Español

Los trabajadores del metal en Cádiz rechazan la traición de los sindicatos en el convenio

Hogueras en el primer día de huelga metalúrgica de Cantabria [Photo by UGT Cantabria]

Esta semana, los trabajadores del metal de Cádiz rechazaron la traición que suponía el convenio que las burocracias sindicales habían firmado en un esfuerzo por desconvocar su huelga. Los días 18 y 19 de junio, alrededor de 26.000 trabajadores del metal de Cádiz apoyaron, con casi el 100 por ciento de participación, dos días de paros para forzar un nuevo convenio colectivo con la patronal de la industria metalúrgica de Cádiz, FEMCA. Si no se llegaba a un acuerdo, a partir del lunes 23 la huelga pasaría a ser indefinida como finalmente ha sucedido.

Este convenio que se está negociando debe sustituir al firmado por los sindicatos Comisiones Obreras (CCOO) y Unión General de Trabajadores (UGT) en 2021. Ese año, las burocracias de CCOO y UGT traicionaron a los trabajadores, imponiendo una pérdida salarial del 7 al 8 por ciento y sin abordar cuestiones clave como la precariedad laboral, las largas jornadas o las condiciones laborales peligrosas. Las centrales sindicales intentan una vez más forzar un acuerdo con la patronal que implica una grave pérdida de derechos y condiciones laborales para los trabajadores.

En la noche del domingo 22, el sindicato socialdemócrata UGT, mayoritario en el comité de empresa, anunció que había llegado a un acuerdo con la patronal. El secretario provincial de UGT, Antonio Montoro, lo calificó como una herramienta 'positiva' para salir del estancamiento del conflicto y declaró que proporcionaría una 'estabilidad importante'.

La realidad es que el convenio propuesto era un nuevo ataque a las condiciones laborales y sociales de los trabajadores, que empeoraría aún más lo que ya se había perdido en 2025. A nivel salarial los trabajadores no recuperan lo perdido en los últimos años, a partir de 2025, los salarios subirán según el IPC real, pero con un tope del 2,5 %. Si el IPC es mayor, la diferencia se paga como un complemento aparte y no se suma al salario base, lo que implica una pérdida real de poder adquisitivo.

El convenio también establecería un sueldo miserable de solo el 75 por ciento del salario base para los nuevos trabajadores durante los primeros 18 meses de su contrato. Además, no limita la subcontratación ni el empleo temporal. Adicionalmente, el nuevo acuerdo duraría hasta 2032, dejando a los trabajadores sin poder de negociación durante 7 años. La prensa local citó a trabajadores que dijeron que 'este sería el peor convenio en 40 años'.

Cuando el lunes UGT llevó el acuerdo a las asambleas de trabajadores con la idea de que podrían engañar a los obreros sin problemas estos rechazaron el mismo y decidieron continuar con la huelga indefinida.

Este rechazo muestra la importancia de la organización por la base de los trabajadores y de que estos tengan su propia voz. Un par de semanas antes otro acuerdo traicionero de los sindicatos en la región de Cantabria para imponer un convenio que apenas suponía mínimas mejoras para los obreros del metal en esta región fue aprobado por asambleas en las que solo participaron los delegados sindicales, algo más de 200 sobre 22.000 trabajadores. Estos delegados en su mayoría conforman las capas inferiores de la burocracia sindical.

El acuerdo de Cantabria justamente buscaba evitar que la huelga de Cantabria pudiera extenderse y confluir con la de Cádiz y con otras zonas donde hay movilizaciones en marcha como Cartagena o Coruña.

El intento de traición indignó a los trabajadores de Cádiz. Cuando se conoció el acuerdo el lunes por la mañana, varios centenares de trabajadores marcharon en protesta hacia la sede de UGT. La respuesta del gobierno PSOE-Sumar que se denomina a si mismo hipócritamente “el más progresista de la historia” fue inmediatamente defender a sus lacayos sindicales enviando contra los trabajadores a decenas de policías antidisturbios que los atacaron con violencia y detuvieron a tres de ellos.

Cínicamente el otro sindicato CCOO dijo no apoyar el acuerdo, para el que no se necesitan sus votos al ser minoritario en el comité de empresa. Comisiones Obreras trata a toda costa de no quemarse y no aparecer como traidores ante los trabajadores, pero se negó a mantener la huelga y sigue negociando con la UGT buscando maquillar este acuerdo para tratar de imponérselo con mentiras a los trabajadores.

El gobierno del Partido Socialista Obrero Español (PSOE)-Sumar es débil, plagado de escándalos de corrupción y comprometido con el rearme y el aumento del gasto militar, lo que llevará a nuevos recortes sociales. Este plan de rearme dependerá en gran medida de las industrias metalúrgicas como las que ahora están en huelga en Cádiz. Tanto el PSOE como Sumar están haciendo todo lo posible para evitar que la huelga se extienda y amenace sus planes y su propia supervivencia. Para ello, cuentan con la ayuda de las burocracias sindicales.

Ningún ministro o dirigente del partido pseudoizquierdista Sumar, incluida su líder y ministra de Trabajo Yolanda Díaz, ha rechazado el acuerdo. La diputada de Sumar por Cádiz, Esther Gil, ha asegurado que el acuerdo 'refuerza la precariedad' y que respeta la decisión de los trabajadores que lo rechazaron. Sin embargo, ni ella ni nadie en Sumar criticó las traiciones de UGT y CCOO.

Con estas declaraciones Sumar en Cádiz trata de salvar la cara ante la clase obrera mientras que en España forma parte del gobierno que reprime y detiene trabajadores.

La posición de Podemos, la otra fuerza pseudoizquierdista que hasta hace dos años formó parte del gobierno fue igualmente hipócrita. Su portavoz en Andalucía calificó la huelga como un símbolo de la “dignidad de la clase trabajadora” en pie de lucha, evitando cualquier crítica a los sindicatos traidores. En 2021, como parte del gobierno, Podemos buscó pisotear esa dignidad de la clase trabajadora enviando cientos de policías antidisturbios fuertemente armados, incluso con vehículos blindados, contra los obreros en huelga.

La huelga continúa con piquetes, cortes de carreteras y marchas de trabajadores con consignas como “¡Guerra, guerra, guerra!” y “Ni un paso atrás en la lucha del metal”.

El miércoles 25, miles de trabajadores y sus familias se manifestaron por Cádiz, finalizando el recorrido frente a las sedes de CCOO. y de UGT para denunciar sus traiciones. Espontáneamente, cientos de vecinos salieron a las calles y balcones para apoyar a los trabajadores. Varios hospitales y centros de salud también se sumaron: el personal médico y los pacientes aplaudieron en solidaridad al paso de la marcha por sus instalaciones.

La dirección de la huelga está ahora en manos de pequeños sindicatos coma la Coordinadora de Trabajadores del Metal y la CGT. Estos sindicatos denuncian a las burocracias de CCOO y UGT y sus traiciones, pero en última instancia limitan la lucha al sector del metal en Cádiz y no aportan una perspectiva política de lucha contra la guerra, el ajuste y el gobierno del PSOE y Sumar.

Confrontar a las empresas del metal en Cádiz requiere enfrentarse a sus poderosos aliados: los sindicatos, el gobierno PSOE-Sumar, y su agenda de austeridad y guerra, detrás de la cual se encuentra toda la clase capitalista. Ganar esta batalla requiere establecer comités de base independientes y democráticos con una perspectiva socialista y anticapitalista para ampliar la lucha a otros sectores de la clase trabajadora en toda España e internacionalmente.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 26 de junio de 2025)

Loading