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Perspectiva

Siete días de junio: la intentona golpista en curso de Trump

El despliegue del ejército a las calles de Los Ángeles, la segunda mayor ciudad en Estados Unidos, representa una escalada cualitativa del intento de golpe de Estado en curso del Gobierno de Trump, que ha sido bien preparado. Mientras las tropas patrullan las calles de Los Ángeles con el pretexto de responder a las protestas, el verdadero epicentro de esta operación es la Casa Blanca.

Los manifestantes se enfrentan a la policía en Los Ángeles, 8 de junio de 2025, después de las protestas contra las redadas migratorias la noche anterior [AP Photo/Eric Thayer]

Los paralelos históricos consisten en las brutales dictaduras militares impuestas en toda América Latina en la década de 1970, en Chile, Brasil, Argentina y otros lugares, donde los regímenes capitalistas, incapaces de gobernar a través de las instituciones existentes, respondieron a las crisis sociales con represión masiva, desapariciones y terror. Sin embargo, no se trata de militares que derrocan al presidente, sino de un presidente en funciones que está derrocando la Constitución.

Esta es la situación hasta el domingo por la noche:

  • El sábado por la noche, Trump dio la orden de federalizar la Guardia Nacional de California, una acción a la que se opuso el gobernador del estado, el demócrata Gavin Newsom. Para el domingo, aproximadamente 2.000 soldados del 79° Equipo de Combate de la Brigada de Infantería, la unidad de combate más grande de la Guardia Nacional del Ejército de California, habían sido enviados a la ciudad.
  • El Comando Norte de los Estados Unidos dice que aproximadamente 500 marines en servicio activo están preparados para desplegarse en Los Ángeles, y el secretario de Defensa Pete Hegseth ha amenazado en las redes sociales con enviar “marines en servicio activo a Camp Pendleton”. Trump ha señalado repetidamente planes para invocar la Ley de Insurrecciones de 1807, que otorga al presidente amplios poderes para desplegar a los militares e instituir efectivamente la ley marcial.
  • Stephen Miller, el arquitecto de la agenda fascista del Gobierno, ha calificado las manifestaciones espontáneas, localizadas y en gran parte pacíficas como una “insurrección violenta”, como una clara indicación de los preparativos para invocar la Ley de Insurrecciones. Apenas el mes pasado, Miller declaró que el Gobierno está “estudiando activamente” la suspensión del recurso de h a beas corpus, una medida que anularía efectivamente las protecciones constitucionales fundamentales.
  • La Administración está preparando una represión violenta, que irá mucho más allá de la brutal represión y los arrestos que ya han tenido lugar. En declaraciones a NBC News el sábado, el “zar fronterizo” Tom Homan declaró: “Si esta violencia no se reduce, alguien va a morir, y eso es solo un hecho frío de la vida”.
  • David Huerta, presidente del sindicato SEIU California, fue arrestado, golpeado y encarcelado durante las protestas. SEIU California representa a 700.000 trabajadores en todo el estado. Esto demuestra la represión masiva dirigida a toda la clase trabajadora.
  • Trump y sus aliados están utilizando un lenguaje cada vez más violento e incendiario. En las redes sociales, Trump publicó una diatriba fascistizante dirigida a los manifestantes de “izquierda radical” como “instigadores y, a menudo, alborotadores pagados”, que “NO SERÁN TOLERADOS”. Trump se ha referido al gobernador de California, Gavin Newsom, como “Newscum”, y los funcionarios de Trump han amenazado con arrestar a cualquier funcionario que obstruya las operaciones de ICE.

Lo que está sucediendo no se limita a Los Ángeles. Un editorial en el New York Times cita los comentarios de Liza Goitein, directora principal del programa de libertad y seguridad nacional del Centro Brennan para la Justicia, quien señaló que la orden de Trump de activar la Guardia Nacional autoriza el despliegue de tropas “en cualquier parte del país donde se produzcan o puedan producirse protestas contra el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas [ICE, por sus siglas en inglés], incluso si son completamente pacíficas”. Es decir, es una preparación para la ley marcial en todo el país.

