Un artículo del periodista neozelandés Nicky Hager, publicado en el sitio web Newsroom el 9 de octubre, arroja luz sobre los preparativos avanzados por parte de Estados Unidos y sus aliados para una guerra total contra China.

El artículo se basa en notas manuscritas tomadas por un funcionario de las Fuerzas de Defensa de Nueva Zelanda durante una reunión de los Five Eyes, que se llevó a cabo en el Royal Navy Warfighting Centre de Portsmouth, Reino Unido, del 13 al 16 de mayo de 2024. Las notas fueron dejadas por error en una tienda de segunda mano y descubiertas por un miembro del público en agosto de 2025, ofreciendo una rara visión de las discusiones secretas entre los planificadores de guerra de las potencias imperialistas.

Los Five Eyes se originaron durante la Segunda Guerra Mundial. Durante décadas, han sido el principal mecanismo de coordinación de la vigilancia global y compartición de inteligencia entre las agencias de espionaje de EE.UU., Canadá, Reino Unido, Australia y Nueva Zelanda.

Sin embargo, más que una red de compartición de inteligencia, los Five Eyes desempeñan ahora un papel central en la red de alianzas militares dirigidas por el imperialismo estadounidense, el cual está fomentando guerras en todo el mundo—contra Rusia, en Oriente Medio y, especialmente, mediante la militarización de la región Indo-Pacífico contra China.

Un comunicado de prensa de 211 palabras del Comando Estratégico británico, fechado el 20 de mayo de 2024, describió el “Foro de Liderazgo Digital Combinado de los Five Eyes” en términos generales como “una oportunidad para compartir ideas y perspectivas, así como intercambiar y coordinar nuestro enfoque sobre datos, tecnología y cuestiones digitales con aliados cercanos”. El comunicado abordaba temas como la “disuasión digital”, “resiliencia cibernética” e inteligencia artificial, con el objetivo de mejorar la “interoperabilidad digital entre aliados” para producir “un grupo aún más resiliente y unificado listo para enfrentar amenazas presentes y futuras”.

Newsroom informa que el enfoque principal de la discusión, mantenido en secreto ante el público, “era una red descrita como un sistema de mando y control integrado en todos los dominios a nivel global”.

Hager explica:

Un sistema de mando y control significa programas informáticos que permiten rastrear todas las fuerzas enemigas (rojas) y aliadas (azules) y enviar órdenes para ataques. “Todos los dominios” significa fuerzas navales, terrestres, aéreas y espaciales; e “integrado globalmente” implica que las acciones de inteligencia y militares pueden lanzarse y dirigirse desde cualquier lugar del mundo. Las notas de la reunión sugieren que este sistema estará operativo entre 2027 y 2030. Es la infraestructura electrónica para una confrontación entre superpotencias.

Las notas del funcionario neozelandés indican que el objetivo es “desarrollar una capacidad creíble y efectiva de mando y control combinado, conjunto y de todos los dominios para operaciones contra la RPC (República Popular China)”.

Hager continúa:

En las notas del funcionario podemos escuchar la urgencia que transmiten los comandantes de EE.UU. y el Reino Unido. El oficial escribe sobre “la necesidad de avanzar aún más rápido para ponerlo en manos de las fuerzas”, refiriéndose a la inteligencia lista para la guerra que compone la “estructura de datos federada de los Five Eyes”. Este es un tema común en las publicaciones militares estadounidenses: la necesidad urgente de acelerar el desarrollo de capacidades avanzadas para librar guerras, con el fin de enfrentarse a China.

Las notas manuscritas dejan claro que se están desarrollando sistemas —incluidos los denominados Experimentos de Dominio de Información Global (GIDE, por sus siglas en inglés)— para integrar de manera fluida las actividades de todas las fuerzas armadas de los países de los Five Eyes, a fin de prepararlas para un “conflicto entre pares”.

