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La Reserva Federal mantiene las tasas sin cambios, lo que provoca nuevos ataques de Trump

La Reserva Federal de Estados Unidos mantuvo sin cambios su tasa de interés durante su reunión de ayer, preparando el terreno para nuevos conflictos con el presidente Trump, quien ha lanzado una serie de ataques contra su presidente, Jerome Powell.

En los días previos a la reunión, Trump calificó a Powell de “cabeza hueca” por no haber reducido las tasas al menos un punto porcentual. Advirtió que la Casa Blanca podría “obligar a hacer algo”, sin precisar de qué se trataba.

El presidente Donald Trump y el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell [AP Photo/John Raoux, Susan Walsh]

De manera significativa, Trump vinculó el asunto al aumento de los pagos de intereses sobre la deuda estadounidense, lo que se está convirtiendo en un motivo de creciente preocupación.

“Vamos a gastar 600.000 millones de dólares al año por culpa de un cabeza hueca que está allí sentado diciendo: ‘no veo razones suficientes para recortar las tasas’”, declaró a los periodistas. “Puede que tenga que obligar a que se haga algo”.

Hablando con la prensa el miércoles, antes de que la Reserva Federal anunciara su decisión, Trump renovó su ataque y aumentó su exigencia de un recorte de tasas al 2 por ciento. “Tenemos a una persona estúpida, francamente, en la Reserva Federal”, dijo, preguntando si podía “nombrarse a sí mismo” al banco central.

“Soy desagradable. Soy amable. Nada funciona”, continuó, insistiendo nuevamente en la necesidad de recortar las tasas para reducir los pagos de deuda de EE.UU.

Además de la preocupación por la deuda estadounidense, las continuas arremetidas de Trump expresan los crecientes problemas que enfrenta la economía de EE.UU., que amenazan con hacer estallar la ficción de su promesa electoral de que su presidencia traería una nueva “edad de oro” de expansión económica.

Estas cuestiones se reflejaron al menos en parte en las deliberaciones y proyecciones del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés) sobre el rumbo de la economía estadounidense. Aunque no se mencionó la palabra, hay temor de que se esté entrando en un período de estanflación, en el que la inflación aumenta mientras que la economía se desacelera. El crecimiento no se acercará al 2,5 por ciento para 2024.

En sus proyecciones, los funcionarios de la Reserva Federal redujeron la expectativa media de crecimiento para este año del 1,7 por ciento al 1,4 por ciento, junto con un aumento de la tasa de desempleo del 4,2 al 4,5 por ciento. También elevaron su predicción de inflación para finales de 2025 del 2,7 al 3 por ciento.

En sus comentarios preparados, Powell señaló que las encuestas a hogares y empresas habían reportado “una caída en el sentimiento en los últimos meses y una incertidumbre elevada respecto a las perspectivas económicas, reflejando en gran parte preocupaciones sobre la política comercial”.

Advirtió que la Reserva podría encontrarse en el “escenario desafiante en el que las metas de nuestro mandato dual entren en tensión”. El mandato dual se refiere a los dos objetivos de estabilidad de precios y pleno empleo.

Powell afirmó que la Reserva estaba en una buena posición para observar cómo los aumentos arancelarios impactaban la economía, pero dejó claro que habría un aumento en la inflación.

“En última instancia, el costo del arancel debe pagarse, y parte de él recaerá sobre el consumidor final”, dijo durante la ronda de preguntas en su conferencia de prensa.

“Lo sabemos porque eso es lo que dicen las empresas, eso es lo que dicen los datos del pasado. Sabemos que eso se viene y solo queremos ver un poco de eso antes de emitir juicios prematuros”, agregó, tratando de justificar la decisión de mantener las tasas en su nivel actual.

Anteriormente, Powell fue duramente criticado por no haber subido las tasas de interés con suficiente rapidez tras el auge de precios al inicio de la pandemia de COVID-19, afirmando que las subidas de precios eran “transitorias”. Sus declaraciones de ayer intentaban tranquilizar a quienes lo criticaron en ese momento. Dijo que “nuestro trabajo es asegurar que un aumento puntual en la inflación no se convierta en un problema inflacionario”.

El panorama incierto provocó una mayor divergencia entre los 19 funcionarios de la Reserva Federal que presentaron sus proyecciones. Diez de ellos dijeron esperar que la Fed reduzca las tasas antes de fin de año. Esta fue una mayoría menor que en las proyecciones de marzo. Dos señalaron que esperaban una única reducción y siete no previeron cambios, en comparación con cuatro en marzo.

El Financial Times informó que el economista jefe para Norteamérica de Capital Economics, Paul Ashworth, comentó que se estaban formando “dos bloques muy distintos dentro del FOMC”. Un grupo busca reducir los costos de endeudamiento por temor al crecimiento, mientras que el otro se concentra en los riesgos inflacionarios.

Los acontecimientos internacionales no se abordan explícitamente en las declaraciones de la Reserva Federal sobre tasas de interés, pero sin duda ocupan un lugar importante en sus deliberaciones a puerta cerrada. Uno de los más destacados es la creciente falta de confianza en el dólar estadounidense como moneda de reserva mundial.

Este fenómeno está íntimamente ligado al tema arancelario, como quedó demostrado tras la respuesta a los “aranceles recíprocos” anunciados por Trump el 2 de abril. Los intereses sobre la deuda del Tesoro aumentaron, pero a diferencia de lo que suele ocurrir, el valor del dólar cayó en los mercados de divisas—una caída que ha continuado desde entonces—.

Powell afirmó que desde abril los niveles de incertidumbre habían disminuido. Pero eso podría cambiar el próximo mes, cuando expire la pausa de tres meses en los aumentos de aranceles recíprocos.

La semana pasada, el Banco Central Europeo informó que el oro se había convertido en el segundo activo de reserva más importante de los bancos centrales, después del dólar—la primera vez que esto ocurre desde que el presidente estadounidense Nixon eliminara el respaldo en oro en agosto de 197—.

El precio del oro ha subido un 30 por ciento desde enero y se ha duplicado en los últimos dos años.

Una encuesta realizada por el Consejo Mundial del Oro (WGC, por sus siglas en inglés) publicada esta semana reveló que un récord del 95 por ciento de los encuestados espera que las reservas de oro de los bancos centrales aumenten este año. Más de 70 bancos centrales respondieron a la encuesta y tres cuartas partes afirmaron que prevén una caída en sus tenencias de dólares estadounidenses en los próximos cinco años.

El representante del WGC, Shaokai Fan, dijo al FT: “El sentimiento es muy fuerte, ciertamente hay más confianza entre los bancos centrales de que el universo entero de bancos centrales va a comprar y que su propio banco central podría hacerlo también”.

Si bien estas compras aún no equivalen a un voto de no confianza en el dólar como moneda global, sí representan un paso en esa dirección.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 18 de junio de 2025)

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