La cumbre de la OTAN, que tuvo lugar el martes y miércoles en La Haya, Países Bajos, pasará a la historia como un hito en el avance de las potencias imperialistas hacia una tercera guerra mundial. Los 31 miembros de la alianza militar más poderosa del mundo acordaron el rearme más amplio de Europa desde la Segunda Guerra Mundial.
En lugar del 2 por ciento actual, pretenden gastar un 5 por ciento del PIB en fines bélicos en un plazo máximo de 10 años: un 3,5 por ciento en gastos puramente militares como tropas y armamento, y otro 1,5 por ciento en medidas ampliadas como ciberseguridad, infraestructura y construcción de cuarteles. En lugar de 1,5 billones de dólares en 2024, la OTAN gastaría entonces 2,8 billones de dólares en fines militares, sin contar el crecimiento económico ni la inflación. Esto equivale a más que toda la producción económica anual de Canadá o de Italia.
El aumento del gasto militar se justifica, por un lado, por la presión de Estados Unidos, que actualmente gasta más en fines militares que todos los demás miembros de la OTAN juntos, y desde hace tiempo exige que estos asuman una mayor parte. Por otro lado, la “amenaza a largo plazo que representa Rusia para la seguridad euroatlántica y la amenaza persistente del terrorismo”, como afirma la declaración de la cumbre, sirve como otra justificación.
Ambos argumentos ocultan las causas más profundas del desvío creciente de los recursos sociales hacia fines de destrucción y aniquilación. La cumbre tuvo lugar en medio de guerras en escalada de las que la OTAN es responsable.
Unos días antes de la cumbre, Israel y Estados Unidos lanzaron un ataque contra Irán en violación del derecho internacional, asesinando a decenas de militares, políticos y científicos, matando a numerosos civiles y destruyendo instalaciones militares y nucleares. Sin embargo, aunque los europeos ni siquiera fueron consultados de antemano, celebraron este ataque bárbaro.
El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, escribió en un mensaje privado al presidente estadounidense Donald Trump: “Felicidades y gracias por tu acción decisiva en Irán, fue verdaderamente extraordinaria, y algo que nadie más se atrevió a hacer. Nos hace a todos más seguros”. Trump publicó de inmediato el mensaje en su canal de redes sociales. El genocidio israelí en Gaza, que continúa sin cesar, también cuenta con el apoyo de los miembros de la OTAN.
Las potencias europeas —especialmente las llamadas E3: Alemania, Francia y Reino Unido— están decididas a continuar la guerra contra Rusia a toda costa, incluso si Ucrania está exhausta militar y financieramente. Una parte significativa de los preparativos de la cumbre tenía como objetivo mantener a Estados Unidos involucrado y evitar que Trump se retire de la guerra y llegue a un acuerdo con Putin por encima de los europeos.
En realidad, no es Rusia la que amenaza a Europa, sino todo lo contrario. El avance constante de la OTAN hacia Europa del Este y la antigua Unión Soviética provocó la invasión reaccionaria de Ucrania por parte de Rusia. Putin advirtió repetidamente que la integración del país, con sus 2.000 kilómetros de frontera con Rusia, en la OTAN era una línea roja que no toleraría que se cruzara.
La política bélica agresiva de EE.UU. y de los europeos también agudiza los conflictos dentro de la propia OTAN. Trump está imponiendo aranceles punitivos a sus “socios” europeos y los amenaza con la anexión de Groenlandia. No se están rearmando para hacerle un favor, sino para sostenerse militarmente sobre sus propios pies y perseguir sus intereses imperialistas de manera independiente —incluso, si es necesario, contra EE.UU.
La cumbre en La Haya fue una cumbre de crisis, y puede haber sido la última de su tipo. No se escatimaron gastos para encubrir esto y evitar una ruptura abrupta. Alrededor de 9.000 participantes, incluidos 45 jefes de Estado y de gobierno y aproximadamente el mismo número de ministros de asuntos exteriores y de defensa, participaron en una reunión que se limitó esencialmente a una cena con el rey y —por consideración a Trump— una sesión de trabajo de dos horas y media. Costo: 183 millones de euros. Se acordonaron amplias zonas de La Haya.
Rutte halagó al aspirante a dictador Trump con palabras serviles que harían sonrojar incluso a un cortesano bizantino. No solo lo elogió por el ataque contra Irán, sino que también escribió:
Estás a punto de aterrizar en otro gran éxito esta noche en La Haya. No fue fácil, ¡pero los tenemos a todos firmando el 5 por ciento!
Donald, nos has guiado a un momento realmente, realmente importante para América, Europa y el mundo. Lograrás algo que NINGÚN presidente estadounidense en décadas pudo lograr.
Europa va a pagar en GRANDE, como debe ser, y será tu victoria.
La declaración final de la cumbre se limitó a cinco breves párrafos. En Vilna, en 2023, hubo 90, y en Washington, en 2024, 44. El objetivo era evitar desacuerdos abiertos o que Trump cambiara de opinión nuevamente en el vuelo de regreso.
La declaración reafirma “nuestro férreo compromiso con la defensa colectiva consagrada en el Artículo 5 del Tratado de Washington”, el cual Trump había puesto en duda durante el vuelo hacia la cumbre.
Sin embargo, no hubo una declaración de apoyo a Ucrania por parte de la OTAN, ni se mencionó el ingreso de Ucrania a la alianza. Hace un año, la Declaración de Washington afirmaba: “El futuro de Ucrania está en la OTAN”. En cambio, la Declaración de La Haya afirma ahora: “Los aliados [es decir, los Estados miembros individuales y no la OTAN en su conjunto] reafirman sus compromisos soberanos duraderos de brindar apoyo a Ucrania, cuya seguridad contribuye a la nuestra.”
El aumento del gasto militar al 5 por ciento, lo que para muchos países europeos implica triplicar sus presupuestos actuales, coloca en la agenda ataques sociales feroces y luchas de clases. De su desenlace dependerá si prevalecen los belicistas o logra imponerse la clase trabajadora.
Alemania, que tiene cierto margen financiero gracias a una baja proporción de deuda del 63 por ciento, intenta aprovecharlo mediante un nuevo endeudamiento masivo. El gobierno ha presentado un plan presupuestario que prevé alcanzar el objetivo del 5 por ciento en apenas cinco años.
Pero otros países, que ya están fuertemente endeudados, no disponen de esta opción. El Reino Unido y España, con ratios de deuda del 100 por ciento, Bélgica con 105 por ciento y Francia con 113 por ciento, aún no han presentado ningún plan de financiación. Tendrán que recortar el gasto social con mayor rapidez y brutalidad para cumplir con el objetivo de la OTAN.
El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, inicialmente se negó a aceptar el objetivo del 5 por ciento, pero cedió luego de que Trump lo reprendiera y Rutte le ofreciera un compromiso que le permitiera salvar la cara.
(Artículo originalmente publicado en inglés el 25 de junio de 2025)