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Perspectiva

“Paz” mediante un genocidio: Trump proclama un “amanecer histórico” para Oriente Próximo sobre los cadáveres de los palestinos

El presidente Trump se pronuncia durante la cumbre en Sharm el-Sheij, mientras el presidente egipcio Abdelfatah el-Sisi escucha a la izquierda [AP Photo/Evan Vucci]

En el 98 d.C., el historiador Tácito, describiendo la devastación de Gran Bretaña por las tropas de la Roma Imperial, escribió: “Hacen un desierto y lo llaman paz”. Casi 2.000 años después, estas amargas palabras describen los términos brutales impuestos a la población palestina de Gaza por parte de Israel y sus patrocinadores imperialistas.

El llamado “acuerdo de paz” del presidente estadounidense Donald Trump para Gaza crea un protectorado imperialista que pisotea los derechos de los palestinos y fortalece el control estadounidense sobre la región rica en recursos energéticos de Oriente Próximo. Esto quedó al descubierto por el discurso de Trump ante la Knesset israelí y la posterior reunión de cómplices del genocidio en Egipto organizada por el presidente Abdelfatah el-Sisi el lunes.

En un discurso que duró más de una hora, Trump habló con la elocuencia del don de la mafia Tony Soprano. Se jactó ante los legisladores israelíes sobre el poder de las armas estadounidenses para lograr la “paz”, pidió un indulto por cargos de corrupción para el criminal de guerra fugitivo, el primer ministro Benjamín Netanyahu, y prometió que había comenzado el “amanecer histórico de un nuevo Oriente Próximo” bajo el dominio estadounidense. Se deleitó con la violencia genocida supervisada por Netanyahu y las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), diciéndole a su adorada audiencia que Netanyahu “me llamó tantas veces” pidiendo armas y agregó que Estados Unidos había suministrado “tantas que Israel se hizo fuerte y poderoso. Eso es lo que llevó a la paz”. Añadió: “Les dimos todas las armas y las usaron bien”.

El régimen sionista usó las armas tan “bien” que masacró al menos a 67.000 personas, según cifras oficiales, y en realidad a muchas decenas de miles más. Que lo hicieron con la intención expresa de exterminar a los palestinos ha sido demostrado por innumerables informes de la ONU y otras organizaciones internacionales y la emisión de órdenes de arresto contra Netanyahu y el exministro de Defensa Yoav Gallant, quien infamemente designó a los palestinos como “animales humanos”. Miles más fueron asesinados o mutilados en un bombardeo de meses en el Líbano, mientras que cientos de palestinos han sido asesinados por colonos de extrema derecha y las FDI en Cisjordania.

La actuación gansteril de Trump culminó cuando un político israelí de la oposición levantó un pedazo de papel con la tímida demanda de “reconocer a Palestina”. Fue expulsado rápidamente de la cámara, lo que llevó a Trump a responder: “Eso fue muy eficiente”.

El acuerdo impuesto por el imperialismo estadounidense no reconoce ningún derecho para los palestinos que permanecen en Gaza, ni siquiera un compromiso verbal sin sentido con un “Estado palestino”. El régimen sionista mantendrá una fuerza de ocupación permanente con control sobre las fronteras y la capacidad de lanzar ataques sangrientos cuando guste. El historial de Israel durante las últimas cinco décadas de violar sistemáticamente los altos el fuego, desde Camp David en 1978 hasta Oslo en 1993, y la “pausa” del genocidio en noviembre pasado, demuestra que esta perspectiva no es meramente hipotética. Es solo cuestión de tiempo.

La retórica de Trump, los líderes de las potencias imperialistas europeas y los medios de comunicación controlados por las corporaciones sobre la “paz” en Oriente Próximo es doblemente fraudulenta. En primer lugar, los palestinos que han sobrevivido a dos años de genocidio han quedado en ruinas. Los más de 300.000 que regresan a la ciudad de Gaza se enfrentan a montones de escombros después de que Israel destruyera tres cuartas partes de los edificios de la ciudad.

Bajo la “Junta de Paz” orwelliana, encabezada por el Führer estadounidense Trump y apoyada por el criminal de guerra no acusado Tony Blair, los palestinos de Gaza no tendrán derechos. Estarán sujetos a los caprichos de las potencias imperialistas y su perro de ataque sionista, que vigilará las fronteras del enclave y será libre en cualquier momento para limpiar étnicamente o masacrar a los residentes como mejor les parezca.

El paralelo entre la intención de Trump de supervisar la despiadada represión de los palestinos en Gaza y desplegar una brutal represión estatal contra la clase trabajadora en las principales ciudades estadounidenses en su Operación Dictadura en casa es innegable. Subraya cómo la barbarie imperialista desenfrenada en el extranjero va de la mano con el impulso a la dictadura a nivel nacional.

