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Perspectiva

La diatriba de Trump en el Fuerte Bragg: una declaración de guerra contra el pueblo estadounidense

El presidente Donald Trump llega para su discurso en Fort Bragg, Carolina del Norte, 10 de junio de 2025 [AP Photo/Alex Brandon]

El discurso de Donald Trump en Fort Bragg el martes representó una escalada masiva en su conspiración para establecer una dictadura militar bajo su control personal. Pronunciado en una de las bases militares más grandes del país, el discurso de una hora, de carácter fascista y lleno de mentiras no fue nada menos que una declaración de guerra contra el pueblo estadounidense.

“Aquellos lo suficientemente tontos como para desafiar al Ejército de Estados Unidos se han encontrado con una fuerza inquebrantable, un espíritu inquebrantable y una fuerza imparable y abrumadora”, se jactó Trump. “Una y otra vez, nuestros enemigos han aprendido que si te atreves a amenazar al pueblo estadounidense, un soldado estadounidense te perseguirá, te aplastará y te arrojará al olvido”.

La verdadera amenaza para la población proviene de la Casa Blanca y su camarilla de conspiradores. Tan grande es la crisis del capitalismo que los oligarcas multimillonarios, en cuyo interés gobierna Trump, exigen la destrucción de todos los derechos garantizados en la Constitución y el establecimiento de una dictadura.

El instrumento de represión violenta utilizado por el imperialismo estadounidense en todo el mundo ahora se utilizará en casa, declaró Trump: “Generaciones de héroes del ejército no derramaron su sangre en costas distantes solo para ver cómo nuestro país es destruido por una invasión y la anarquía del tercer mundo aquí en casa, como está sucediendo en California”.

Tras describir las protestas en Los Ángeles como un “asalto total a la paz, el orden público y la soberanía nacional”, declaró que estaban siendo llevadas a cabo “por alborotadores con banderas extranjeras con el objetivo de continuar una invasión extranjera de nuestro país”. Concluyó: “No permitiremos que una ciudad estadounidense sea invadida y conquistada por un enemigo extranjero. Eso es lo que son.

Trump llamó a Los Ángeles una “pila de basura” de “caos y desorden” y describió a sus ciudadanos como “animales”.  Trump está utilizando el lenguaje genocida del ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, quien usó la misma palabra para justificar el asesinato masivo de palestinos. Equivale a una amenaza hacerle a Los Ángeles lo que el ejército israelí le ha hecho a Gaza.

Como no hay precedentes en la historia política estadounidense de mentiras y amenazas violentas de esta magnitud por parte de un presidente, la diatriba de Trump podría llevar a muchos a simplemente no creer lo que oyen. Pero Trump habla completamente en serio. Y está respaldando sus palabras con acciones.

La maquinaria de represión está en pleno movimiento en todo el país. En la última acción indignante, casi 100 trabajadores inmigrantes de Glenn Valley Foods en Omaha, Nebraska, fueron sacados de su lugar de trabajo a punta de pistola por agentes del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) el martes, cargados en autobuses con ventanas oscurecidas y separados de sus familias.

Ha habido capturas de jóvenes inmigrantes en sus audiencias judiciales, y hay informes de que ICE está preparando operaciones importantes en Seattle, Chicago, Filadelfia, el norte de Virginia y Nueva York.

El foco de la operación golpista es la capital. Están llegando vehículos militares a Washington D.C., acompañados por miles de tropas y aviones de combate, bajo el pretexto de un “desfile” para celebrar el 79 cumpleaños de Trump. Esta demostración de fuerza pretende ser una sentencia de muerte de la democracia constitucional y el establecimiento de una dictadura presidencial de facto.

Hablando desde la Casa Blanca el lunes, Trump amenazó: “Para aquellas personas que quieran protestar, se encontrarán con una fuerza muy grande”. Agregó, con absoluto desprecio por la Primera Enmienda, que las “personas que quieren protestar” son “personas que odian a nuestro país”.

