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Perspectiva

¡Detengan la guerra contra Irán!

Una columna de humo emerge de una instalación petrolera atacada por Israel, Teherán, 16 de junio de 2025 [AP Photo/Vahid Salemi]

El imperialismo estadounidense y su representante israelí siguen intensificando su guerra ilegal y no provocada de agresión contra Irán, con aviones B-52 estadounidenses con capacidad nuclear y grupos de batalla de portaaviones listos para emprender un ataque inminente.

Casi un cuarto de siglo después de que Estados Unidos invadiera Afganistán e Irak, la clase dominante estadounidense se prepara una vez más para lanzar una guerra criminal, esta vez contra un vasto país con una población más de tres veces mayor que Irak.

A través de la guerra, el aspirante a dictador Donald Trump y la oligarquía financiera que gobierna a través de los partidos Republicano y Demócrata esperan:

  • Volver a imponer los grilletes de la subyugación neocolonial en Irán, 45 años después de que el pueblo iraní derrocara la dictadura monárquica del sha instalado por Estados Unidos.
  • Asegurar el control imperialista irrestricto de los Estados Unidos sobre la principal región exportadora de petróleo del mundo y las principales rutas comerciales oceánicas mundiales, a fin de prepararse para la guerra con los principales adversarios estratégicos de Washington, China y Rusia.
  • Evitar la crisis económica y el colapso financiero a través del saqueo.
  • Desviar la atención de una crisis interna masiva y la creciente oposición social.

Las consecuencias de esta apuesta imprudente serán catastróficas para el pueblo iraní, Oriente Próximo y el mundo entero.

A pesar de todo su matonismo fuertemente armado, sus engaños y estafas, el resultado de esta guerra será al menos tan desastroso como las “guerras de elección” que el imperialismo estadounidense libró en Afganistán, Irak, Vietnam y Corea.

Las élites políticas en los Estados Unidos y otros centros imperialistas, por otro lado, están en pleno modo de propaganda de guerra. Irán es vilipendiado como un “Estado terrorista” y una amenaza “existencial” para el pueblo israelí y estadounidense.

Pero ¿quién se tomará esto en serio después de décadas de mentiras y criminalidad, después de haber sido bombardeado con afirmaciones de que Irak poseía “armas de destrucción masiva” e interminables excusas para Israel mientras bombardea hospitales y mata a personas que hacen cola para conseguir comida en su campaña para matar a los palestinos y expulsarlos de Gaza?

Hace veintidós años, en el lanzamiento de la “invasión de conmoción y pavor” del Pentágono en Irak, el presidente del World Socialist Web Site, David North, escribió: “Cualquiera que sea el resultado de las etapas iniciales del conflicto que ha comenzado, el imperialismo estadounidense tiene una cita con el desastre. No puede conquistar el mundo. No puede volver a imponer grilletes coloniales a las masas de Oriente Próximo”.

El imperialismo estadounidense va a la guerra no solo contra los 90 millones de personas de Irán, sino contra todo el mundo. El viernes, millones de personas salieron a las calles de Irán y otros países de Oriente Próximo para expresar su oposición al asalto ilegal de EE.UU. e Israel.

En todo el mundo, la gente entiende que el Gobierno de Trump se está preparando para una guerra de agresión en alianza con Israel, cuyo ataque genocida contra Gaza lo ha convertido en el Estado más despreciado del mundo.

En los Estados Unidos, hay un creciente movimiento de masas contra Trump. Hubo unas 10-15 millones de personas en las protestas del 14 de junio llamadas “Sin Reyes”. Además, una encuesta del Washington Post encontró que los estadounidenses a los que encuestó se oponen a la participación de Estados Unidos en una guerra contra Irán por un margen de casi dos a uno.

La clase obrera, como explicaron los marxistas clásicos, debe evaluar su actitud hacia cualquier guerra examinando los intereses sociales involucrados.

La guerra entre Estados Unidos e Israel contra Irán es una guerra imperialista. Se está librando en un país históricamente oprimido. El factor dominante en su historia política ha sido una lucha de un siglo por la emancipación del imperialismo británico y luego estadounidense.

Además, la guerra es parte de una cadena interconectada de operaciones militares que abarca décadas. Los mismos Gobiernos, organizaciones y medios de comunicación que ahora respaldan el ataque de Israel contra Irán fueron los más estridentes en apoyar la guerra contra Rusia, provocada por las potencias imperialistas y justificada sobre la base de la invasión rusa de Ucrania.

Durante los últimos 35 años, el imperialismo estadounidense ha tratado de revertir las consecuencias de la ola de revoluciones anticoloniales y sociales del siglo XX y contrarrestar la erosión de su hegemonía global a través de un militarismo y una agresión en constante expansión.

El World Socialist Web Site, el Comité Internacional de la Cuarta Internacional y sus Partidos Socialistas por la Igualdad afiliados defienden inequívocamente la derrota del imperialismo estadounidense y su representante israelí.

Irán es un país capitalista, dirigido por un régimen nacionalista burgués reaccionario. Tras llegar al poder sobre la base de la Revolución de 1979, su mayor temor es la clase trabajadora. Frente a las crecientes amenazas estadounidenses en las últimas dos décadas, la burguesía iraní ha combinado repetidos esfuerzos para llegar a un acuerdo con Washington con un impulso para eliminar lo que queda de las concesiones sociales hechas inmediatamente después de la explosión popular que derrocó al sha.

El Comité Internacional de la Cuarta Internacional se opone al Gobierno burgués en Irán. Pero su actitud ante la guerra inminente está determinada por el hecho de que Irán, un país históricamente oprimido, está amenazado de subyugación y aniquilación por una alianza de potencias imperialistas. La resistencia iraní a la embestida imperialista es totalmente legítima y políticamente progresista.

