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Los sindicatos españoles intentan imponer nuevamente un convenio traidor a los trabajadores del metal de Cádiz.

Piquetes en la segunda jornada de huelga de los trabajadores del metal en Cantabria [Photo by Alerta Gorria Irratia/X]

Las burocracias de la Unión General de Trabajadores (UGT) y Comisiones Obreras (CCOO) siguen intentando romper la huelga de los trabajadores del metal en Cádiz, que continúa de forma indefinida desde el 23 de junio. El 26 de junio, la UGT alcanzó un nuevo acuerdo con la patronal del metal de Cádiz, FEMCA, que no era más que un refrito del acuerdo que la propia UGT había pactado la noche del domingo anterior y que los trabajadores de base rechazaron.

Para evitar un resultado similar esta vez, la UGT no quiso que los trabajadores votaran el convenio. Lo firmaron directamente sin votación, desconvocando así la huelga.

Comisiones Obreras repitió también la misma estrategia de días anteriores: como sus votos no eran necesarios para aprobar el acuerdo debido a su posición minoritaria en el comité de empresa, rechazaron el pacto de la UGT con la patronal para no quedar expuestos como traidores ante la clase trabajadora. Sin embargo, demostraron que ellos también querían poner fin a la huelga al negarse a continuarla o a llamar a los trabajadores a movilizarse contra el acuerdo entreguista pactado por la UGT con los empresarios. Su única propuesta fue comprometerse a impugnar legalmente ciertos aspectos del acuerdo en una fecha posterior.

Si los trabajadores no logran derrotar la traición de la UGT, con el apoyo encubierto de CC.OO., verán cómo sus condiciones empeorarán significativamente. No recuperarán los salarios reales perdidos en los últimos años y podrían perder aún más poder adquisitivo si la inflación supera el 2,8 por ciento acordado para este año.

Tardarán 6 años en recuperar al completo el plus de toxicidad lo que ahorrará a las empresas millones de euros mientras los trabajadores están en situación de peligro sin que se les compense. Además, no hay criterios claros de que actividades son tóxicas lo que facilitará a las empresas que tareas peligrosas no sean declaradas como tal. Por otra parte, el acuerdo perpetua la precariedad al mantener contratos formativos por menos sueldo y seguir sin regular a los trabajadores fijos discontinuos que seguirán sin tener ninguna estabilidad laboral.

Pero ni siquiera es seguro que las empresas vayan a cumplir el acuerdo como han hecho de forma reiterada en el pasado con anteriores convenios. No existe ningún mecanismo de control y sanción y se excluye a los trabajadores del seguimiento de la implantación del convenio dejándolos expuestos a represalias en caso de denuncia.

Manuel Balber, portavoz de la Coordinadora de Trabajadores del Metal (CTM), uno de los sindicatos que se oponen al acuerdo, denunciaba que 'Aquí no estamos por un 2% o por el plus de tóxico, que también. Principalmente, estamos porque los convenios no se cumplen'

Otro punto que genera mucho rechazo es que el convenio se prolongue hasta el año 2032 sin posibilidad de modificaciones, lo que deja a los trabajadores atados de pies y manos hasta ese año sin capacidad de renegociar condiciones ante cambios económicos o sociales.

Pero esto tiene también fuertes implicaciones para el gobierno y sus planes de rearme. Por un lado, se asegura que el sector metalúrgico de Cádiz, clave para la fabricación de armamento, este operativo durante siete años sin huelgas.

En la reciente cumbre de la OTAN en La Haya, el gobierno español del PSOE y Sumar ya se comprometió a un aumento histórico del gasto militar hasta el 2,1 por ciento del PIB. Además, firmó un acuerdo para elevarlo al 5 por ciento del PIB para 2035. Este incremento del gasto militar, que inevitablemente se materializará tarde o temprano, provocará un aumento significativo de la austeridad y ataques devastadores contra el Estado del bienestar en España, empezando por la educación y la sanidad.

Los trabajadores del metal en Cádiz son especialmente conocidos por su lucha y combatividad. Hoy, las burocracias sindicales intentan asegurar a este y futuros gobiernos que no habrá más movilizaciones en Cádiz que puedan servir de ejemplo o unirse a otras luchas en España o a nivel internacional, incluso ante la amenaza de brutales ataques contra la clase obrera. Los trabajadores de Cádiz no solo se enfrentan a las empresas de su sector, sino también a las demandas del imperialismo español y de la OTAN.

De hecho, UGT y CC.OO. quieren evitar a toda costa que los diferentes conflictos en las industrias metalúrgicas puedan confluir. Hace tres semanas ambos sindicatos pusieron fin a la huelga del sector metalúrgico en la región de Cantabria tras firmar con los empresarios un convenio con mínimas concesiones.

Mientras tanto, junto a la huelga en Cádiz, los trabajadores de las empresas subcontratadas en Cartagena, en la región de Murcia, mantienen una huelga indefinida para negociar un nuevo convenio. Ni Comisiones Obreras ni UGT han hecho esfuerzo alguno por unificar estas huelgas y emprender una lucha conjunta. Por el contrario, intentan aislarlas y ponerles fin lo antes posible, como ya hicieron en Cantabria y ahora buscan hacer en Cádiz.

Aunque UGT no quería que se sometiera a votación el nuevo acuerdo, el viernes por la mañana una asamblea de más de mil trabajadores, convocada por los sindicatos minoritarios, votó en contra del acuerdo y decidió continuar la huelga. Los trabajadores criticaron con fuerza a la ministra de Trabajo y líder de Sumar, Yolanda Díaz a la que acusan de “mirar a otro lado” y de permitir que en «Navantia como empresa pública se permite la explotación de los trabajadores».

El enfado con Díaz ha ido a más al conocerse que el sábado asistió a la marcha del orgullo gay en Budapest prohibida por el gobierno de Orban pero que durante estas semanas no ha ido una sola vez a Cádiz a apoyar a los obreros y ni siquiera ha realizado ninguna declaración sobre el conflicto.

Díaz, quien en su momento formó parte del estalinista Partido Comunista de España (PCE), no apoya a los trabajadores porque eso implicaría enfrentarse a los sindicatos, con los que ella y su gobierno colaboran activamente. Sin embargo, tampoco puede apoyar públicamente el acuerdo de UGT, ya que eso la haría parecer aún más como una enemiga de la clase trabajadora española.

Los sindicatos minoritarios mantienen la huelga y han convocado una manifestación el lunes 30 para denunciar las maniobras de la UGT. La CTM está lanzando desesperados llamamientos al gobierno para que intervenga y busque una solución. Manuel Balber explicó, “Los trabajadores queremos que se respeten los acuerdos, queremos una vida digna, no queremos estar encerrados en prisiones.”

Pedirle al gobierno que busque una solución es como pedirle al lobo que cuide el gallinero. PSOE y Sumar son los defensores del capitalismo y el imperialismo español y sus intereses y los de sus socios en los sindicatos son los de las empresas y no los de los trabajadores. Los trabajadores solo pueden confiar en sí mismos; deben formar comités de base para oponerse a los esfuerzos de la burocracia sindical por contener y desmovilizar su lucha, pero también para enfrentarse a gobiernos europeos como el del PSOE y Sumar, que impulsan la austeridad y la explotación para defender los intereses del capitalismo y el imperialismo.

(Publicado originalmente en inglés el 29 de junio de 2025)

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