Han pasado cinco meses desde la muerte, el 7 de abril, del obrero calificado Ronald Adams Sr., de 63 años, en el complejo de motores Dundee de Stellantis, en Michigan. Su familia y compañeros de trabajo siguen sin obtener respuestas. Stellantis, el sindicato United Auto Workers (UAW) y la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional de Michigan (MIOSHA, por sus siglas en inglés) han mantenido un muro de silencio.
Adams fue aplastado hasta morir cuando una grúa de pórtico se activó repentinamente mientras realizaba labores de mantenimiento dentro de una celda cerrada de la fábrica que contenía una lavadora industrial. La producción en la planta se reanudó desde entonces, pero ni sus compañeros de trabajo ni su familia han recibido ninguna explicación sobre qué causó la muerte.
Hablando la semana pasada con el World Socialist Web Site, su viuda Shamenia Stewart-Adams declaró:
Seguimos sin saber nada. Han pedido a los trabajadores que regresen al trabajo y no tenemos respuestas. Algo tienen que saber de la investigación, porque seguro que ya terminaron de recorrer la planta y de interrogar a la gente. ¿Ha habido más problemas de seguridad? No lo sé, pero lo único que sé es que mi esposo está muerto, y los trabajadores volvieron a sus labores.
Trabajadores automotrices en Dundee y otras plantas afirman que, desde la muerte de Adams, la gerencia y el UAW han impuesto silenciosamente cambios en los procedimientos de seguridad sin asumir responsabilidad por la muerte de Adams ni de otros trabajadores.
En lugar de abordar los peligros, las empresas automotrices y de transporte, con el respaldo del UAW, han impuesto medidas punitivas disciplinando a los trabajadores por supuestas violaciones de procedimientos de bloqueo/etiquetado y otras normas de seguridad. Este chivo expiatorio oculta las verdaderas causas sistémicas de las condiciones de trabajo peligrosas: recortes de empleos, sobrecarga laboral y aumento de los ritmos de producción, mientras se intimida a los trabajadores y se les impone el silencio.
Mientras tanto, el saldo mortal en el matadero industrial estadounidense sigue en aumento. Refiriéndose a las muertes de dos trabajadores del acero—Timothy Quinn, de 39 años, y Steven Menefee, de 52—en una explosión el 11 de agosto en las instalaciones de Coke Works de US Steel en Clairton, Pensilvania, Shamenia comentó: “Simplemente no para”.
MIOSHA confirmó al WSWS que su investigación de la muerte de Adams sigue “en curso”, más de 150 días después de la tragedia. Esta falta de transparencia tiene un único propósito: proteger a Stellantis y a sus cómplices del UAW de toda responsabilidad.
El silencio entorno a la muerte de Adams se asemeja a otras tragedias en plantas de Stellantis. Solo el mes pasado, la familia de Antonio Gaston, de 53 años, quien murió en la planta de ensamblaje de Toledo el 21 de agosto de 2024, presentó una demanda por homicidio culposo contra la empresa.
“Quiero saber la verdad sobre lo que le pasó a mi esposo en el trabajo, porque no he recibido nada—no he recibido respuestas”, dijo la viuda de Gaston, Renita Shores-Gaston, en una conferencia de prensa el 11 de agosto. “Todas las preguntas siguen sin respuesta, y ya casi ha pasado un año”. Añadió: “No quiero que esto le suceda a otra familia”.
Gaston, padre de cuatro hijos, había sido trasladado desde la planta clausurada de Belvidere, Illinois. Aunque era manejador de materiales, fue colocado a trabajar en la línea de ensamblaje apretando pernos del chasis inferior cuando fue atrapado debajo de un vehículo en movimiento y aplastado hasta morir.
OSHA multó a Stellantis por solo 16.000 dólares por una “violación grave” al no proporcionar protecciones adecuadas contra los peligros de atrapamiento. La corporación multimillonaria ha apelado la multa y la citación, demorando la publicación del informe de inspección y reteniendo información crítica para la seguridad de los trabajadores.
El abogado de la familia, L. Chris Stewart, preguntó: “¿Fueron los recortes de empleos en la fábrica parte de esto? ¿Fue la presión para cumplir con las cuotas de producción parte de esto? Poner a personas con poca dotación de personal en funciones para las que no están capacitadas, sobrecargar a los trabajadores—todo eso conduce a tragedias como esta”.