En otras palabras, los aliados imperialistas no se están preparando para un conflicto contra un país débil y subdesarrollado como Afganistán. Tampoco están reforzando sus armadas para combatir el narcotráfico o brindar ayuda humanitaria en caso de desastres en el Pacífico —justificaciones comúnmente invocadas por los gobiernos de Australia y Nueva Zelanda. Se están preparando para la guerra contra el principal rival económico del imperialismo estadounidense, es decir, China.

Todo esto se mantiene oculto a la población de cada uno de los países de los Five Eyes. Las revelaciones del artículo en Newsroom no fueron desmentidas por las Fuerzas de Defensa de Nueva Zelanda. Cuando se le preguntó si la NZDF había participado en discusiones sobre una guerra contra China en la reunión de Portsmouth, un portavoz respondió a Newsroom: “La NZDF rutinariamente considera y planifica una variedad de escenarios y eventos”. Sin embargo, el artículo ha sido ignorado por los medios de comunicación de EE.UU., Canadá, Reino Unido y Australia, así como por otras publicaciones en Nueva Zelanda.

Una incesante campaña propagandística en los medios corporativos presenta a China como una potencia agresiva que busca expandir su territorio en el Mar del Sur de China y en el Pacífico en general, y con planes de invadir Taiwán en un futuro cercano.

La realidad es que las potencias imperialistas, encabezadas por EE.UU., están llevando a cabo una rápida acumulación militar porque, como queda claro en las notas de la reunión de los Five Eyes, están trabajando con un calendario concreto para lanzar una guerra de agresión. El objetivo es establecer un control total sobre los recursos y mercados de Asia y eliminar a China como competidor económico de EE.UU., reduciéndola a un estatus colonial.

Ejercicios militares regulares están siendo realizados por los países de los Five Eyes y sus aliados regionales, entre ellos Japón, Corea del Sur y Filipinas, en un intento de provocar una represalia de Pekín que sirva de pretexto para una nueva escalada por parte de Washington.

Mediante el pacto militar AUKUS y otros acuerdos, Australia está siendo rápidamente militarizada para servir como base de operaciones contra China.

El cerco militar y la preparación belicista contra China han estado en marcha al menos desde la estrategia de “giro hacia Asia” anunciada en 2011 por el presidente estadounidense Barack Obama. Pero el impulso hacia la guerra se ha acelerado drásticamente en los últimos años, particularmente tras la crisis económica desencadenada por la pandemia de COVID-19.

Los ataques de EE.UU. contra Irán y las amenazas contra Venezuela, así como el genocidio perpetrado por EE.UU. e Israel en Gaza, tienen como objetivo frenar la influencia económica de China. A través de sus aranceles globales, la administración Trump lleva a cabo una guerra económica contra China.

En mayo, el secretario de Guerra Pete Hegseth declaró que China representaba una amenaza “inminente” y exigió que los aliados de EE.UU. en Asia abandonaran sus intentos de maniobrar entre China y EE.UU. Afirmó que debían prepararse para una guerra por Taiwán tan pronto como en 2027. Esto coincide con el marco temporal discutido en la reunión de los Five Eyes del año pasado para implementar un sistema de mando y control multidominio.

Las potencias imperialistas han emprendido una guerra mundial en constante expansión, que lleva de manera inexorable a un choque entre potencias nucleares. Dos años de protestas masivas a nivel mundial contra el genocidio en Gaza han demostrado que no sirve de nada apelar al régimen fascista de Trump ni a ninguno de sus aliados para que cambien de rumbo. Están impulsados a redividir el mundo por la violencia, no por caprichos subjetivos, sino por la crisis objetiva del capitalismo.

La única fuerza lo suficientemente poderosa como para detener esta catástrofe en desarrollo es la clase trabajadora internacional, movilizada sobre la base de un programa socialista, para poner fin al sistema capitalista e imperialista que es la causa fundamental de la guerra.

(Artículo originalmente publicado en inglés el 12 de octubre de 2025)