Will Lehman es trabajador de Mack Trucks y excandidato a la presidencia del sindicato UAW.
El jueves, cerca de 500 trabajadores del complejo Metaplant America de Hyundai en Ellabell, Georgia, fueron secuestrados en una redada masiva realizada por agentes de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) y otros organismos federales.
Esta fue la redada en un solo sitio más grande en la historia de ICE, llevada a cabo como un acto de terror de Estado contra la clase obrera, justificándola con mentiras antiinmigrantes. Cientos de trabajadores, en su mayoría de Corea del Sur, fueron detenidos, esposados y transportados a un campo de detención de ICE en Folkston, Georgia. Esta acción buscó criminalizar a los trabajadores mientras protege a las empresas que nos explotan.
Condeno esta redada bárbara y exijo la liberación inmediata de todos los trabajadores detenidos. Lo sucedido en Hyundai es un ataque contra toda la clase trabajadora. Si el gobierno puede secuestrar a 475 trabajadores con una orden que solo nombra a cuatro personas, lo puede, y lo hará, contra cualquier trabajador que resista los ataques a los empleos, los salarios o los derechos democráticos.
Esta redada forma parte del esfuerzo continuo del gobierno de Trump por establecer una dictadura presidencial. Siete meses después del inicio de su segundo mandato, Trump ha desplegado a la Guardia Nacional en Washington D.C., amenaza con declarar la “guerra” a Chicago, ha firmado decretos para crear una fuerza nacional de “reacción rápida” —una fuerza paramilitar bajo su mando— y ha ampliado las redadas y deportaciones del ICE a niveles no vistos en décadas.
El domingo, el “zar fronterizo” de Trump, Tom Homan, declaró que habrá “muchas más operaciones de cumplimiento en lugares de trabajo” como la que ocurrió en Hyundai. Homan pretendió cínicamente presentar la redada como una medida a favor de los trabajadores estadounidenses, afirmando que las empresas contratan inmigrantes para “bajar los salarios”.
El gobierno de Trump es un gobierno de la oligarquía financiera-corporativa, que está decidida a intensificar la explotación de la clase obrera hasta niveles sin precedentes. Los métodos que hoy se prueban en trabajadores nacidos en el extranjero mañana se utilizarán contra huelgas, protestas y toda oposición a la clase dominante. El objetivo es toda la clase obrera, haya nacido en Estados Unidos o en cualquier otro lugar.
Ford ya ha creado su propia fuerza policial encubierta, lo que demuestra que las empresas se están preparando, junto al Estado, para reprimir la resistencia en las fábricas. La contratista de defensa Boeing está contratando rompehuelgas para reemplazar a 3.200 trabajadores en huelga en el área de St. Louis.
La respuesta de la burocracia sindical ha sido patética y cómplice. Tres días después de la redada, el sindicato UAW emitió una declaración débil que minimizaba el ataque calificándolo de “desafortunado” y presentándolo solo como un problema de seguridad. No mencionó a Trump, ni a la dictadura, ni la necesidad urgente de defender a los trabajadores detenidos.
El presidente de la AFL-CIO en Georgia incluso redujo el ataque a la “carga de trabajo” que dejó para otros trabajadores. Esto es repugnante. Cientos de hombres y mujeres han sido secuestrados a campos de detención, las familias se han visto separadas y comunidades enteras han sido aterrorizadas. Hablar de “carga de trabajo” en estas condiciones expone lo que realmente son los aparatos sindicales: no defensores de los trabajadores, sino brazos de las corporaciones y del Estado.
La afirmación del UAW de que “defiende a los trabajadores inmigrantes y nativos por igual” es una farsa. Esta es la misma burocracia que ha respaldado el programa nacionalista de aranceles de Trump, que ayudó a empresas como Stellantis a encubrir la muerte de trabajadores como Ronald Adams padre, y que trabajó para sofocar huelgas en las industrias automotriz, educativa y de logística. Su función es dividir a los trabajadores, imponer concesiones y mantener a la clase obrera atada al Partido Demócrata, que es tan cómplice como Trump en la guerra contra los inmigrantes.
El ataque contra los inmigrantes es la punta de lanza de una ofensiva mucho más amplia contra toda la clase obrera. Trump ya ha eliminado los derechos sindicales de casi un millón de empleados federales. El Seguro Social, Medicare y Medicaid están en la mira. El gobierno se prepara para recortar gastos, para reprimir y para la guerra, y está construyendo con antelación el aparato de la dictadura para suprimir la inevitable oposición.
La redada en Hyundai es un frente en esta guerra. Otras redadas ya han barrido con trabajadores de empacadoras de carne en Iowa, trabajadores de la construcción en Florida y jornaleros frente a Home Depot en California. El mismo aparato policía-militar que ahora ocupa Washington y se despliega contra Chicago será usado para criminalizar huelgas, manifestaciones y la resistencia.
Los trabajadores no pueden confiar en la burocracia sindical, el Partido Demócrata ni en ninguna sección de la clase dominante para defender nuestros derechos. La defensa de los trabajadores inmigrantes debe ser asumida por nosotros mismos.
Hago un llamado a formar comités de defensa de base en cada lugar de trabajo y vecindario, compuestos por los propios trabajadores e independientes del aparato sindical. Estos comités deben exigir la liberación inmediata de los trabajadores arrestados en Hyundai y el fin de la campaña de terror contra los trabajadores inmigrantes, organizar manifestaciones masivas, preparar acciones de huelga en solidaridad y enlazarse con trabajadores de otros sectores e internacionalmente.
La Alianza Internacional Obrera de Comités de Base (AIO-CB) brinda el marco para organizar esta lucha. Su objetivo es unir a los trabajadores internacionalmente sobre la base de nuestros intereses de clase comunes.
La clase obrera estadounidense está compuesta por trabajadores de todo el mundo. La clase capitalista siempre ha buscado dividir y debilitar a la clase obrera promoviendo divisiones nacionales, étnicas y raciales. La historia ha demostrado que todo avance logrado ha sido producto del rechazo a esa estrategia de divide y vencerás y de la unidad de todos los trabajadores en una lucha común.
Los trabajadores deben rechazar la mentira venenosa de que los inmigrantes son responsables del declive de las condiciones de vida. El verdadero enemigo es la oligarquía financiera-corporativa que explota tanto a trabajadores inmigrantes como a nativos mientras saquea la sociedad para su propio beneficio. Dividir a los trabajadores según líneas nacionales es una estrategia consciente de la clase dominante para debilitarnos.
La defensa de los trabajadores inmigrantes es una prueba para toda la clase obrera. ¿Permitiremos que el gobierno secuestre a cientos de nuestros hermanos y hermanas, o vamos a movilizarnos para liberarlos y detener este ataque?
Hay una creciente ira entre los trabajadores y una disposición que se está desarrollando para luchar. Pero esto por sí solo no basta. Una lucha seria, que incluya la preparación de una huelga general, requiere una perspectiva política clara y organización. Para hacer esto realidad, los trabajadores deben asumir conscientemente esa perspectiva, unirnos a través de sectores e internacionalmente, rechazar el sabotaje de la burocracia sindical y preparar una ofensiva coordinada contra la dictadura de las corporaciones y el Estado.
Hago un llamado a los trabajadores de todas partes —trabajadores automotrices, docentes, trabajadores de logística, de servicios, inmigrantes y nacidos en Estados Unidos— a unirse a esta lucha. ¡Exigen la liberación de los trabajadores de Hyundai! ¡Construyan comités de base! ¡Únanse a la AIO-CB!
(Artículo publicado originalmente en inglés el 9 de septiembre de 2025)