Las acciones de Trump han adquirido un carácter tan descarado que se ha vuelto prácticamente imposible negarlo. El gobernador de California, Gavin Newsom, ha dicho que Trump está “actuando como un dictador”. Una demanda presentada por el estado de California presenta un caso legal claro de que las órdenes de Trump violan la Ley Posse Comitatus y que ha emitido lo que equivale a órdenes ilegales a la Guardia Nacional y al Cuerpo de Marines.

Pero Newsom y los demócratas no proponen nada para detener las acciones de Trump, más allá de apelar a los tribunales, que el Gobierno está decidido a desafiar.

Newsom simplemente se queja de que California “no tenía problemas hasta que Trump se involucró” y que el uso de los militares está “exacerbando las tensiones mientras toma recursos de donde realmente se necesitan”. Ha desplegado cientos de policías más para atacar a los manifestantes, aceptando así toda la premisa mentirosa de la movilización militar de Trump.

La dirección del Partido Demócrata está sobre todo aterrorizada de que la oposición popular al golpe de Trump desestabilice todo el orden capitalista, que están tan ansiosos por defender como los republicanos.

Trump está echando leña al fuego de la ira y la indignación popular. La oposición masiva ya ha comenzado a tomar forma en todo el país mediante manifestaciones el mismo día del discurso de Trump.

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Decenas de miles tomaron las calles de Chicago, y hay manifestaciones masivas en Nueva York, Boston y otras ciudades, junto con las protestas en curso en Los Ángeles.

Lo que se requiere, sin embargo, es una dirección y una estrategia. La clase obrera debe usar su inmenso poder industrial y económico. Las protestas deben dirigirse a preparar una huelga general de toda la clase trabajadora para detener el golpe de Trump.

Los trabajadores deben exigir la retirada inmediata de todas las fuerzas militares, la retirada de las tropas de las ciudades estadounidenses, el fin de todas las redadas de inmigración y la disolución de la Gestapo de ICE.

Se deben sacar las conclusiones políticas apropiadas: los responsables de la planificación y ejecución del golpe de Estado, incluido el conspirador en jefe, deben ser sometidos a la justicia por sus acciones criminales. Hace cincuenta y un años, Richard Nixon se vio obligado a renunciar por violaciones de la Constitución que palidecen en comparación con el asalto violento y sin precedentes de Trump contra el pueblo.

La ofensiva contra el golpe de Trump debe unir a todos los sectores de la clase trabajadora, más allá de su nacionalidad, raza, género y todas las demás divisiones. No se debe distinguir entre inmigrantes y ciudadanos. Estados Unidos es una nación de inmigrantes, y los trabajadores inmigrantes constituyen una parte enorme y esencial de la fuerza laboral estadounidense. Su defensa debe convertirse en la causa de toda la clase trabajadora. 

Esta pelea debe ser internacional. Los eventos en los Estados Unidos son parte de un asalto global más amplio a los derechos de los trabajadores. Se deben organizar acciones solidarias en todo el mundo en respuesta a la señal de Trump de un asalto global a la clase trabajadora.

La iniciativa debe venir de abajo. El aparato sindical de la AFL-CIO, que está completamente conectado con el Estado y ambos partidos de la clase dominante, sigue paralizado y es cómplice. No está haciendo nada para movilizar a los trabajadores. Pero los trabajadores deben actuar. Deben exigir que se pongan a disposición los recursos de sus sindicatos para organizar la defensa de sus compañeros de trabajo y lanzar una poderosa contraofensiva.

El Partido Socialista por la Igualdad y la Alianza Internacional Obrera de los Comités de Base (AIO-CB) hacen un llamamiento a los trabajadores de todos los sectores de la industria y todo lugar de trabajo, ya sea que pertenezcan a sindicatos o no, para que organicen comités de base, independientes del aparato sindical. Cada planta, oficina y vecindario debe convertirse en un centro de oposición organizada a este asalto masivo a los derechos democráticos.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 10 de junio de 2025)

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