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La campaña electoral en Noruega opacada por el despliegue militar para la guerra contra Rusia

El lunes, los votantes acudirán a las urnas en Noruega para elegir un nuevo parlamento en condiciones en las que todo el establishment político está de acuerdo en invertir sumas colosales para librar una guerra contra Rusia y convertir el país en una enorme plataforma de operaciones militares.

Independientemente de si el actual primer ministro del Partido Laborista, Jonas Gahr Støre, o la líder conservadora Erna Solberg emerge como próxima jefa de gobierno tras las elecciones, nada esencial en las políticas de guerra de la clase dominante y el traslado de los costos a los trabajadores cambiará.

Jonas Gahr Støre y Erna Solberg [Photo by Offshore Norge / Flickr / undefined]

El gobierno del Partido Laborista anunció el domingo pasado la compra de cinco fragatas al Reino Unido por un costo estimado de 125.000 millones de coronas (10.700 millones de euros), la mayor compra militar individual en la historia del país. La nueva flota está destinada a servir como una pieza clave en la movilización bélica de la OTAN en el extremo norte, donde Noruega comparte una corta frontera terrestre y una extensa frontera marítima con Rusia que se extiende hasta el Océano Ártico.

Una flotilla conjunta entre Estados Unidos y Noruega ingresó al mar de Barents para realizar ejercicios militares la semana pasada, marcando apenas la tercera vez desde principios de la década de 1990 que barcos de la OTAN operan allí. También despegaron aviones de vigilancia desde Noruega y el Reino Unido para seguir a tres submarinos nucleares rusos que supuestamente operaban frente a la costa norte noruega y fueron presentados como amenaza potencial para el USS Gerald R. Ford, el portaaviones más grande del mundo, mientras operaba en el mar del Norte.

El gobierno de Støre presentó una nueva estrategia para el Ártico titulada “Noruega en el norte” el 26 de agosto. El documento describe que Noruega enfrenta “el desafío de seguridad más serio desde la Segunda Guerra Mundial”, aboga por una “actitud restrictiva” frente a la actividad china en el Ártico y declara: “Noruega será líder dentro de la alianza en cuanto al conocimiento sobre la actividad rusa y china en nuestras áreas circundantes, y contribuirá activamente a los procesos de la OTAN con nuestra experiencia”.

El Partido Laborista ha estado en el poder durante los últimos cuatro años, período en el cual ha supervisado un enorme aumento del gasto militar y un apoyo sin restricciones al régimen fascistoide de Kiev tras la invasión rusa provocada por el imperialismo.

El laborismo gobernó en coalición con el Partido de Centro (SP), con base en zonas rurales, hasta febrero de este año, cuando dicho partido se retiró debido al creciente descontento popular ante el colapso del poder adquisitivo frente a los precios energéticos desbocados. Estos incrementos estuvieron impulsados principalmente por la decisión de las potencias imperialistas europeas de cortar el suministro de gas ruso al escalar la guerra, lo que resultó en un incremento significativo de las exportaciones de energía noruega a Europa.

Como parte del impulso de los imperialistas europeos para asegurar la “independencia energética”, la red de energía de Noruega ha sido sistemáticamente integrada a redes paneuropeas en los últimos años. Históricamente, un país que producía mucha más energía de la que consume y, por tanto, con precios comparativamente bajos, Noruega enfrentó así fuertes alzas de tarifas.

La elección se definirá según si los partidos del bloque “rojo” o “azul”, es decir, de izquierda o derecha, logran una mayoría. El bloque rojo está liderado por el Partido Laborista e incluye al Partido de Izquierda Socialista, cuyo origen se remonta a una escisión del laborismo a principios de los años 60 y a una ruptura posterior con el partido estalinista noruego en 1975, y el Partido Rojo, que surgió del maoísta Partido Comunista de los Trabajadores en la década del 2000.

El “bloque azul” está encabezado por los conservadores, aunque el ultraderechista Partido del Progreso ha disputado el puesto de partido mayoritario dentro del bloque.

La militarización del país cuenta con el respaldo de todos los partidos en el parlamento, desde el ultraderechista Partido del Progreso hasta las supuestamente “izquierdistas” Izquierda Socialista y el Partido Rojo. El año pasado, todos los partidos parlamentarios se unieron para acordar una expansión masiva de los recursos financieros destinados a las fuerzas armadas noruegas hasta 2036, lo que duplicará el presupuesto militar. En marzo, todos los partidos aprobaron un aumento de 50.000 millones de coronas (unos 4.000 millones de euros) en el financiamiento para armar a Ucrania durante 2025. Así, el Programa de Apoyo Nansen, establecido a principios de 2023 con la aprobación unánime del parlamento, asignará un total de 205.000 millones de coronas (17.500 millones de euros) al ejército ucraniano de aquí a 2030.

Que recursos tan abultados —en un país con poco más de 5 millones de habitantes— se destinarán a costa de los servicios públicos y otros programas sociales fue subrayado por el ministro de Finanzas y ex secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, quien se jactó en marzo de que el fondo petrolero de Noruega permite a Oslo alimentar la masacre en curso en Ucrania.