La película de 1964 Siete días de mayo representó la conspiración de una cábala político-militar que busca tomar control del Gobierno de los Estados Unidos. Cambiando lo que haya que cambiar, ahora se está llevando a cabo un proceso similar.

El despliegue de la Guardia Nacional en Los Ángeles el 7 de junio será seguido siete días después en un espectáculo militar masivo en Washington DC, programado para el 14 de junio, el cumpleaños de Trump. El evento traerá a la capital a más de 6.600 soldados, 150 vehículos militares y 50 helicópteros.

Es peligrosamente ingenuo creer que una vez desplegadas estas fuerzas saldrán de la capital de la nación. Un presidente que está llevando a cabo abiertamente un golpe de Estado está organizando un desfile militarizado en la sede del Gobierno. El domingo, mientras las tropas llegaban a Los Ángeles, Trump se retiró a Camp David en Maryland para lo que se describió como un “retiro de directores”. A puerta cerrada, en lo que ahora funciona como un puesto de mando seguro, está consultando con sus principales lugartenientes y preparando las próximas etapas de su ofensiva.

Los eventos en curso representan la ejecución de planes de larga data. Trump buscó previamente desplegar el ejército a nivel nacional en julio de 2020 en respuesta a las protestas masivas que estallaron en todo el país tras el asesinato policial de George Floyd. En ese momento, su impulso para invocar la Ley de Insurrecciones se encontró con resistencia dentro del propio establecimiento militar. El entonces presidente del Estado Mayor Conjunto, el general Mark Milley, distanció a los militares de los planes de Trump, y el secretario de Defensa Mark Esper también expresó su oposición.

Trump ha aprendido las lecciones de esa experiencia. Decidido a eliminar cualquier resistencia interna a sus objetivos dictatoriales, ha elevado a una de las figuras más abiertamente fascistas de su Administración, Pete Hegseth, al cargo de secretario de Defensa. Hegseth ahora está a cargo de las fuerzas armadas cuando se preparan para ser desplegadas contra la población estadounidense, no contra algún enemigo extranjero.

Durante la campaña electoral de 2024, Trump declaró que actuaría como dictador el “primer día”, y ha procedido a implementar esta promesa desde el momento en que regresó a la Casa Blanca. En su primer día de vuelta en el cargo, Trump declaró una “emergencia nacional” y ordenó a sus asesores que prepararan una serie de órdenes ejecutivas, incluidas recomendaciones sobre si invocar la Ley de Insurrecciones. Desde entonces, ha invocado la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798 para llevar a cabo deportaciones masivas al complejo carcelario masivo en El Salvador.

Como siempre, Trump cuenta con la complicidad y la irresponsabilidad del Partido Demócrata. En respuesta al despliegue militar en Los Ángeles, un grupo de gobernadores demócratas emitió una declaración tímida y desdentada, describiendo las acciones de Trump como un “alarmante abuso de poder” y advirtiendo que enviar marines estadounidenses a vecindarios estadounidenses “socava la misión de nuestros miembros activos” y “erosiona la confianza pública”.

Los gobernadores demócratas no dicen nada sobre lo que se debe hacer para detener la imposición de una dictadura policial. En cambio, insisten en que se debe permitir que la policía local, que ya participa activamente en la represión, “haga su trabajo”. Aterrorizados sobre todo por el surgimiento de un poderoso movimiento social desde abajo, los demócratas no buscan detener el golpe sino contener la ira popular.

El senador de Vermont, Bernie Sanders, ha respondido apelando a los funcionarios republicanos. “Diría que, en gran medida, el futuro de este país depende de un pequeño número de republicanos en la Cámara de Representantes y el Senado que saben cómo deberían comportarse, que saben de qué se trata la Constitución”, dijo en CNN el domingo. Sanders evitó notablemente hacer cualquier defensa de los inmigrantes siendo capturados en las redadas y no dijo nada sobre la movilización de la oposición masiva.

