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China continúa su esfuerzo por alejarse del dólar estadounidense

China continúa desafiando la dominación del dólar sobre el sistema financiero mundial y busca reforzar el papel de su moneda, el renminbi (yuan), flexibilizando las restricciones a su circulación y promoviendo una gran expansión de su mercado interno que resulte atractiva para los inversionistas extranjeros.

El primer ministro chino, Li Qiang, habla durante la sesión de apertura del Congreso Nacional del Pueblo en Beijing, 5 de marzo de 2025 [AP Photo/Ng Han Guan]

Estos fueron los temas centrales del discurso pronunciado por el primer ministro chino Li Qiang durante la reunión de verano del Foro Económico Mundial (FEM), también conocida como el “Davos de verano”, celebrada esta semana en la ciudad de Tianjin, en el norte de China.

Aunque no hizo referencia directa a Estados Unidos ni a las acciones del gobierno de Trump, Li afirmó que China “abrirá aún más sus puertas al mundo” y advirtió sobre la “fragmentación” de las cadenas de suministro globales, presentando a China como una fuerza estabilizadora de la economía mundial.

Señaló que las autoridades están desarrollando el país “como una mega potencia consumidora, además de su sólida base como potencia manufacturera”, lo cual traería “vastos mercados para las empresas de todos los países”.

Aunque reconoció la existencia de múltiples fricciones comerciales, sostuvo que China “avanzará firmemente y continuará inyectando más estabilidad y certidumbre a la economía mundial”, al tiempo que hizo un llamado a “todas las partes a evitar la politización de los asuntos económicos y comerciales”.

“La globalización económica no se revertirá; simplemente tomará un nuevo rumbo. Vamos a integrarnos y conectarnos aún más con el mercado mundial”, afirmó. “No vamos ni deberíamos volver a islas cerradas y aisladas”.

Uno de los aspectos de esta integración más estrecha es el impulso de China al mayor uso del renminbi, en lugar del dólar estadounidense, en sus transacciones comerciales y financieras internacionales. El fomento del uso internacional de la moneda china ha sido durante mucho tiempo un objetivo de Beijing.

Pero como señaló recientemente Bloomberg, “lo que distingue el impulso más reciente es el momento: las autoridades chinas ven en las decisiones erráticas de EE.UU. y las tensiones geopolíticas el entorno más favorable en años para promover el yuan”.

El discurso de Li se produjo una semana después de la intervención del gobernador del banco central de China, Pan Gongsheng, en un importante foro económico, donde abogó por un sistema monetario “multipolar” en el que “las monedas soberanas coexistan y compitan con equilibrios y contrapesos”.

Sus declaraciones se produjeron un día después de que la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, propusiera en un artículo de opinión en el Financial Times la perspectiva de un momento “global del euro”, otra expresión del impulso por alejarse de la supremacía del dólar.

Uno de los principales obstáculos para aumentar el papel internacional del renminbi ha sido la existencia de controles chinos sobre los flujos de capital, pero se están tomando medidas para flexibilizarlos. Aunque están lejos de convertir al sistema financiero chino en lo que se requiere para que el renminbi funcione al nivel del dólar o incluso del euro, representan avances significativos.

Entre estas medidas se incluye la flexibilización de los controles de capital, la expansión de los sistemas de pagos transfronterizos y el desarrollo de nuevos productos financieros capaces de atraer inversión extranjera.

Como dijo a Bloomberg Lynn Song, economista jefe para China de UNG Bank: “Las medidas para integrar aún más a China con el sistema financiero mundial parecen pasos en la dirección correcta, ya que China quiere asegurarse de que el yuan participe en la conversación sobre monedas globales importantes”.

Pero aún queda mucho camino por recorrer, tal como advirtieron economistas de Morgan Stanley en un análisis reciente. “A nivel fundamental, el uso internacional ampliado del yuan depende de una economía robusta y de mayores avances en la convertibilidad de la cuenta de capital”.

Aquí el gobierno enfrenta dos problemas: estimular la economía interna y el temor de que, si se relajan demasiado los controles financieros, se produzca una fuga de capitales que desestabilice el país.

