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La burocracia del UTLA frena la lucha de los educadores de Los Ángeles

Maestros del área de Los Ángeles protestan contra los ataques a la educación, estudiantes e inmigrantes en las instalaciones de SpaceX de Musk en Hawthorne, California, el 17 de mayo de 2025. [Photo: WSWS]

Las negociaciones colapsaron oficialmente el mes pasado entre el Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles (LAUSD), el segundo distrito más grande del país, y el sindicato United Teachers Los Angeles (UTLA).

Luego de 10 sesiones de negociación, el UTLA anunció el 20 de agosto el fracaso total de las conversaciones, revelando que el LAUSD rechazó prácticamente todas las ya inofensivas demandas del sindicato. Las 21 contrapropuestas del distrito representaron, según el UTLA, un “movimiento menor, oportunidades perdidas o propuestas inaceptables como el recorte de programas”.

El LAUSD ha rechazado de plano aumentos salariales significativos, la reducción del tamaño de las clases o garantías de recursos adecuados. Al mismo tiempo, el distrito impulsa cortes drásticos a la atención médica al congelar sus aportes y cambiar a los empleados a planes con deducibles elevados—efectivamente recortando cientos de dólares de ingresos mensuales ya escasos.

Tanto maestros como trabajadores escolares (miembros del Sindicato Internacional de Empleados de Servicios – SEIU Local 99) siguen con contratos vencidos, enfrentando algunos de los ataques más severos en décadas: despidos, recortes presupuestarios, pérdida de cobertura médica y ataques sin precedentes a los derechos democráticos de trabajadores, estudiantes y sus familias. Funcionarios discuten abiertamente el cierre de escuelas, recortes a beneficios y la eliminación de programas esenciales para estudiantes.

El obstruccionismo del LAUSD demuestra que es tanto necesario como urgente que los educadores en las ciudades de California, que también trabajan bajo contratos vencidos, se preparen para una huelga a fin de hacer valer sus demandas. Las escuelas de todo el país están siendo desangradas mientras el financiamiento federal para la educación es desmantelado para redirigir fondos hacia Wall Street y el aparato militar.

Una lucha de este tipo inevitablemente enfrentará a los educadores con los demócratas que controlan California y con el gobierno de Trump, que se prepara para inundar las ciudades estadounidenses con soldados como parte de su intento de instaurar una dictadura.

Una huelga estatal sería una poderosa señal para los trabajadores de todo el país que buscan luchar no solo contra el insoportable costo de vida, sino contra la dictadura de Trump. Agentes migratorios ya han detenido a estudiantes y padres cerca de escuelas en California este año, augurando lo que se planifica para toda la clase trabajadora.

Los demócratas, aterrados ante un movimiento desde abajo, han evitado en gran medida incluso comentar sobre las violaciones constitucionales sin precedentes de Trump. En California, prácticamente colaboran con Trump. La administración de Newsom ha inyectado miles de millones en recortes fiscales corporativos, represión policial y vigilancia, mientras despliega a la Patrulla de Caminos de California (CHP) para imponer “ley y orden” en comunidades obreras y ejecutar redadas contra personas sin hogar.

La farsa de “No podemos esperar”

A pesar de todo esto, el UTLA y el SEIU 99 se niegan a convocar una huelga inmediata, aplicando una política deliberada de retraso y distracción, mientras dicen a los trabajadores que esperen una hipotética “acción” futura.

La cuestión urgente que enfrentan los educadores es organizarse para romper las tácticas dilatorias del sindicato y hacer valer su decisión democrática de ir a la huelga.

Más de 80.000 maestros de casi todos los principales distritos escolares en California trabajan actualmente con contratos vencidos. La Asociación de Maestros de California (CTA), de la cual el UTLA forma parte, ha pasado el verano y el inicio del semestre intentando engañar a los educadores, fingiendo organizar algún tipo de acción laboral en el futuro.

El nombre de esta campaña, irónicamente, es “No podemos esperar”, mientras la CTA hace esperar a los maestros un permiso de huelga que se niegan a otorgar.

El llamado “plan de escalada” del UTLA en Los Ángeles está diseñado para agotar a los trabajadores y evitar una confrontación:

26 de agosto: “Día de la gran camiseta roja”—una maniobra publicitaria pidiendo a los trabajadores usar camisetas con el logo del sindicato

Semana del 8 de septiembre: Distribución de volantes a padres

16 de septiembre: “Piquetes en las escuelas”—no huelgas, solo protestas simbólicas sin afectar las operaciones del distrito

El LAUSD se está preparando para aplicar recortes marcados, despidos y esquemas de privatización—sin embargo, el UTLA llama a repartir volantes y usar camisetas a juego en vez de movilizarse para una lucha real. Estas maniobras están diseñadas para disipar la ira y preparar el terreno para el próximo acuerdo traidor.

Filadelfia es una advertencia para los docentes de California. Allí, el sindicato de maestros organizó una campaña similar de “preparación de huelga” durante el verano, solo para anunciar un contrato que no cumplía las demandas de los maestros y que impusieron apresuradamente días antes de un plazo límite de huelga del 31 de agosto.

