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Redadas antiinmigrantes de estilo militar en Los Ángeles provocan protestas masivas y represión violenta

Oficiales del Departamento de Policía de Los Ángeles asisten a la Gestapo migratoria el viernes 6 de junio de 2025, en Los Ángeles. [AP Photo/Jae C. Hong]

Amplias redadas antiinmigrantes coordinadas por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés), Investigaciones de Seguridad Nacional (HSI), el Buró Federal de Investigaciones (FBI) y la Administración para el Control de Drogas (DEA) fueron llevadas a cabo el viernes a lo largo del área metropolitana de Los Ángeles, provocando protestas en toda la ciudad y numerosos enfrentamientos violentos entre agentes federales fuertemente armados y manifestantes desarmados, convirtiendo muchas zonas de la ciudad en un campo de batalla.

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Las redadas, que comenzaron la mañana del viernes, apuntaron a numerosas zonas del centro y de la región central de Los Ángeles, incluida la zona Fashion District, el distrito de Westlake, el sur de Los Ángeles y Cypress Park, todas áreas conocidas por tener importantes poblaciones inmigrantes e industrias intensivas en trabajo.

Se llevaron a cabo múltiples redadas en empresas mayoristas de ropa como Ambiance Apparel y otros negocios en el Fashion District. Al menos dos tiendas Home Depot, donde trabajadores jornaleros se congregan para buscar empleo, y otros negocios en Westlake —incluidos centros laborales para jornaleros y una tienda de donas— fueron también blanco de las redadas. Una sede adicional de Ambiance Apparel fue allanada en el sur de Los Ángeles, al igual que tiendas Home Depot en el vecindario de Cypress Park.

Funcionarios del ICE también fueron vistos cerca de una escuela en Koreatown, lo que provocó temor y confusión entre estudiantes y familias. Connie Chung Joe, directora ejecutiva del grupo Asian Americans Advancing Justice Southern California, declaró haber recibido información de que funcionarios del ICE iban “camino a una escuela en Koreatown”, aunque aún no está claro si agentes del ICE ingresaron a alguna institución escolar.

En el distrito Garment and Fashion del centro de la ciudad, cerca de la calle 9 y Towne, trabajadores fueron arrastrados y arrojados dentro de camionetas blancas sin distintivos. Activistas en camiones leían instrucciones a través de altoparlantes a las personas detenidas dentro del almacén de Ambiance Apparel, informándoles de sus derechos. Manifestantes intentaron bloquear la caravana de vehículos para impedir su salida, pero finalmente fueron dispersados con gas pimienta. Imágenes en video muestran a agentes montados en vehículos militares mientras los manifestantes gritaban que se fueran, lanzaban objetos y denunciaban a los agentes como “fascistas” y “cerdos”.

En el sur de Los Ángeles, una manifestación surgió en la calle 15 y la avenida Santa Fe en respuesta a la detención de trabajadores de Ambiance Apparel. Oficiales del Departamento de Policía de Los Ángeles (LAPD) formaron una línea de contención, y agentes antidisturbios atacaron a la multitud con gas pimienta y granadas aturdidoras para dispersar a los manifestantes que bloqueaban los vehículos con trabajadores inmigrantes detenidos. Al menos un manifestante debió recibir atención médica luego de ser rociado con gas pimienta tras ser derribado y brutalmente arrestado.

Las redadas provocaron rápidamente manifestaciones que reunieron unas 500 personas frente al Centro Metropolitano de Detención en el centro de Los Ángeles y el Edificio Federal de Los Ángeles, que se encuentran uno al lado del otro. Agentes federales y policías antidisturbios fueron llamados para dispersar a la multitud.

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Los agentes federales llegaron en vehículos blindados militares, con uniformes de camuflaje y empuñando rifles pesados. Usaron granadas aturdidoras, gas pimienta y gas lacrimógeno contra los manifestantes desarmados. Una persona arrojó huevos a uno de los vehículos militarizados. Un video de Reuters frente al edificio federal y el centro de detención muestra a agentes agrediendo violentamente a un manifestante y arrastrando su cuerpo inerte hacia el interior del edificio.

David Huerta, presidente de SEIU California (Sindicato Internacional de Empleados de Servicios), resultó herido y fue detenido por agentes federales. Según el congresista demócrata Gil Cisneros, Huerta fue también electrocutado con una pistola Taser. Informes indican que Huerta fue derribado y sufrió una herida en la cabeza. Fue atendido en el Hospital General del Condado de Los Ángeles, luego transferido a custodia federal, donde permanece bajo arresto, según un comunicado de SEIU.

El Departamento de Policía de Los Ángeles declaró la manifestación frente al edificio federal de Los Ángeles como una “asamblea ilegal” y ordenó a los aproximadamente 200 manifestantes restantes dispersarse antes de las 7 p.m.

En respuesta a las protestas, Harmeet Dhillon, fiscala adjunta del Departamento de Justicia y jefa de la División de Derechos Civiles, declaró públicamente: “No existe un derecho de la Primera Enmienda a obstruir físicamente a agentes del orden público mientras ejecutan una orden judicial debidamente emitida”.

