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Los sindicatos españoles traicionan a la huelga del metal de Cádiz.

El pasado 8 de julio, los sindicatos minoritarios del metal en Cádiz CGT y CTM anunciaron el fin de la huelga en la provincia, que había comenzado el 18 de junio y continuaba desde el día 23. Ambos sindicatos habían mantenido la huelga tras ser traicionada por parte de la Unión General de Trabajadores (UGT), que —con el apoyo tácito de Comisiones Obreras (CC.OO.) — firmó un convenio entreguista con la patronal FEMCA. El acuerdo ataca las condiciones laborales y ya está siendo descrito por los trabajadores como 'el peor convenio de la historia'.

Los trabajadores no recuperarán los salarios perdidos en los últimos años e incluso podrían perder más dinero, dependiendo de la inflación. Se establecen contratos de formación con salarios más bajos, y no hay regularización de las condiciones de los trabajadores fijos discontinuos , que seguirán sin tener ninguna estabilidad laboral. Se tardará años en recuperar el plus de toxicidad además sin criterios claros de cuando se otorgará Ni siquiera hay seguridad de ningún tipo de que las empresas, igual que han hecho en ocasiones anteriores, vayan a cumplir lo poco a lo que se han comprometido.

El acuerdo estará vigente hasta 2031, lo que significa que durante siete años, los trabajadores metalúrgicos de Cádiz no podrán hacer huelga contra estas condiciones. Una vez más, la regla es válida: cuando las luchas de la clase obrera permanecen bajo el control de las burocracias sindicales, terminan siendo traicionadas.

En esta huelga, los trabajadores no solo se enfrentaban a las empresas del metal de Cádiz. El sector metalúrgico es crucial en los planes de la alianza de la OTAN y del imperialismo español, que -a través de su representante, el gobierno PSOE-Sumar, ha aprobado un aumento del gasto militar hasta el 2,1 por ciento del PIB, con nuevos incrementos en los próximos años. Esto significará una escalada drástica de las medidas de austeridad contra la clase obrera en España.

El imperialismo español y su gobierno necesitaban, por un lado, que el sector metalúrgico siguiera funcionando sin problemas y a un coste mínimo, y por otro, evitar que la lucha de los trabajadores del metal en Cádiz se extendiera por toda España y a nivel internacional. Asignó la tarea de garantizar esto a las burocracias sindicales.

La socialdemócrata UGT, el sindicato mayoritario, se apresuró a firmar un acuerdo traicionero el 23 de junio para evitar que la huelga se volviera indefinida ese día. Sin embargo, los trabajadores rechazaron ese acuerdo en asambleas, lo que obligó a UGT a continuar con la huelga. El 26 de junio, UGT firmó el acuerdo final, con cambios mínimos respecto al original y que seguía vendiendo a los trabajadores a los intereses de los empresarios y más allá de eso a los del imperialismo español.

Esta vez, UGT ni siquiera se molestó en convocar en asamblea a los trabajadores para llevar el acuerdo a votación.

Para su trabajo habitual de traicionar a los trabajadores la UGT dispuso del apoyo de la estalinista CC.OO., el otro gran sindicato del sector en Cádiz. Sabiendo que sus votos no eran necesarios para aprobar el acuerdo al ser UGT mayoritario, los burócratas de CC. OO. Afirmaron que no lo apoyaban. Sin embargo, dijeron que tampoco continuarían con la huelga, pero que posiblemente podrían presentar demandas judiciales contra partes del convenio en algún momento en el futuro.

Traicionados por los principales sindicatos, muchos trabajadores que tenían la intención de seguir luchando presionaron a los sindicatos más pequeños CGT y CTM para que continuaran con la huelga. Sin embargo, estos dos sindicatos lo hicieron solo para dejar que la huelga muriera.

Manifestantes marchan durante una huelga de trabajadores metalúrgicos en Cádiz, sur de España, el 23 de noviembre de 2021. [AP Photo/Javier Fergo]

La resistencia obrera en Cádiz llevó al gobierno del PSOE-Sumar a lanzar una represión aún más dura que la de la huelga de 2021 llevada a cabo por el gobierno del PSOE y su socio pseudoizquierdista de entonces, Podemos. En 2021, cientos de policías atacaron a los huelguistas, incluso con vehículos blindados.

