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El nuevo presidente surcoreano continúa la planificación bélica con EE.UU. y Japón

El pasado viernes, líderes militares de Corea del Sur, Japón y EE.UU. se reunieron en Seúl para coordinar preparativos militares en el marco de la creciente acumulación armamentística con miras a una guerra contra China. Fue la primera reunión de alto nivel de este tipo bajo el nuevo presidente surcoreano, Lee Jae-myung, quien continúa con la misma agenda militarista que su predecesor derechista, destituido tras un intento fallido de golpe militar el año pasado.

Aviones de combate de EE.UU., Japón y Corea del Sur realizan un vuelo de escolta trilateral de un bombardero B-52H estadounidense en la región del Indo-Pacífico, 22 de octubre de 2023

Participaron el presidente del Estado Mayor Conjunto de Corea del Sur, Kim Myeong-su, el jefe del Estado Mayor Conjunto de Japón, Yoshihide Yoshida, y el presidente del Estado Mayor Conjunto de EE.UU., Dan Caine. Apodada la reunión de Jefes de Defensa Trilateral (Tri-CHOD), fue la 22ª de su tipo y la primera que se llevó a cabo en Seúl. Caine es también el funcionario militar estadounidense de más alto rango que ha visitado Corea del Sur desde que lo hiciera su predecesor, el general Charles Brown, en noviembre de 2023.

Los tres emitieron una declaración conjunta que denunciaba específicamente a Corea del Norte, aunque evitaba toda mención directa a China. Condenaron el “continuo desarrollo de programas nucleares y de misiles balísticos ilegales” y acusaron a Pyongyang de desestabilizar la región.

Según el diario derechista Chosun Ilbo, un funcionario del gobierno surcoreano confirmó que Seúl había dejado fuera referencias directas a China y Taiwán en la declaración. En su lugar, se limitó a reafirmar que “la cooperación en seguridad trilateral ha jugado un papel clave en la promoción de la paz y la prosperidad en la península de Corea y en el Indo-Pacífico”.

En declaraciones por separado, Caine dejó claro que Beijing era el objetivo principal de la reunión, al afirmar: “La RPDC [Corea del Norte] y China están llevando a cabo una acumulación militar sin precedentes con una intención clara e inequívoca de avanzar con sus propias agendas”.

Esta afirmación invierte la realidad. Durante los últimos 15 años, desde que el gobierno de Obama anunciara su “giro hacia Asia”, Washington ha realizado una enorme acumulación militar en toda la región del Indo-Pacífico. Esto ha incluido el fortalecimiento de un sistema de alianzas militares en torno a China, mientras intenta constantemente provocar a Beijing hacia una guerra, sobre todo en relación con Taiwán. Washington ha contado con el respaldo de Seúl y Tokio.

En el Diálogo Shangri-La celebrado en Singapur en mayo, el secretario de Defensa de EE.UU., Pete Hegseth, acusó a Beijing de estar preparándose para invadir Taiwán en 2027. Exigió que los aliados en Asia-Pacífico aumenten el gasto militar al 5 por ciento del PIB, una cuestión que sin duda fue discutida de nuevo el pasado viernes.

Para Seúl, esto implicaría más que duplicar su gasto militar desde su actual nivel del 2,3 por ciento este año, en un contexto de estancamiento económico. Japón ya se encuentra en proceso de duplicar su propio gasto militar hasta alcanzar el 2 por ciento del PIB para 2027, aunque por ahora ha rechazado aumentos adicionales.

Lejos de buscar la paz, el imperialismo estadounidense avanza hacia un conflicto global, librando una guerra contra Rusia en Ucrania, respaldando el genocidio de Israel en Gaza y expandiendo la guerra en todo Oriente Medio. La reunión del viernes se produjo apenas tres semanas después de que Washington llevara a cabo el bombardeo ilegal de Irán con el pretexto falso de que Teherán desarrollaba un arma nuclear y supuestamente “amenazaba” la región.

La nueva administración surcoreana no ha criticado a la administración Trump e incluso parece dejar abierta la posibilidad de reducir tensiones con Beijing y Pyongyang.

Ese mismo día, durante la reunión Tri-CHOD, los tres países realizaron ejercicios conjuntos de la fuerza aérea que incluyeron un bombardero estadounidense B-52H, capaz de portar armas nucleares y convencionales. Realizados a las puertas de China, fue el primer despliegue del bombardero estratégico estadounidense en la península coreana en 2025. Los ejercicios se llevaron a cabo frente a la costa sur de la isla surcoreana de Jeju.

Los líderes militares estadounidense, surcoreano y japonés acordaron el viernes realizar en septiembre próximos unos ejercicios trilaterales de gran escala conocidos como Freedom Edge—la tercera edición de estos juegos de guerra. Freedom Edge es de carácter multidominio e incluye maniobras aéreas, navales y de ciberseguridad.

Lee está continuando con las políticas de su predecesor derechista Yoon Suk-seol. Bajo el mandato de Yoon, las tensiones con China y Corea del Norte aumentaron sustancialmente, ya que trabajó de la mano con Washington. Sin duda, millones votaron por Lee con la falsa ilusión de que adoptaría una agenda menos hostil hacia los vecinos de Corea del Sur.

Durante la administración de Yoon, Corea del Sur accedió a trabajar estrechamente con EE.UU. en la planificación del uso de armas nucleares. Yoon desempeñó un papel decisivo en el estrechamiento de relaciones con Tokio al obviar cuestiones históricas de larga data entre los dos países, incluidos los crímenes cometidos por el imperialismo japonés durante la colonización de Corea.

Esto desembocó en la creación de una alianza militar trilateral de facto entre los tres países en agosto de 2023, durante una reunión entre Yoon, el presidente estadounidense Joe Biden y el primer ministro japonés Fumio Kishida, celebrada en Camp David, cerca de Washington.

Lee confirmó rápidamente su compromiso con dicha alianza. Poco después de su elección, el 3 de junio, las fuerzas armadas surcoreanas realizaron su primer ejercicio trilateral con EE.UU. y Japón bajo la administración Lee, con maniobras aéreas que involucraron aviones F-15K surcoreanos, F-2 japoneses y F-16 estadounidenses.

Si Lee parece menos beligerante hacia China y Corea del Norte, se debe a dos razones. En primer lugar, los demócratas surcoreanos han buscado durante mucho tiempo estrechar relaciones con Pyongyang como medio para abrir económicamente el Norte a la explotación como fuente de recursos y mano de obra ultrabarata. Esta fue la base de la llamada “Política del Sol” iniciada durante la presidencia del demócrata Kim Dae-jung (1998–2003).

Del mismo modo, los demócratas también representan sectores de la clase dominante surcoreana que favorecen una relación más estrecha con Beijing para promover sus propios intereses empresariales. China es el mayor socio comercial de Corea del Sur.

En segundo lugar, los demócratas son plenamente conscientes del sentimiento generalizado contra la guerra en Corea del Sur. Una encuesta realizada en octubre pasado, por ejemplo, reveló que el 82 por ciento de la población se oponía a que Corea del Sur enviara ayuda militar a Ucrania.

A pesar de sus ocasionales gestos retóricos, ni Lee ni los demócratas ofrecen una verdadera solución al peligro de guerra en el Indo-Pacífico. Al igual que Yoon, Lee se alinea con la misma agenda belicista del imperialismo estadounidense.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 13 de julio de 2025)

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