Yasmeen Pitts O’Keefe, vocera de HSI (dependencia del ICE), informó que 44 personas fueron arrestadas administrativamente y una más acusada de obstrucción. O’Keefe afirmó que los agentes ejecutaban órdenes de cateo como parte de una investigación sobre negocios “sospechosos de albergar personas ilegalmente en el país”. Se dijo que un dueño de negocio encerró a los agentes dentro del edificio, lo que llevó a cargos por “obstrucción de una investigación federal”.

Vehículos militares de HSI y agentes armados se preparaban para realizar una redada nocturna en Chinatown, con activistas convocando una movilización contra el ICE en 721 Hill St., a las 10:00 p.m. del viernes. No hay reportes que indiquen que la redada efectivamente se llevó a cabo, pero numerosos testimonios indican que agentes del HSI se encontraban movilizados en la zona, algunos con vehículos militares y equipamiento táctico.

Varios funcionarios del Partido Demócrata, tanto de Los Ángeles como de todo California, han condenado las redadas, aunque el Partido Demócrata es igualmente responsable por los ataques contra inmigrantes y las deportaciones, que alcanzaron niveles récord bajo los gobiernos demócratas de Barack Obama y Joe Biden.

La alcaldesa Karen Bass declaró estar “profundamente indignada” y calificó las tácticas como “sembradoras de terror en nuestras comunidades y destructivas para los principios básicos de seguridad en nuestra ciudad”. Los 15 miembros del Concejo Municipal de Los Ángeles publicaron una declaración conjunta rechazando las redadas y afirmando que las “tácticas de intimidación” utilizadas “respaldan agendas políticas extremas que buscan generar miedo y sembrar la división en nuestra ciudad”.

Los congresistas californianos Scott Peters y Juan Vargas exigieron una investigación sobre las tácticas utilizadas en las redadas del viernes, escribiendo al Departamento de Seguridad Nacional que “parece ser parte de un patrón más amplio de operaciones de control migratorio teatralizadas y escaladas por todo el país. Estos eventos plantean serias dudas sobre la adecuación, proporcionalidad y ejecución de las tácticas del ICE”.

El gobernador de California, Gavin Newsom, describió las operaciones como “crueles” y “caóticas”, criticándolas como un intento de “cumplir una cuota arbitraria de arrestos”. Los comentarios de Newsom son particularmente cínicos dado que su administración actualmente busca impedir que inmigrantes indocumentados se registren en planes de salud del sistema Medi-Cal, una medida celebrada por la extrema derecha.

El teatro político de los demócratas californianos —a nivel federal, estatal y local— contra las “tácticas” utilizadas en las redadas de agentes federales en Los Ángeles y San Diego esta semana no puede ocultar su acuerdo con el programa de deportaciones masivas.

Su verdadera objeción es que los asaltos militares contra manifestantes son demasiado descaradamente antidemocráticos, y temen que la administración Trump esté llevando a cabo las deportaciones masivas con demasiada transparencia, provocando indignación y oposición social. No presentan ninguna oposición al programa de deportaciones masivas, solo al ritmo y la falta de discreción con que se ejecutan las redadas.

Existe una creciente oposición al brutal ataque de la administración Trump contra los inmigrantes y sus familias, como lo demuestran las protestas contra sus políticas. Las manifestaciones contra las redadas se tornan cada vez más combativas, reflejando un ánimo de oposición más profundo.

Las movilizaciones masivas en Los Ángeles y la respuesta de trabajadores y comunidades expresan la creciente indignación de la clase obrera y la juventud ante las brutales desapariciones de inmigrantes y, en términos más generales, ante la intensificación de la crisis socioeconómica que enfrenta la clase trabajadora.

La pobreza, el desempleo, la falta de vivienda y otras formas de miseria social están aumentando, incluso mientras la administración Trump intensifica los ataques contra las condiciones de vida y los salarios, la educación, la salud pública y todos los programas de bienestar social, como parte de una contrarrevolución social más amplia que los trabajadores han enfrentado bajo administraciones tanto demócratas como republicanas durante décadas.

Las escenas del viernes recuerdan las protestas masivas y la violenta represión policial en toda la ciudad llevadas a cabo como respuesta a la absolución de los policías que golpearon brutalmente a Rodney King en 1991. Las protestas masivas, a las que la clase dominante calificó de “disturbios”, provocaron una de las represalias más mortíferas del Estado y la policía en la historia de Estados Unidos, con 54 muertos y 2.000 heridos, más que en cualquier otro estallido social desde la Guerra Civil.

Como escribió en ese entonces el Bulletin, predecesor estadounidense del World Socialist Web Site: “Cuando 27 policías se reúnen en una esquina de Los Ángeles, a plena vista del público, para divertirse golpeando a un hombre casi hasta matarlo, no actúan como ‘individuos’. Son representantes de una sociedad al borde del colapso, donde las relaciones entre las personas han descendido al nivel del reino animal. Personifican una sociedad deshumanizada que los ha contratado para defender a su clase dominante”.

Los ataques intensificados contra la población inmigrante y la clase trabajadora en su conjunto reflejan el estado violento de las relaciones de clase y la crisis del sistema capitalista mundial. Las crecientes redadas militarizadas del ICE contra inmigrantes y comunidades en todo Estados Unidos son solo ensayos de la clase dominante, que se preparan para desplegar una fuerza aún mayor contra la población, tanto inmigrante como ciudadana, a medida que la ira social contra el capitalismo estalle.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 6 de junio de 2025)

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