Varios editoriales en los medios de comunicación han expresado su preocupación u oposición al despliegue de la Guardia Nacional por parte de Trump y su uso del ejército contra inmigrantes y manifestantes. Pero ninguno de ellos está preparado para nombrar claramente lo que está sucediendo: un golpe de Estado. Las implicaciones no se están explicando, porque hacerlo requeriría sacar conclusiones sobre el colapso del gobierno constitucional y la necesidad de una oposición revolucionaria.

Se está desarrollando una creciente oposición en todo el país. Un país de más de 330 millones de personas, con una historia de dos revoluciones democráticas, no será intimidado y sometido por una camarilla gobernante de mafiosos políticos que actúan en interés de oligarcas multimillonarios. La indignación por el despliegue de tropas, los ataques a los inmigrantes y la destrucción de los derechos democráticos se está extendiendo. Pero la cuestión central no es si habrá resistencia, sino cómo se organizará esa oposición y bajo qué programa.

En los cuatro meses y medio del Gobierno de Trump, la oposición ha aumentado al asalto a los derechos democráticos y la escalada de la guerra. La ira masiva se está acumulando por el asalto estatal en las universidades, donde los estudiantes han sido capturados y victimizados por oponerse al genocidio en Gaza.

La fuerza decisiva, de la que dependen todos los demás, es la clase trabajadora. La clase capitalista no ve ningún camino hacia adelante fuera de la represión y la violencia. Estas acciones no demuestran fuerza ni confianza, sino miedo, el miedo a un movimiento de masas desde abajo que no puedan controlar. Es en la clase trabajadora donde reside el poder real en la sociedad: el poder que se centra en las fábricas, los lugares de trabajo y las infraestructuras críticas de la vida económica.

Advertimos a los trabajadores y jóvenes que no caigan en la trampa de los enfrentamientos aislados con la policía y el ICE, que simplemente beneficiarán a la Administración de Trump. Por valientes que sean las protestas de las comunidades oprimidas y los estudiantes indignados, el ajuste de cuentas con el Gobierno de Trump requiere la movilización industrial y política de la clase trabajadora.

El Partido Socialista por la Igualdad y el World Socialist Web Site llaman a los trabajadores a que respondan al golpe de Estado de Trump con una acción colectiva decisiva. Cada fábrica, lugar de trabajo y vecindario debe convertirse en un centro de oposición organizada a este asalto masivo a los derechos democráticos.

La necesidad de una huelga general se está volviendo cada vez más clara, pero tal acción no surgirá espontáneamente. Debe prepararse y dirigirse a través de la construcción de organizaciones democráticas de lucha de la clase trabajadora. Este ataque a los derechos democráticos no se puede detener mediante apelaciones morales, maniobras legales, el Partido Demócrata ni las burocracias sindicales, que en gran medida guardan silencio o se han alineado abiertamente con el programa nacionalista de Trump.

La iniciativa debe venir de abajo. Se deben establecer comités de base en cada fábrica, lugar de trabajo y vecindario para preparar para la resistencia masiva. Las reuniones de emergencia deben convocarse en plantas, escuelas y oficinas en todo el país.

Los trabajadores inmigrantes constituyen una sección masiva y esencial de la clase trabajadora estadounidense, y el ataque contra los inmigrantes es la punta de lanza de una ofensiva más amplia contra toda la clase trabajadora. La decisión de Trump de establecer una dictadura tiene como objetivo aplastar toda oposición a la oligarquía corporativo-financiera.

La democracia estadounidense está en agonía. Trump no está actuando por su cuenta, sino como representante de una oligarquía financiera que se precipita hacia el fascismo y la guerra. No habrá un retorno a la “normalidad”. La situación política solo puede moverse en una de dos direcciones: dictadura o revolución.

Esta declaración debe ser leída y discutida por cada trabajador, estudiante y joven que entienda la gravedad de la situación para impulsar su respuesta. Compártela en las redes sociales y en fábricas, almacenes, escuelas, hospitales y vecindarios. Utilízala como base para organizar reuniones y formar comités de base. Si estás de acuerdo con esta declaración y quieres participar en esta lucha, rellena el siguiente formulario para ponerte en contacto con el Partido Socialista por la Igualdad.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 9 de junio de 2025)

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