El acuerdo no prepara el escenario para la “paz” en toda la región, sino para guerras aún más sangrientas de saqueo y conquista imperialista. Los Estados del golfo Pérsico, incluidos Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos y Qatar, se están integrando aún más en una alianza liderada por Estados Unidos con Israel para derrocar al régimen burgués-clerical iraní. Trump reveló la centralidad del “cambio de régimen” en Teherán para su Administración, señalando la oportunidad que brindó el genocidio de Gaza para que Estados Unidos e Israel atacaran el programa nuclear de Irán a principios de este año. “Disipamos una gran nube de Oriente Próximo y de Israel”, se jactó ante los aplausos.

Gaza es vista como clave para el desarrollo del corredor comercial India-Oriente Próximo-Europa destinado a marginar a China y Rusia en la rápida escalada de la lucha entre las principales potencias para repartirse los mercados y recursos del mundo. La indecorosa prisa de los líderes del imperialismo europeo, todos cómplices del genocidio, hacia la ceremonia de firma en Egipto subraya que Alemania, Francia y Reino Unido desempeñarán su papel en los próximos conflictos bajo la bandera de la “reconstrucción” de Gaza.

Incluso si el acuerdo se mantiene por un período más largo, no proporciona ninguna base para que se resuelvan las aspiraciones democráticas y sociales de los palestinos y las masas oprimidas en toda la región. La idea de una “solución de dos Estados” es absurda, dado que el actual Estado israelí es una creación diseñada para llevar a cabo masacres al servicio del imperialismo y la confiscación ilegal de tierras palestinas y sirias. La bancarrota de la estrategia del sionismo para asegurarse una nación como un refugio seguro para el pueblo judío es evidente para todos, incluido un número creciente de judíos en todo el mundo. El Estado sionista solo puede mantenerse a través del genocidio y como un puesto militar de avanzada del imperialismo estadounidense.

Cualquier Estado palestino reconocido por las potencias imperialistas y los déspotas árabes no valdrá el papel en el que está escrito, como lo indica la promesa de Trump de que Gaza será “desmilitarizada” y puesta bajo su control personalista como protectorado estadounidense. La expansión de los asentamientos en Cisjordania ha separado el territorio nominalmente controlado por la Autoridad Palestina de la capital propuesta de Palestina, Jerusalén Este.

La ceremonia de firma del lunes no podría haber proporcionado una acusación más devastadora de todos los regímenes nacionalistas burgueses de la región que han tratado de presentarse como opositores, o al menos alternativas, a las potencias imperialistas. Al final, todos sacrificaron los derechos de los palestinos a favor de un acuerdo con el imperialismo, haciendo posible el genocidio de Gaza y aclamando el sucio acuerdo promovido por Trump.

Este acuerdo repugnante fue firmado en Sharm el Sheij por Trump en nombre de Estados Unidos, al que se unieron los líderes de Turquía, Egipto y Qatar. Mientras criticaba hipócritamente la masacre de los palestinos por parte de Israel, el Gobierno del presidente turco Recep Tayyip Erdogan continuó suministrando al régimen sionista petróleo de Azerbaiyán durante todo el genocidio y expandió su influencia en Siria con el derrocamiento respaldado por Estados Unidos del régimen de Asad. Qatar fue comprado con la promesa de acceder a una base militar estadounidense y participó con otros Estados del golfo Pérsico en la inversión de cerca de $5 mil millones en las operaciones financieras del yerno de Trump, Jared Kushner.

Ninguno de los derechos democráticos y sociales pendientes de las masas oprimidas en Oriente Próximo puede resolverse con programas nacionales, ya sean de las variedades de nacionalismo árabe, iraní, turco o sionista. La desesperada situación que ahora enfrentan los palestinos, así como el callejón sin salida en el que el sionismo ha maniobrado a la clase trabajadora israelí, proporcionan a su manera trágicas confirmaciones de la corrección de esta postura.

Cada uno de los innumerables acuerdos de “paz” a lo largo de décadas, santificados por los Gobiernos árabes y aclamados por los movimientos nacionalistas palestinos, solo ha allanado el camino a más asesinatos masivos y represión israelíes.

La tragedia de los palestinos ha sido que se ven privados del apoyo de la clase trabajadora debido a la ausencia de un movimiento revolucionario en los países avanzados. La única manera de hacer realidad los derechos democráticos y sociales de las sufridas masas Oriente Próximo y establecer una base genuina para la convivencia pacífica es a través de la lucha por la perspectiva de la Revolución Permanente. Los trabajadores árabes, judíos, iraníes, turcos y kurdos deben unirse en una lucha común contra la dominación imperialista de la región y por la creación de los Estados Unidos Socialistas de Oriente Próximo como parte de una federación socialista mundial. En esta lucha, sus aliados no se encuentran en las clases dominantes sionistas y árabes proimperialistas y corruptas, sino en la clase trabajadora en los centros imperialistas de América del Norte y Europa.

Forjar esta alianza en un movimiento político e industrial independiente de la clase obrera internacional capaz de poner fin al capitalismo, la causa fundamental del genocidio, la guerra imperialista y todas las formas de opresión de estilo colonial, solo es posible sobre la base del programa socialista revolucionario por el que lucha el Comité Internacional de la Cuarta Internacional y su publicación diaria, el World Socialist Web Site .

(Artículo publicado originalmente en inglés el 13 de octubre de 2025)

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