Los paralelismos entre Adams y Gaston subrayan el carácter sistémico del desprecio de Stellantis por la vida de los trabajadores, donde muertes evitables son respondidas con silencio, maniobras legales y encubrimientos.
Un sistema de muerte permanente
La brutal muerte de Ronald Adams Sr. dista mucho de ser un evento aislado. Cada día en Estados Unidos, al menos 15 trabajadores mueren en el trabajo—más de 5.200 cada año.
Otros 135.000 trabajadores mueren cada año por enfermedades causadas por la exposición a sustancias químicas y materiales peligrosos. El martes, el New York Times informó sobre la gran cantidad de bomberos forestales que ahora padecen cánceres letales, incluida la leucemia, después de haber sido enviados a zonas de humo tóxico sin mascarillas ni advertencias sobre los riesgos para la salud a largo plazo.
Muertes laborales recientes incluyen:
29 de agosto—Strawn, Texas: Guillermo Luna, de 40 años, murió cuando su camión semirremolque se salió de la carretera I-20, golpeó una barrera y cayó a un arroyo seco.
27 de agosto—Condado de Wabasha, Minnesota: Craig Alan Goring, de 52 años, originario de Michigan, murió cuando su camión semirremolque se salió de la carretera y volcó poco antes del mediodía.
27 de agosto—Condado de Kern, California: Hongyi Ji, de 62 años, de Orlando, Florida, murió cuando su camión semirremolque volcó en la salida de Laval Road de la autopista I-5.
23 de agosto—Condado de Marion, Kentucky: El bombero Brian Hatt, de 51 años, murió por las heridas sufridas en un vuelco de camión de bomberos mientras respondía a una emergencia.
22 de agosto—Condado de Mackinac, Michigan: Un hombre de 55 años murió cuando la apisonadora de cemento que operaba perdió el control en una pendiente y lo aplastó.
22 de agosto—Lowell, Massachusetts: Un obrero murió al caer del techo de una casa multifamiliar de tres pisos en construcción sobre la Avenida Aiken.
21 de agosto—Austin, Texas: Un contratista murió cuando una grúa móvil volcó en una obra de construcción residencial, quedando atrapado en su interior.
19 de agosto—Ilion, Nueva York: Phil Whynot, capataz del departamento eléctrico y veterano municipal con 19 años de servicio, murió al entrar en contacto con un transformador energizado.
19 de agosto—Whitesville, Virginia Occidental: El minero de carbón Eric Bartram, de 41 años, murió en un accidente en la planta procesadora Marfork de Alpha Metallurgical Resources.
15 de agosto—Immokalee, Florida: El trabajador agrícola Marco Antonio Hernández Guevara, inmigrante mexicano con visa H-2A, colapsó por estrés térmico durante la cosecha. Fue declarado con muerte cerebral el 21 de agosto y murió ocho días después de colapsar.
15 de agosto—Sterling Heights, Michigan: Un conductor de autobús escolar de 41 años que fue asignado a trabajos de jardinería murió electrocutado cuando su elevador tocó una línea eléctrica activa.
15 de agosto—El Mirage, Arizona: Un trabajador contratado murió aplastado por una plancha de acero de más de 450 kilos en un patio ferroviario de BNSF.
15 de agosto—Bal Harbour, Florida: Un obrero murió por una “lesión traumática” en una obra de construcción en el centro comercial Bal Harbour Shops luego de ser rescatado de un espacio confinado.
14 de agosto—Albany, Nueva York: El paramédico de LifeNet Kevin Robert colapsó y murió a bordo de un helicóptero médico mientras trataba a un paciente.
14 de agosto—Condado de Broward, Florida: Un trabajador murió cuando un camión chocó contra vehículos protectores que escoltaban a una cuadrilla de pintura vial en la interestatal I-75.
13 de agosto—Condado de Trinity, Texas: Tres trabajadores de alcantarillado contratados—John Nelson Sr., de 52 años; Bradley Wrightsman, de 46; y Brad Hutton, de 47—murieron después de ser intoxicados por gas sulfuro de hidrógeno mientras intentaban reparar una tubería agrietada.