No obstante, se percibe un cambio palpable hacia un uso mayor del renminbi y un alejamiento del dólar.

El Sistema de Pagos Internacionales Transfronterizos de China (CIPS, por sus siglas en inglés), lanzado por el banco central hace diez años para facilitar pagos transfronterizos con China fuera del marco del dólar, continúa expandiéndose con la incorporación de más bancos extranjeros y su extensión hacia regiones como Medio Oriente, Asia Central, África y Singapur.

El sistema CIPS se vuelve cada vez más atractivo ante el uso que hace Estados Unidos de su control del sistema de pagos internacional dominante, SWIFT, para imponer sanciones: el ejemplo más claro fueron las sanciones contra Rusia al inicio de la guerra de Ucrania.

Otra fuente de tensiones es el intento de EE.UU. de presionar a otros países, mediante la imposición de aranceles, para que reduzcan sus vínculos económicos con China, una cuestión a la que también se refirió Li en su discurso.

“Algunos países y regiones,” dijo sin nombrar directamente a Estados Unidos ni, en cierta medida, a la Unión Europea, “han interferido en la actividad del mercado en nombre de la reducción de riesgos.”

Las prohibiciones sobre el uso de tecnología son otro aspecto del ataque liderado por EE.UU. contra China, y Li enfatizó que “la innovación de China es abierta y de código abierto”. Destacando que DeepSeek y Alibaba han puesto a disposición del mundo sus modelos de lenguaje de inteligencia artificial, afirmó: “Estamos dispuestos a compartir tecnologías autóctonas”.

Las declaraciones de otros participantes en la reunión de verano del FEM señalaron la enorme disrupción causada por las acciones del gobierno de Trump, particularmente en lo relativo a decisiones de inversión.

Hablando durante un panel, Victor Lap-lik Chu, director ejecutivo de una firma de inversiones con sede en Hong Kong, dijo: “Si hoy decidieras construir una planta adicional, no podrías calcular el valor de tu inversión porque no sabes cuál será el precio real en tres o cuatro años. Hay percepciones de que, si inviertes en determinados países, sufrirás presiones por parte de otros gobiernos”.

Incluso antes de la guerra económica de Trump, la inversión extranjera global ya venía en descenso. Una agencia de la ONU informó que la inversión extranjera directa cayó un 11,5 por ciento en 2024, después de una disminución el año anterior.

El viceministro italiano de Empresa y Hecho en Italia, Valentino Valentini, declaró que la guerra comercial incrementa los riesgos geopolíticos. Afirmó que EE.UU. está utilizando los aranceles como “una fuente de ingresos para compensar una deuda extremadamente pesada”.

“En una situación geopolítica, eso es verdaderamente nefasto. Un economista francés muy famoso del siglo pasado dijo: ‘Donde las mercancías no cruzan las fronteras, los ejércitos sí lo hacen’. Ante la situación actual, no podemos aceptar eso”.

En el otro extremo del mundo, la creciente deuda estadounidense —uno de los factores principales que minan la confianza en el dólar y alimentan los intentos por abandonarlo— está en el centro del conflicto en torno al “enorme y hermoso presupuesto” de Trump.

La Oficina Presupuestaria del Congreso ha indicado que la versión del proyecto de ley aprobada por la Cámara incrementaría la deuda de EE.UU. en 2,4 billones de dólares para 2034. El Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca ha alegado que habría una reducción de la deuda gracias al crecimiento estimulado por los recortes fiscales.

Los opositores republicanos al presupuesto exigen recortes más profundos en el gasto en prestaciones sociales de los ya previstos.

Sus posturas fueron resumidas la semana pasada por el senador republicano por Wisconsin, Ron Johnson: “Lo que nos preocupa es una crisis aguda de deuda. Lo que queremos evitar es que los acreedores globales miren a Estados Unidos y digan: ustedes son un riesgo crediticio”.

(Artículo originalmente publicado en inglés el 27 de junio de 2025)

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