El imperialismo estadounidense se está arrojando hacia una guerra con Irán, asumiendo el mando directo de un conflicto predatorio planeando desde hace mucho junto a Israel, su fuerza patrocinada en Oriente Próximo. Con el apoyo y la incitación de EE.UU., Israel inició la arremetida contra Irán la noche del 12 de junio.
En una serie de publicaciones militaristas y gansteriles en su red social Truth Social el martes, el presidente Donald Trump prácticamente declaró al público que ha ordenado que el ejército estadounidense intervenga directamente en la guerra.
Sin distinguir entre las fuerzas estadounidenses e israelíes, Trump declaró, “Hemos conseguido el control completo y total de los cielos sobre Irán”. Esto fue seguido por una amenaza directa al líder supremo de Irán, el ayatolá Jamenei. “Sabemos exactamente dónde está ocultándose”, amenazó Trump. “No vamos a eliminarlo (¡matarlo!), por lo menos por ahora. Pero… nuestra paciencia se está agotando”.
Unos treinta minutos luego, Trump exigió la “RENDICIÓN INCONDICIONAL” de Teherán.
La guerra de Estados Unidos e Israel contra Irán es un acto de criminalidad descarada. La entrada directa del imperialismo estadounidense en la guerra tendrá consecuencias catastróficas para el pueblo de Irán —un país históricamente oprimido— así como para todo Oriente Medio y el mundo.
Constituye una escalada masiva en la guerra global liderada por el imperialismo estadounidense que se está desarrollando. Washington ha considerado durante mucho tiempo que su impulso por someter a Irán y ejercer un dominio sin restricciones sobre la principal región exportadora de petróleo del mundo y las rutas comerciales marítimas clave es fundamental para prepararse para la guerra con China.
El imperialismo estadounidense nunca ha aceptado el levantamiento popular de 1979 que derrocó la dictadura monárquica del Sha. Al declarar la 'rendición incondicional' como objetivo de la guerra de Estados Unidos e Israel contra Irán, Trump está dejando claro, con su típico estilo mafioso, que Wall Street y Washington tienen la intención de reimponer el dominio neocolonial sobre el pueblo iraní.
En los últimos días, el ejército estadounidense ha estado enviando aviones de combate, buques de guerra y otro material bélico a la región. Con los B-52, diseñados para lanzar armas nucleares, ahora desplegados en primera línea, el llamamiento de Trump a los 9 millones de habitantes de Teherán para que huyan solo puede interpretarse como una amenaza implícita de que el pueblo iraní podría ser blanco de bombas nucleares.
Los medios de comunicación corporativos estadounidenses repiten las mentiras de una 'amenaza inminente' por parte de Teherán, utilizadas para justificar una guerra criminal tras otra liderada por Estados Unidos.
Con el apoyo asegurado de Washington y otras grandes potencias imperialistas, Israel ya ha ampliado la guerra para atacar infraestructuras energéticas, la cadena nacional de televisión, hospitales y civiles, además de instalaciones nucleares, defensas antimisiles y estructuras de mando.
Al mismo tiempo, el régimen sionista está intensificando su campaña de limpieza étnica y asesinato de los palestinos de Gaza.
Las declaraciones de Trump, comenzando por sus publicaciones del viernes en las que calificaba el ataque israelí contra Irán de 'excelente' y afirmaba que había participado en su planificación, han demostrado que, desde el principio, la guerra fue una operación conjunta de Estados Unidos e Israel.
La afirmación de la Casa Blanca de que el domingo pasado se celebraría en Omán una sexta ronda de conversaciones entre funcionarios estadounidenses e iraníes sobre una resolución pacífica del conflicto nuclear era una artimaña, diseñada para atraer a los líderes políticos y militares de Irán a una trampa mortal.
Mientras Trump lidera el camino, los líderes de las demás potencias imperialistas respaldan el ataque criminal de Israel contra Irán. El martes, al margen de la cumbre del G7, el canciller alemán Friedrich Merz expresó su gratitud por el ataque de Israel contra Irán, diciendo que Israel estaba haciendo 'el trabajo sucio... por todos nosotros'.
Publicada el lunes por la noche, la 'Declaración de los líderes del G7 sobre los recientes acontecimientos entre Israel e Irán' presenta a Irán como el agresor y da luz verde a la escalada de la guerra. Afirma que 'Israel tiene derecho a defenderse', promete el apoyo de las potencias imperialistas 'a la seguridad de Israel' y condena a Irán como 'la principal fuente de inestabilidad y terror en la región'.
¡Qué mentira! Es Israel, y no Irán, quien ha adquirido ilegalmente armas nucleares con la ayuda imperialista y quien se niega a que la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) supervise su programa nuclear o a cumplir las disposiciones del Tratado de No Proliferación Nuclear.