Las tragedias no se limitan a Estados Unidos. A nivel mundial, se estima que 7.500 trabajadores mueren cada día—2,78 millones al año, según el Pacto Mundial de la ONU. El 6 de septiembre, en Gujarat, India, seis personas murieron cuando se rompió un cable de una tirolesa de carga en el sitio del templo de la colina Pavagadh, lo que provocó la caída fatal de operadores, obreros y un vendedor de flores.
La investigación y audiencia pública de la IWA-RFC
El 27 de julio de 2025, la Alianza Internacional Obrera de Comités de Base (IWA-RFC) celebró una audiencia pública en Detroit para presentar los hallazgos iniciales de su investigación independiente. Testimonios expusieron violaciones de seguridad generalizadas en la planta de Dundee y la colusión de la burocracia del UAW. La audiencia hizo un llamado a expandir las investigaciones independientes dirigidas por trabajadores para romper el silencio cómplice de Stellantis, el UAW y MIOSHA.
En la audiencia, el trabajador de Mack Trucks y líder de la IWA-RFC, Will Lehman, declaró:
Los trabajadores no podemos confiar en Stellantis, la burocracia del UAW ni en OSHA. Estas instituciones existen para defender las ganancias empresariales, no nuestras vidas. Debemos construir comités de base, independientes de la burocracia, para tomar el control de la seguridad y las condiciones de trabajo en nuestras propias manos. La lucha por la seguridad de los trabajadores es inseparable de la lucha contra el capitalismo mismo.
El quinto mes del fallecimiento de Adams coincide con la ofensiva del gobierno de Trump para desmantelar lo que queda de OSHA y eliminar protecciones obreras. El presupuesto de Trump recortaría más del 8 por ciento de los fondos de OSHA, eliminaría más de 200 puestos y reduciría los programas de aplicación de normas. Se han reducido las multas, mientras que se prioriza la “asistencia para el cumplimiento” por encima de las inspecciones. Al mismo tiempo, instituciones críticas como el Instituto Nacional de Seguridad y Salud Ocupacional (NIOSH) enfrentan despidos y cierres de laboratorios como parte de la guerra del presidente fascista contra la salud pública y la ciencia.
Simultáneamente, las redadas de ICE de Trump—incluyendo la redada masiva en la planta de baterías de vehículos eléctricos en Georgia—están siendo utilizadas para aterrorizar a los trabajadores inmigrantes e intimidar a toda la clase obrera. Estas redadas son una advertencia: el Estado se está preparando para reprimir no solo a inmigrantes, sino también a huelgas, protestas masivas y cualquier resistencia al desmantelamiento de los derechos sociales y democráticos conquistados mediante más de un siglo de lucha.
En el desfile del Día del Trabajo en Detroit, el presidente del UAW, Shawn Fain, no mencionó ni una palabra sobre las muertes de Ronald Adams Sr. o Antonio Gaston. También guardó silencio sobre las medidas dictatoriales de Trump. En su lugar, Fain repitió la retórica de guerra comercial nacionalista del presidente fascista, culpando a los “malos tratados comerciales” del ataque a los empleos y condiciones laborales, en lugar de denunciar al capitalismo mismo.
La negativa de Stellantis, el UAW y MIOSHA a divulgar siquiera la información más básica sobre la muerte de Adams subraya la necesidad urgente de que los trabajadores tomen el asunto en sus propias manos. Como demostró la audiencia de la IWA-RFC, solo los comités de base—independientes de la burocracia sindical—pueden revelar la verdad, defender la vida de los trabajadores y luchar para prevenir nuevas tragedias.
Cinco meses después de la muerte evitable de Ronald Adams Sr., el silencio de las corporaciones, el aparato sindical y el Estado es una acusación contra todo el sistema. El continuo saldo de muertes laborales—desde Michigan hasta Gujarat—deja claro que la muerte de Adams no fue una excepción sino parte del sacrificio diario de vidas obreras en el altar del lucro.
¡Debe plantearse nuevamente esta exigencia con urgencia renovada: la vida de los trabajadores importa! El sacrificio de su salud y vida por beneficio empresarial debe terminar. La verdad sobre la muerte de Ronald Adams debe salir a la luz y los responsables deben rendir cuentas.
Para unirte a la investigación de base sobre la muerte de Ronald Adams y otros trabajadores, completa el formulario a continuación.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 8 de septiembre de 2025)
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