En Chicago, los docentes vivieron recientemente su propia traición importante por parte de la burocracia sindical—una advertencia con lecciones urgentes para los educadores en todas partes. Bajo la dirección del sindicato CTU controlado por los Socialistas Democráticos de Estados Unidos (DSA) y el alcalde demócrata Brandon Johnson, los docentes recibieron un contrato presentado como “a prueba de Trump”, con lenguaje de “bien común” promovido como una defensa audaz.

Poco después, la ciudad anunció que el distrito escolar estaba en una profunda crisis financiera y ahora amenaza con anular el contrato del CTU. Hoy, bajo condiciones en las que CTU y los demócratas conspiraron para imponer una “paz laboral”, Trump ha enviado a la Guardia Nacional y al ICE a la ciudad, declarando que Chicago “está a punto de descubrir por qué se llama Departamento de GUERRA”.

En Los Ángeles, las amargas lecciones de la huelga del SEIU Local 99 de marzo de 2023 son instructivas para los educadores y el personal escolar. Unos 65.000 trabajadores de apoyo del LAUSD y miembros del UTLA salieron a huelga, pero esta fue deliberadamente limitada a tres días estrictamente controlados.

Ninguna de las demandas centrales de los miembros del SEIU fue satisfecha. Mientras tanto, el UTLA usó la “huelga solidaria” para aplacar la ira y realinear a los trabajadores detrás de los demócratas.

La burocracia quiere frenar la lucha

Una lucha real es precisamente lo que la burocracia sindical quiere evitar, porque cortaría su alianza con los demócratas (y en algunos casos, como los Teamsters y el UAW, con Trump) y amenazaría sus lazos estrechos con la administración corporativa.

En el acto del Día del Trabajo 2025 en Los Ángeles, la presidenta del UTLA, Cecily Myart-Cruz, y el presidente del SEIU Local 99, Max Arias, pronunciaron discursos cuidadosamente calibrados para sonar combativos sin movilizar genuinamente a los trabajadores.

Arias declaró: “Son multimillonarios gracias a nuestro trabajo. Quizás es hora de enseñarles lo que pasa cuando no tienen ese trabajo y ya no pueden ser multimillonarios”.

Por su parte, Myart-Cruz dijo: “Sí, necesitamos una huelga general, quizás en 2028, quizás en 2026. Pero tenemos que construir para eso”, y agregó: “Nadie va a venir a salvarnos. Tenemos que hacerlo nosotros”, incluso usando la palabra “revolución”.

Nada de esta retórica ha ido acompañada de un llamado a la acción. Al contrario, las declaraciones de Myart-Cruz y Arias son un intento calculado de canalizar la enorme oposición en el LAUSD, manteniéndola firmemente bajo el control de la burocracia sindical.

Los comentarios de Myart-Cruz fueron eliminados inmediatamente de los medios corporativos. Fue una de las pocas excepciones en las que un alto dirigente sindical siquiera se refirió a la situación política más amplia durante los eventos del Día del Trabajo—una excepción que confirma la regla.

Avanzar hacia comités de base

Myart-Cruz, Arias y el resto de la burocracia sindical están disfrazando estas acciones simbólicas y la retórica de “acumulación a largo plazo” como sustitutos de la acción huelguística inmediata y de masas que se necesita para derrotar la agenda de austeridad del LAUSD.

Los educadores y trabajadores escolares no pueden permitir otra traición. La tarea urgente es romper de forma decisiva con el UTLA, el SEIU, la CTA y la burocracia de la AFT, y organizarse independientemente de ambos partidos controlados por las corporaciones. Esto implica construir comités de base—organizaciones democráticas controladas directamente por educadores, trabajadores escolares, padres y estudiantes—para quitar la iniciativa de las manos del aparato sindical y ponerla en manos de los propios trabajadores.

Estos comités deben luchar por:

Acción huelguística inmediata que una a maestros y trabajadores escolares en defensa de sus empleos, salarios, salud y derechos democráticos

Total transparencia en todas las negociaciones y presupuestos

Fin a los cierres escolares, despidos y esquemas de privatización

Defensa de los estudiantes y familias inmigrantes contra redadas del ICE y represiones

Movilización de la clase trabajadora de Los Ángeles y todo el país contra la austeridad, la guerra y la represión de derechos democráticos

El colapso de las negociaciones el 20 de agosto marca una escalada deliberada del LAUSD y del aparato político contra los educadores, estudiantes y la clase trabajadora. Ambos partidos capitalistas están desmantelando la educación pública, desviando billones hacia la guerra e imponiendo recortes mientras suprimen derechos básicos. El UTLA, el SEIU y toda la burocracia sindical son cómplices activos, cuya tarea es disipar la oposición y atar a los trabajadores a los demócratas procapitalistas.

Para defender los empleos, la salud y la educación pública de calidad, los educadores y trabajadores escolares deben tomar la lucha en sus propias manos. Bajo las explosivas condiciones actuales, solo una huelga masiva y unida, organizada por comités de base independientes, puede movilizar la fuerza de la clase trabajadora contra la austeridad, el autoritarismo y la guerra, y luchar por un programa socialista que garantice educación pública totalmente financiada para todos.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 8 de septiembre de 2025)

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