Aquellos que argumentan que el carácter reaccionario del Gobierno iraní niega el derecho de Irán a defenderse están dando cobertura “de izquierda” a la campaña de guerra imperialista.

Como escribió León Trotsky en 1937, poco después de que el imperialismo japonés lanzara su guerra de conquista contra China, cuando un país oprimido es atacado por el imperialismo, el deber de los socialistas es defenderlo independientemente del carácter reaccionario de su Gobierno. Respondiendo a aquellos que se negaron a defender a China, porque entonces estaba dirigida por Chiang Kai-shek y el nacionalista burgués Kuomintang, que estranguló la revolución antiimperialista de 1925-27 y masacró a decenas de miles de trabajadores de inclinación revolucionaria, Trotsky explicó:

China es un país semicolonial que Japón está transformando, ante nuestros propios ojos, en un país colonial. La lucha de Japón es imperialista y reaccionaria. La lucha de China es emancipadora y progresista...

Japón y China no están en el mismo plano histórico. La victoria de Japón significará la esclavización de China, el fin de su desarrollo económico y social y el terrible fortalecimiento del imperialismo japonés. La victoria de China significará, por el contrario, la revolución social en Japón y el libre desarrollo, es decir, sin trabas por la opresión externa, de la lucha de clases en China.

La clase trabajadora en Irán y en todo el mundo debe oponerse al ataque estadounidense-israelí, pero debe hacerlo a través de sus propios métodos de lucha de clases. Esto significa desarrollar una contraofensiva global de la clase trabajadora que vincule la lucha contra la guerra imperialista y el asalto cada vez más amplio a los derechos sociales y democráticos de la clase trabajadora con la lucha contra el capitalismo.

En términos militares convencionales, los atacantes estadounidenses-israelíes tienen una gran ventaja en poder destructivo. Pero como la historia de las revoluciones y las guerras coloniales ha demostrado repetidamente, el poder militar, aunque significativo, es solo un factor.

La principal vulnerabilidad del imperialismo radica en el potencial masivo y en rápida expansión de la oposición social que existe en Oriente Próximo, en toda Asia, África y en la creciente resistencia de los trabajadores en los centros imperialistas.

Es esta fuerza la que constituye la respuesta decisiva a la agresión imperialista y a la guerra global en expansión y que debe ser movilizada. Esto solo se puede hacer en oposición implacable a todas las burguesías rivales, sus Gobiernos y representantes políticos.

En los Estados Unidos, todas las facciones del Partido Demócrata y su principal voz mediática, el New York Times, apoyan una guerra organizada por un presidente que ellos mismos admiten que viola sistemáticamente la Constitución y busca establecer una dictadura presidencial.

Trump está librando una guerra en dos frentes: en el extranjero contra Irán y en casa contra los derechos democráticos y la clase trabajadora. Estas son las dos caras de la misma moneda. Una guerra con Irán irá inevitablemente acompañada de una escalada de represión política y austeridad social. Ante un presupuesto de guerra que ya supera el billón de dólares, la clase trabajadora se verá obligada a pagar la factura.

El impulso anticonstitucional de Trump para establecer una dictadura presidencial dentro de los Estados Unidos y la guerra ilegal contra Irán son elementos interconectados de un régimen criminal. La interacción de estos elementos amenaza a los Estados Unidos y al mundo con una catástrofe. Si hay algún país que necesita desesperadamente un cambio de régimen, es Estados Unidos.

Los mismos procesos básicos están presentes en Europa. Las negociaciones mantenidas por las potencias imperialistas europeas con el canciller iraní en Viena el viernes fueron un fraude, con el objetivo de intimidar a Teherán para que se rindiera. Cualquier reserva que tengan sobre el impulso bélico de Trump giran en torno a sus propios intereses depredadores: que podrían verse incinerados en el infierno que Trump y Netanyahu han iniciado; que la guerra total en Oriente Próximo desviara el material de guerra estadounidense de Ucrania; y que están en riesgo de ser cortados por Washington del botín de la conquista y el saqueo imperialistas.

Los regímenes capitalistas chino y ruso, basándose en los cálculos más pragmáticos y a corto plazo y aferrándose a la esperanza de que puedan llegar a un acuerdo con Trump y el imperialismo estadounidense, no han tomado ninguna medida para oponerse al ataque contra Irán.

En cuanto al régimen iraní, su conducta antes y durante la guerra solo ha subrayado que la burguesía nacional es incapaz de librar una lucha contra el imperialismo. Incluso ahora, después de que Trump ha exigido una “rendición incondicional”, insiste en hacer llamamientos al dictador fascista en potencia, al tiempo que pide que los gánsteres imperialistas europeos intervengan en su nombre.

Esta guerra, al igual que la Primera Guerra Mundial y la Segunda Guerra Mundial, surge de las contradicciones fundamentales del capitalismo: entre una economía globalmente integrada y el anticuado sistema de Estados nación, y entre la propiedad privada de los medios de producción y el carácter social de la vida económica moderna.

El Comité Internacional de la Cuarta Internacional y sus Partidos Socialistas por la Igualdad afiliados llama a oponerse masivamente a los planes de la Administración de Trump de lanzar una guerra directa contra Irán. Llamamos a organizar protestas, manifestaciones y huelgas para oponernos a este acto de agresión imperialista.

Solo la clase obrera internacional, armada con un programa socialista revolucionario, puede poner fin a la guerra imperialista y al sistema capitalista que la engendra. El CICI insiste en que la lucha contra la guerra debe fusionarse con la lucha por el poder obrero y la reorganización socialista de la vida económica mundial.

Complete el siguiente formulario para unirse al Partido Socialista por la Igualdad.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 20 de junio de 2025)

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