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Ante los ataques de los multimillonarios, Mamdani tranquiliza a la clase dominante abrazando a la policía

El establishment político y financiero de la ciudad de Nueva York ha intensificado su campaña contra Zohran Mamdani, candidato del Partido Demócrata a la alcaldía, desde su sorpresiva victoria en las primarias frente al exgobernador Andrew Cuomo el pasado 24 de junio. En respuesta, Mamdani, miembro de los Democratic Socialists of America (DSA), se ha apresurado a demostrarle a la clase dominante que no tiene nada que temer de él.

El miembro de los DSA y asambleísta Zohran Mamdani habla con personas tras el debate de las primarias demócratas a la alcaldía de Nueva York en el John Jay College of Criminal Justice, en el teatro Gerald W. Lynch, el jueves 12 de junio de 2025 en la ciudad de Nueva York. [AP Photo/Vincent Alban]

El último pretexto para los ataques públicos contra Mamdani fue un tiroteo masivo ocurrido el lunes en Midtown Manhattan que dejó cuatro muertos, incluido un oficial de policía.

El atacante, quien luego se suicidó, dejó una nota afirmando que padecía encefalopatía traumática crónica (CTE, por sus siglas en inglés), y culpaba a la Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL) por encubrir el papel del violento deporte en provocar esta enfermedad cerebral mortal. El edificio atacado sobre Park Avenue, no lejos del centro de transporte Grand Central Station, alberga oficinas de la NFL.

Nueva York cuenta con algunas de las leyes sobre armas más estrictas del país, pero el agresor condujo desde Nevada, donde adquirió el rifle de asalto. Es evidente que ningún despliegue de seguridad habría podido evitar este ataque suicida. Pero eso no impidió que los críticos de Mamdani lo usaran como arma política. Su reacción dejó en claro que, si este tiroteo no hubiera ocurrido, se habría encontrado otro pretexto para impulsar su campaña de “ley y orden” y retratar a Mamdani como “antipolicía”. Como de costumbre, contaron con la ayuda de los medios de comunicación, que han emprendido una campaña ininterrumpida para fomentar la histeria sobre la criminalidad en Nueva York, pese a que las estadísticas muestran que el crimen callejero se encuentra en niveles históricamente bajos.

El funeral el jueves del oficial asesinado, Didarul Islam, un inmigrante de Bangladés, fue encabezado tanto por la gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, como por el alcalde Eric Adams, subrayando el rol de la policía como instrumento del Estado capitalista.

Adams, que se postula como independiente para la reelección debido a la impopularidad de su gobierno y la falta de apoyo para imponerse en las primarias demócratas, utilizó el funeral para atacar a Mamdani por proponer la disolución del equipo de respuesta estratégica del NYPD, conocido por sus brutales represiones a protestas pacíficas. “Cuando uno comienza a desmantelar componentes del aparato represivo específicamente diseñados para cumplir funciones clave, se está tomando un camino extremadamente peligroso”, declaró Adams.

Andrew Cuomo, también postulándose como independiente tras su rotunda derrota frente a Mamdani en las primarias, se sumó a la ofensiva declarando: “La seguridad pública es la prioridad número uno. Siempre lo ha sido, y el asambleísta demuestra desprecio por el NYPD y parece no tener noción de la importancia de la seguridad pública”.

Mamdani, recién regresado de unas vacaciones en Uganda, respondió con rapidez reuniéndose con la familia del oficial en el Bronx y ofreciendo una conferencia de prensa donde se distanció de posiciones anteriores. “No estoy retirando fondos a la policía. No me postulo para retirar fondos a la policía”, afirmó. Este viraje representó una aceptación pública del NYPD y una renuncia a los anteriores reclamos, tanto de él como de los DSA, para redirigir parte del financiamiento policial hacia servicios sociales.

En su rueda de prensa declaró ser un “candidato que no está anclado en el tiempo, que aprende y que lidera, y eso implica reconocer, como lo he hecho, que he cambiado”. En otras palabras, Mamdani está plenamente dispuesto a abandonar cualquier posición considerada inaceptable por la clase dominante y por el aparato del Partido Demócrata.

Este alineamiento público con el aparato represivo del Estado capitalista forma parte de una campaña más amplia de Mamdani para tranquilizar a la clase dominante.

En semanas recientes, Mamdani ha desplegado una operación de seducción a puertas cerradas, reuniéndose con ejecutivos de Uber, Pfizer, Hearst, Loews y otros gigantes corporativos. En una reunión privada organizada por el consorcio inmobiliario Tishman Speyer, Mamdani también mostró su disposición a mantener en el cargo a la comisionada del NYPD, Jessica Tisch, hija del multimillonario James Tisch.

A comienzos de este mes, Mamdani evidenció una mayor integración al aparato del Partido Demócrata al nombrar como jefe de comunicaciones a Jeffrey Lerner, exdirector político del Comité Nacional Demócrata. Lerner trabajó en la Casa Blanca durante el gobierno de Obama, coordinó su campaña de reelección en 2012 y asesoró a Cuomo cuando era fiscal general del estado de Nueva York.

Una fracción significativa de la clase dominante se opone a la elección de Mamdani, no tanto por el candidato en sí, sino por el temor a los sentimientos populares que condujeron a su triunfo en las primarias. Este resultado inesperado ha desconcertado al establishment político y financiero, que ve toda expresión de disconformidad masiva como una amenaza a su control del sistema político.

Los partidarios de Trump figuran entre los principales financistas de las campañas de Adams y Cuomo. La élite gobernante de la ciudad también está preocupada porque todavía no ha logrado consolidarse detrás de un único candidato. Comités de acción política (super PACs) operan en paralelo para recaudar fondos a través de redes superpuestas de multimillonarios. Betsy McCaughey, exvicegobernadora republicana de Nueva York hace casi 30 años, convocó una colecta para uno de estos PACs advirtiendo a los donantes ricos: “Combatir a Mamdani es caro. Pero dejarlo ganar les saldrá todavía más caro”.

Estos desesperados esfuerzos por bloquear la elección de Mamdani, a pesar de sus evidentes intentos de tranquilizar a la clase dominante, ilustran la profundidad de la crisis dentro del establishment político. Y apuntan al rol real que desempeñan los DSA: servir como válvula de escape dentro del Partido Demócrata y como mecanismo para desviar la creciente oposición entre los trabajadores y jóvenes hacia el callejón sin salida de la política capitalista.

(Artículo originalmente publicado en inglés el 31 de agosto de 2025)

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