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El jefe militar australiano llama a prepararse para la guerra

El almirante David Johnston, jefe de las Fuerzas de Defensa de Australia, lanzó esta semana un llamado apenas disimulado no solo para un aumento del gasto militar, sino para el desarrollo más acelerado de una economía de guerra.

“Defensa está gastando completamente su presupuesto en este momento”, dijo Johnston, afirmando que no había ni un dólar disponible. Respondía a una pregunta sobre el secretario de Defensa de EE.UU., Pete Hegseth, quien presionó abiertamente al gobierno para que aumentara rápidamente el gasto militar al 3,5 por ciento del producto interno bruto (PIB).

Soldados del ejército australiano del 1.º Batallón del Real Regimiento Australiano y soldados de las Fuerzas Armadas de Filipinas realizan un ejercicio combinado de asalto anfibio durante el Ejercicio Alon como parte de la Iniciativa Indo-Pacífico 2023 en Filipinas. [Photo by Defence Australia Facebook]

David Speers, el principal analista político de la cadena nacional Australian Broadcasting Corporation (ABC), señaló: “Puede que el jefe del ejército no haya pedido abiertamente un aumento del gasto, pero no se necesitaba ser un criptógrafo para descifrar el mensaje”.

Más aún, Johnston declaró que los australianos debían “reconsiderar” el país como una “patria” desde la cual llevar a cabo operaciones de combate por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial. Durante aquel conflicto global, el continente desempeñó un papel crucial como base para la guerra estadounidense contra Japón en toda la región del Indo-Pacífico.

Esencialmente, el jefe militar de Australia advirtió públicamente sobre la posibilidad de guerra tanto en territorio australiano como desde allí.

En nombre del gobierno de Trump en Washington, Hegseth impuso una línea dura a los gobiernos de la región durante el Diálogo de Shangri-La del pasado fin de semana. Estos tenían que intensificar drásticamente su rearme y colocarse en pie de guerra preparándose para un conflicto “inminente” con China, tal como Washington exige a sus socios en la OTAN en la guerra en Ucrania contra Rusia.

En línea con ese ultimátum, Hegseth anunció que había “transmitido” al gobierno laborista australiano que debía aumentar el gasto militar del entorno del 2 por ciento al 3,5 por ciento del PIB “lo antes posible”.

Las declaraciones del almirante Johnston fueron aún más significativas porque eligió hablar en una conferencia organizada por el Instituto Australiano de Política Estratégica (ASPI), un think tank subvencionado por el gobierno y vinculado con EE.UU. El ASPI había acusado recientemente al gobierno laborista de dejar a los australianos “menos seguros” por su “fracaso” en aumentar el gasto en defensa.

Solo unos días antes, el primer ministro Anthony Albanese había criticado al ASPI, alardeando de que su gobierno ya había incrementado el gasto militar en una cifra récord: 10.000 millones de dólares adicionales en los próximos cuatro años.

Hasta ahora, Albanese no se ha comprometido a cumplir lo que exige Hegseth, pero sí ha enfatizado la disposición del laborismo a seguir aumentando el presupuesto militar. El martes en Perth, no descartó categóricamente elevar el gasto en defensa. En cambio, dijo: “Seguiremos invirtiendo en nuestra capacidad y en nuestras relaciones”.

Albanese y sus ministros están profundamente comprometidos con la alianza militar con EE.UU., de la cual dependen tanto los gobiernos laboristas como los liberal-nacionalistas desde la Segunda Guerra Mundial. Pero están claramente preocupados por el amplio sentimiento antiguerra y anti-Trump entre trabajadores y jóvenes.

Ese sentimiento permitió al Partido Laborista ganar las elecciones del 3 de mayo tras el colapso del apoyo al Partido Liberal, identificado con la agenda fascistoide de Trump de “Hacer América Grande Otra Vez”.

En efecto, hablando en nombre del aparato militar y de inteligencia, Johnston le dijo al gobierno laborista que debía implementar los recortes profundos al gasto social necesarios para reforzar los preparativos bélicos. Declaró en la conferencia del ASPI que, al preparar la Estrategia Nacional de Defensa de 2026 del gobierno: “Es mi trabajo y el del departamento dar al gobierno una opinión sincera y una visión de lo que debemos hacer”.

Insistió: “La comunidad australiana quiere educación, un sistema de salud para cuidar de los ancianos, así que [nosotros estamos] asegurándonos de presentar de la mejor manera posible los temas de seguridad nacional en nuestro país, y lo hacemos de manera inequívoca y sin evitar algunas de esas áreas clave de riesgo”.

Johnston fue más allá de la Estrategia Nacional de Defensa de 2024 del gobierno laborista, la cual declaró que Australia enfrentaba el “ambiente estratégico más desafiante” desde la Segunda Guerra Mundial y marcó el fin de los diez años de advertencia estratégica para un posible conflicto.

Ese documento nombró públicamente a China como el objetivo central, repitiendo la propaganda de Washington de que Beijing había “empleado tácticas coercitivas” en toda la región. Llamó a un “enfoque de todo el gobierno y de toda la nación”, anticipando la subordinación de todos los aspectos de la sociedad, incluidas universidades e industrias, a los preparativos de guerra.