“Los fondos se utilizarán en su totalidad en relación con iniciativas internacionales y adquisiciones de la industria de defensa ucraniana”, afirmó Stoltenberg. “La asignación adicional está en línea con la regla fiscal sobre el uso de los ingresos del petróleo”.

El fondo petrolero de Noruega, el mayor fondo soberano del mundo, está valorado en unos 1,7 billones de euros —cuatro veces el PIB noruego— y posee aproximadamente el 1,5 por ciento de todas las acciones del planeta. Presentado como un mecanismo para que los ingresos provenientes de los vastos depósitos noruegos de petróleo beneficien a las generaciones futuras, el fondo se ha convertido en una herramienta para restringir el gasto público y permitir a la burguesía noruega jugar un papel desproporcionado en el escenario mundial, a pesar del pequeño tamaño del país.

La “regla fiscal” mencionada por Stoltenberg permite que el gobierno gaste no más del 3 por ciento del valor del fondo en un año determinado. Por lo tanto, cuando Stoltenberg se jacta de que el financiamiento de armas para las fuerzas proxy del imperialismo en Ucrania se realiza “de acuerdo con la regla fiscal sobre el uso de los ingresos del petróleo”, lo que está diciendo en realidad es que el gobierno laborista está recortando recursos destinados a programas sociales para librar la guerra.

Aunque ningún partido parlamentario ha objetado el uso del fondo petrolero para financiar la guerra de Estados Unidos y la OTAN contra Rusia y la apertura de un nuevo “frente norte” en las regiones nórdicas, partidos de la oposición han tratado de ganar puntos políticos criticando las inversiones del fondo en empresas israelíes. Los conservadores, la Izquierda Socialista y el Partido Rojo protestaron en agosto después de que Stoltenberg se negó a responder preguntas de una comisión de control parlamentaria sobre las inversiones del fondo en empresas israelíes. El Partido Rojo califica la exterminación de los palestinos en Gaza como un genocidio y apoya un boicot comercial a Israel.

El gobierno noruego fue uno de los primeros en Europa en reconocer formalmente al Estado palestino. Desde junio, el fondo petrolero se ha retirado de 23 de las 61 compañías israelíes en que tenía acciones. A mediados de agosto, Stoltenberg anunció la exclusión de seis empresas vinculadas a la ocupación israelí en Cisjordania y los ataques a Gaza, pero volvió a rechazar un desinversión total en todas las compañías israelíes. Tres días después de la invasión rusa provocada por EE.UU. en febrero de 2022, el gobierno ordenó al fondo petrolero que se deshiciera de todas sus inversiones en activos rusos.

El uso de vastos recursos para financiar el militarismo y la guerra acelera una tendencia de largo plazo de creciente desigualdad social impulsada por el recorte del gasto público y la privatización. Varios estudios han señalado la creciente brecha entre ricos y pobres. La emisora estatal NRK publicó una investigación a principios de agosto que reveló que en 96 de los 156 municipios examinados, la desigualdad social aumentó entre 2015 y 2023. Usando como ejemplo al municipio de Tonsberg, uno de los que muestra mayores divisiones socioeconómicas, el informe señaló que, mientras aproximadamente tres de cada cuatro votantes acudieron a las urnas en las zonas más adineradas en las últimas elecciones, en áreas con altos índices de pobreza apenas votó la mitad del electorado.

La Izquierda Socialista y el Partido Rojo han intentado capitalizar la oposición frente a la creciente desigualdad prometiendo impuestos más altos a los ricos, mejor cobertura sanitaria, mayor seguridad laboral y más beneficios sociales. Pero ambos partidos participan en el parlamento para asegurar una mayoría que permita un gobierno dirigido por el Partido Laborista, un partido que ha dominado tradicionalmente la política noruega durante décadas y que ha encabezado recortes en el gasto público, ha promovido la xenofobia y ha sido una pieza clave en la transformación de Noruega en una base avanzada de la guerra contra Rusia en el último cuarto de siglo. Entre 2005 y 2013, la Izquierda Socialista fue parte del gobierno liderado por el Partido Laborista de Stoltenberg.

Además, el firme respaldo de ambos partidos a la guerra imperialista contra Rusia en Ucrania deja claro dónde están sus verdaderas lealtades. La Izquierda Socialista revirtió en 2023 su histórica exigencia de que Noruega abandone la OTAN como respuesta a la invasión rusa provocada por Estados Unidos.

Aunque el Partido Rojo aún defiende formalmente que Noruega deje la alianza, apoyó el plan de gasto militar para llevar el presupuesto de defensa al 2 por ciento del PIB —desviando 600.000 millones de coronas del gasto público hacia armamento durante los próximos 11 años— y respalda una alianza de defensa con los países nórdicos vecinos, todos ellos miembros de la OTAN.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 5 de septiembre de 2025)

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