En esta ocasión además de los ataques contra piquetes y manifestaciones la policía del gobierno PSOE y Sumar trato a los trabajadores de Cádiz como si fueran terroristas. Llevaron a cabo la llamada operación represiva Fuego que todavía continúa abierta y que ya ha supuesto la detención de 23 trabajadores acusados de desórdenes públicos y atentado contra la autoridad, cuatro de los cuales podrían entrar en prisión sino se pagan 90.000 euros de fianza. La policía llego incluso en detener a un trabajador en Madrid que se dirigía con su esposa de viaje de novios a Cuba al que se acusó falsamente de que estaba tratando huir.

Un sindicalista de la CTM dijo al medio digital El Salto: 'Cuando ha empezado a trabajar la gente es cuando están empezando a detener a compañeros algunos que solo han participado el 18 de junio; es una clara represión. Esta vez no nos han enviado tanquetas, pero están reprimiendo más que en la huelga de 2021 '.

Seis miembros del sindicato anarquista CNT acaban de ser encarcelados por hacer un piquete frente a una panadería para defender los derechos de una trabajadora embarazada. Se trata del primer encarcelamiento por actividad sindical no violenta desde la caída de la dictadura fascista de Franco en España.

Esta intensificación de la represión no es casual; es parte de un plan más amplio del capitalismo y el imperialismo españoles, llevado a cabo a través del gobierno del PSOE-Sumar y todo el aparato estatal, para atacar y reprimir las luchas obreras. Es su respuesta a una ola creciente en la lucha de clases, a la que tratan de contener y estrangular, como se ve en huelgas como las del sector metalúrgico en Cantabria y Cádiz, la huelga de los médicos de la sanidad pública o la primera huelga en los 100 años de historia de la eléctrica española Iberdrola.

Ganar la huelga de Cádiz habría requerido dotar a esta huelga de una perspectiva política independiente y de una organización propia. Era necesario unirla a otras movilizaciones de los trabajadores del metal y de otros sectores de la clase obrera en toda España y a nivel internacional, sobre la base de la organización y movilización independiente de los trabajadores de base en oposición al militarismo y la austeridad europeos.

Días antes de la huelga de Cádiz hubo otra huelga de trabajadores del metal en Cantabria y en paralelo una en la ciudad murciana de Cartagena. El 10 de julio estalló una huelga en la ciudad de Cádiz de trabajadores del transporte urbano, CGT y CTM ni siquiera plantearon la posibilidad de unir estas luchas para oponerse al convenio traidor y a la represión estatal de las huelgas. Simplemente no hicieron nada dejaron que los trabajadores se fueran retirando desmoralizados y finalmente desconvocaron la huelga.

En su comunicado final de desconvocatoria CGT plantea que ahora hay que “trabajar empresa a empresa para poner poder mejorar las condiciones laborales y sociales de las plantillas del sector”. Es decir, aislar todavía más a los trabajadores y dividirlos entre las 5000 empresas del metal de todo tipo que existen en Cádiz.

Esta traición no era inevitable. La experiencia de Cádiz vuelve a demostrar que los trabajadores quieren luchar, pero están sometidos a burocracias sindicales que los traicionan directamente o aíslan y agotan sus luchas. Para que estas luchas tengan éxito, los trabajadores deben liberarse de las burocracias sindicales y organizarse de manera independiente. La vasta y sin explotar oposición que existe a la austeridad y a la guerra imperialista en España y en toda Europa debe ser movilizada y organizada, en primer lugar, en comités independientes de trabajadores de base.

Los comités de base son estructuras independientes que defienden la democracia obrera al vincular a trabajadores de distintas empresas, sectores y países en sus luchas. Buscan transferir el poder a la base, proporcionando un espacio para la deliberación y la planificación de la acción colectiva.

Este es el camino necesario para arrebatar el control de la lucha huelguística de las manos de las burocracias sindicales, coordinar la oposición a las maniobras de la dirección y las cúpulas sindicales y a la represión estatal, y coordinarse con otras capas de trabajadores que entran en lucha. También proporcionan un terreno clave para el desarrollo de una lucha política socialista e internacionalista contra la OTAN y el gobierno PSOE-Sumar, cuyas políticas de militarismo y austeridad subyacen a los implacables ataques contra la clase obrera.

(Publicado originalmente en inglés el 16 de julio de 2025)

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