El documento de 2024 se basó en la Revisión Estratégica de Defensa de 2023 del laborismo, que trazó el desarrollo de una “proyección impactante” militar en toda la región australiana, como parte de los planes de guerra de EE.UU. contra China bajo el gobierno de Biden, mientras Washington también intensificaba su guerra de la OTAN contra Rusia.

Durante el evento del ASPI, Johnston fue aún más lejos. Esbozó una reorganización total del continente. “Estamos teniendo que reconsiderar Australia como una patria desde la cual llevaremos a cabo operaciones de combate”, dijo.

“Y eso es, nuevamente, una forma muy diferente, casi desde la Segunda Guerra Mundial, de pensar sobre la resiliencia nacional y la preparación de lo que podríamos necesitar para operar y llevar a cabo operaciones de combate desde este país. Y eso abarca todo, desde nuestra infraestructura del norte, nuestras cadenas de suministro, cómo nos integramos con la industria, los estados y los territorios; es una respuesta muy distinta a esa noción de operar desde la patria”.

Johnston enumeró muchos desafíos que enfrenta la “infraestructura del norte”. Entre ellos: almacenamiento limitado de combustible, largas líneas de suministro, falta de instalaciones médicas adecuadas para atender traumatismos de personal en combate y ausencia de una industria capaz de reparar rápidamente el equipo dañado en batalla.

Fue un llamado a un mayor gasto, más allá del presupuesto de defensa, para prepararse para la guerra. Todos los programas gubernamentales federales, estatales y territoriales de salud, infraestructura e industria deben enfocarse en esto. Speers, de la ABC, comentó: “Todo sonaba bastante similar a la ‘preparación para la guerra’ de la que hablaba Sir Keir Starmer en el Reino Unido”.

No solo en el Reino Unido, sino en toda Europa e internacionalmente, los gobiernos están remilitarizándose rápidamente e insistiendo en la necesidad de preparar a toda la sociedad para la guerra, mientras EE.UU. intensifica su guerra comercial y agresión militar para intentar recuperar la hegemonía global que ejerció tras la Segunda Guerra Mundial.

En el Diálogo de Shangri-La, Hegseth también presionó por la creación de una “base industrial de defensa integrada” para apoyar una guerra encabezada por EE.UU. contra China, y para reforzar las cadenas de suministro, incluidas las de minerales críticos para la guerra.

La Estrategia Nacional de Defensa de 2024 del laborismo comprometió al gobierno de Albanese a continuar militarizando el norte del continente australiano, convirtiéndolo en una plataforma de lanzamiento para operaciones ofensivas en toda la región del Indo-Pacífico.

Esto incluye un mayor acceso a puertos y bases aéreas y terrestres; la adquisición, por 368.000 millones de dólares, de submarinos nucleares AUKUS; más visitas de submarinos nucleares estadounidenses; mayores capacidades de almacenamiento de combustible para bombarderos estadounidenses de largo alcance; la presencia rotativa de 2.500 marines estadounidenses cerca de Darwin; y expansiones de la estación de vigilancia satelital de Pine Gap en el centro de Australia.

Cualesquiera sean los cálculos políticos del gobierno laborista tras el ultimátum de Hegseth, el primer ministro ya ha hablado anteriormente de desarrollar una economía de guerra, incluso mediante “cadenas de suministro seguras”, una producción nacional ampliada de armamento y manufactura seleccionada.

La aparición de Johnston en el ASPI forma parte de una campaña más amplia, particularmente en los medios de Murdoch, para presionar con la agenda bélica e insistir en que el gobierno laborista debe girar de manera más aguda y acelerada, sin importar la oposición popular.

En los últimos días, editoriales repetidos en el periódico The Australian han declarado: “El primer ministro debe hablarle con franqueza al público sobre las duras decisiones que hay que tomar”. Hoy, el editor de política exterior del diario, Greg Sheridan, bien conectado en Washington, acusó al gobierno de mostrar “una falta lamentable de urgencia”.

Como lo indican las declaraciones de Johnston, los aumentos masivos del gasto militar solo pueden implementarse a costa de servicios sociales esenciales como la salud, la educación, el cuidado de ancianos y el bienestar social. Incluso cumplir la exigencia del 3,5 por ciento formulada por la administración Trump “lo antes posible” implicaría, según algunas estimaciones, aumentar el presupuesto de defensa de este año de 58.000 millones de dólares a casi 150.000 millones de dólares hacia comienzos de la década de 2030, teniendo en cuenta la inflación.

Cada vez más, la población mundial se enfrenta al peligro de una Tercera Guerra Mundial. La administración Trump está decidida a impedir que China supere económicamente a EE.UU., incluso si eso significa arrastrar al Indo-Pacífico y al mundo a un enfrentamiento nuclear. En preparación para la guerra, Washington también exige la destrucción del gasto social y de las condiciones básicas de la clase trabajadora, y el gobierno de Albanese se está moviendo para cumplirlo.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 6 de junio de 2025)

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