a la que se opone el 89 por ciento de la población de Europa occidental, las clases dominantes europeas trabajan en estrecha colaboración con Trump. Si bien están en rivalidad económica con el capitalismo estadounidense, todos respaldan la demanda de Trump de recortar el gasto social en cientos de miles de millones de euros para aumentar el gasto militar al 5 por ciento del PIB.
Esta orientación es ejemplificada por el presidente francés Emmanuel Macron. En 2023, mientras desviaba € 100 mil millones al presupuesto militar, recortó las pensiones sin votación parlamentaria, ante las huelgas masivas. El 91 por ciento de los franceses se opone a estos recortes. Pero Macron, quien declaró que Francia necesita un rey, pisoteó a los trabajadores, enviando a la policía antidisturbios a asaltar protestas masivas y confiando en las burocracias sindicales para cancelar las protestas contra sus recortes.
¿Qué tienen que decir los líderes de lo que los medios capitalistas presentan como la “izquierda” europea sobre las protestas “Sin Reyes”? En pocas palabras, nada. El exlíder del Partido Laborista, Jeremy Corbyn, en Reino Unido, el líder de Podemos, Pablo Iglesias, en España, Sahra Wagenknecht en Alemania y el líder de Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, no han hecho una sola declaración pública sobre ellss, ni en junio ni en octubre.
¿Qué explica su ensordecedor silencio sobre los acontecimientos en Estados Unidos? El significado de las amenazas de Trump de invocar la Ley de Insurrecciones para que pueda ordenar la represión militar de la oposición es inconfundible. Está erigiendo la máquina militar-policial para consolidar una dictadura de extrema derecha. Esta es la esencia de la medida para ilegalizar a “Antifa”, es decir, a la oposición al fascismo, calificándola como terrorista y el despliegue de tropas estadounidenses para ocupar ciudades en todo Estados Unidos.
La apuesta de Trump por la dictadura, no menos que el surgimiento del nazismo, impone a la clase trabajadora la tarea de organizar una lucha de clases irreconciliable para resistirla y derrotarla.
Pero esto es lo contrario de lo que pretenden hacer los Corbyn, los Mélenchon y un sinnúmero de grupos de clase media que orbitan a su alrededor. No defienden ninguna lucha en absoluto, ni mucho menos una lucha revolucionaria por el socialismo. Llaman a una “revolución ciudadana” políticamente sin sentido e impotente en el suelo nacional, dentro de las estructuras parlamentarias y sindicales del Estado capitalista. En la práctica, esto no los compromete a nada. La clase trabajadora como fuerza política no tiene un papel independiente que desempeñar en este esquema puramente retórico. Los representantes del pseudoizquierdismo se adaptan a la oligarquía europea contra el pueblo y su promoción de los copensadores de extrema derecha de Trump en Europa, desde la primera ministra italiana Georgia Meloni hasta Vox en España, Alternativa para Alemania y Marine Le Pen en Francia.
De este modo, en Francia en 2023, cuando las burocracias sindicales pusieron fin a las huelgas contra los recortes de pensiones de Macron, Mélenchon, en lugar de llamar a movilizar a los 8 millones de votantes, en su mayoría de clase trabajadora, que votaron por él en las elecciones presidenciales de 2022, construyó un Nuevo Frente Popular (NFP) con el gran Partido Socialista (PS) y sus aliados estalinistas y verdes. Luego respaldó a los candidatos de Macron en las elecciones legislativas de 2024. La semana pasada, el PS votó para instalar otro Gobierno minoritario impopular bajo Macron.
La clase dominante confía en tales fuerzas para bloquear la oposición de la clase trabajadora a la dictadura. El diario francés pro-PS, Le Monde, afirmó sin rodeos que la protesta “Sin Reyes” fue “alegre”, puramente simbólica e impotente. Suponiendo que el Partido Demócrata pudiera desmovilizar el sentimiento anti-Trump entre los trabajadores estadounidenses, cínicamente trató de asegurarse de que no podría surgir una oposición efectiva a la Operación Dictadura de Trump.
“Hubo en la despreocupación del día una forma de admisión de impotencia frente a un presidente reelegido masivamente hace apenas un año”, escribió. Citando entrevistas enojadas con los trabajadores en las protestas, sin embargo, predijo sin rodeos: “El trumpismo está aquí para quedarse”. Al concluir su artículo, observó con un tono cómico que Trump publicó un video de sí mismo con “una corona en la cabeza, volando un avión marcado como ‘Rey Trump’, arrojando excrementos sobre la multitud de manifestantes”.
La protesta “Sin Reyes” en realidad muestra que hay una oposición masiva a la dictadura de extrema derecha. Esta oposición debe estar políticamente armada con una perspectiva para movilizar una ofensiva de la clase trabajadora. El partido que lidera esta lucha es el Partido Socialista por la Igualdad, la sección estadounidense del CICI. En su declaración, “Después de las protestas de ‘Sin Reyes: ¿Qué sigue?” el SEP explicó:
La tarea ahora no es esperar pasivamente la próxima manifestación, sino usar esta oposición como una palanca en la lucha por un movimiento de la clase obrera por el socialismo.
El Partido Socialista por la Igualdad (SEP; Socialist Equality Party) está encabezando la lucha para construir comités de base en todos los lugares de trabajo como parte de la Alianza Internacional Obrera de Comités de Base (AIO-CB) y para desarrollar dentro de la clase trabajadora un movimiento socialista consciente, estratégicamente alineado y organizativamente conectado con las luchas en desarrollo de la clase trabajadora global.
La oposición a la dictadura solo puede avanzar en la medida en que esté arraigada en las luchas sociales y políticas de la clase trabajadora, basadas en una estrategia socialista internacionalista. La defensa de la democracia es imposible sin el desarrollo de un movimiento socialista para acabar con el capitalismo y colocar la riqueza de la sociedad bajo el control democrático de la propia clase trabajadora.
Los trabajadores en Europa deben aceptar esta convocatoria. El capitalismo europeo se ha basado en dos mentiras principales para estrangular a los trabajadores. Estos fueron, en primer lugar, que no podía haber lucha por el poder obrero y el socialismo en los Estados Unidos, y en segundo lugar, que los trabajadores europeos nunca podrían liberarse del estalinismo y la socialdemocracia. Las protestas “Sin Reyes”, que se producen cuando las encuestas muestran que la mayoría de los jóvenes estadounidenses apoyan el socialismo, desmienten estas afirmaciones.
Se están preparando erupciones internacionales de la lucha de clases contra la dictadura capitalista. El CICI debe construirse como la vanguardia de la clase trabajadora para liderar la lucha por los Estados Unidos Socialistas de Europa.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 24 de octubre de 2025)