Y fue Washington quien en 2018 derogó el acuerdo nuclear con Irán respaldado por la ONU, con Trump imponiendo unilateralmente sanciones radicales y de aplicación mundial a Teherán con el objetivo de hundir la economía iraní y precipitar un cambio de régimen. Las agencias de inteligencia occidentales han admitido repetidamente que no hay pruebas de que Irán esté desarrollando armas nucleares y, aunque lo hiciera, Teherán está a años luz de fabricar un arma de ese tipo.
La criminalidad y la violencia de las potencias imperialistas tienen su origen en su desesperada crisis.
Sea cual sea el resultado inicial de la ofensiva contra Irán, al final resultará un desastre para el imperialismo estadounidense y sus aliados sionistas.
Las invasiones de Washington en Afganistán e Irak terminaron en debacles. Dos décadas después, el capitalismo estadounidense se enfrenta a una crisis de deuda cada vez más profunda, se ve acosado por crecientes conflictos sociales y está dirigido por un oligarca criminal que intenta acabar de forma preventiva con la oposición masiva de la clase trabajadora mediante el establecimiento de una dictadura presidencial.
Irán es un país complejo con una población de más de 90 millones y una clase obrera numerosa y militante. La embestida imperialista radicalizará a las masas en Irán, en todo Oriente Próximo y en todo el mundo.
La lucha contra el imperialismo y la emergente tercera guerra mundial requiere el desarrollo de un movimiento político independiente de la clase obrera animado por un programa internacionalista socialista.
La guerra en expansión en Oriente Próximo sin duda producirá más sorpresas y conmociones. Pero no hay duda de que el régimen nacionalista burgués de Irán se ha tambaleado por el ataque inicial.
Esto no se debe principalmente a que el ejército israelí armado por Estados Unidos tenga una mayor potencia de fuego y conocimientos tecnológicos. Más bien tiene sus raíces en el carácter de clase del régimen iraní. La burguesía iraní vive con un miedo mortal a la clase trabajadora, tanto más porque ha revertido sistemáticamente todas las concesiones sociales hechas a los trabajadores y oprimidos de Irán inmediatamente después de la Revolución de 1979.
Orgánicamente incapaz de hacer un llamamiento de clase a todas las masas oprimidas de Oriente Próximo más allá de su origen étnico o religión, incluyendo la clase trabajadora israelí, para que emprendan una lucha conjunta contra el imperialismo, el régimen iraní ha tratado de maniobrar frente a la implacable presión de Estados Unidos, buscando repetidamente un acercamiento con Washington. Dada su ilusión de que podría llegar a un acuerdo con Trump sin un desarme unilateral, cuando el mismo Trump destruyó el acuerdo nuclear original y ha amenazado en múltiples ocasiones con aniquilar Irán, cayó en la trampa que le tendieron Washington y Tel Aviv.
La clase dominante estadounidense está dando un apoyo abrumador a esta guerra de agresión. El Partido Demócrata ha declarado su apoyo al asalto ilegal de Israel a Irán y el papel de Trump en él.
En una entrevista en NBC el domingo, el senador demócrata Adam Schiff respaldó el ataque contra Irán y dijo: “Así que apoyo esas acciones. Y apoyo las acciones de la Administración para ayudar a Israel a defenderse “. Agregó que si Irán tomara represalias contra las bases estadounidenses, “Irán se abre a posibles ataques contra Fordow [refinería de enriquecimiento de uranio] o en otro lugar”.
La pseudoizquierda internacional no dice nada sobre el ataque a Irán. En mítines durante el fin de semana contra el ataque de Trump a los derechos democráticos, la congresista Rashida Tlaib ni siquiera mencionó el bombardeo en curso de Irán. Yanis Varoufakis, el exministro de Finanzas griego que ayudó a imponer las medidas de austeridad de la UE en Grecia, escribió en una publicación el lunes en X: “Ignoren la guerra con Irán. Los iraníes pueden defenderse”.
La única respuesta progresista a la barbarie imperialista es la movilización revolucionaria de la clase obrera. La misma crisis capitalista sistémica que está llevando al imperialismo a la guerra mundial está empujando a la clase trabajadora a irrumpir en luchas sociales de masas. Durante el fin de semana, millones participaron en manifestaciones contra el ataque de Trump a los derechos democráticos y a los programas sociales.
La lucha por la defensa de los derechos sociales y democráticos de la clase obrera debe unificarse con la lucha contra la guerra imperialista. El desarrollo de tal movimiento depende, sin embargo, de que esté armado con un programa socialista y una dirección revolucionaria. El World Socialist Web Site, el Comité Internacional de la Cuarta Internacional y sus Partidos Socialistas por la Igualdad afiliados se dedican a encabezar esta lucha.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 17 de junio de 2025)