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Tras fallo judicial adverso, Trump intensifica guerra arancelaria

Luego de la decisión tomada la semana pasada por la Corte Internacional de Comercio de EE.UU. de que sus aranceles recíprocos del 2 de abril —proclamado por Trump como el “día de la liberación”— eran ilegales, el presidente Trump ha intensificado su guerra arancelaria contra China y el resto del mundo.

La decisión contra los aranceles recíprocos, introducidos bajo la Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional de 1977, parece encaminada hacia la Corte Suprema para su resolución final, pero Trump no ha perdido tiempo en aumentar aranceles en áreas no cubiertas por el fallo. También ha vuelto a amenazar a China tras la pausa de 90 días en los aumentos arancelarios, señalando que las negociaciones avanzan demasiado lento.

El presidente Donald Trump habla con reporteros en el Despacho Oval de la Casa Blanca, el viernes 23 de mayo de 2025, en Washington. [AP Photo/Evan Vucci]

Los aumentos a los aranceles del acero y el aluminio fueron anunciados el viernes durante un mitin en Pensilvania en apoyo del acuerdo entre la empresa japonesa Nippon Steel y US Steel, donde Trump declaró que levantaría una “cerca” arancelaria en torno a la producción estadounidense de metales.

A partir del 4 de junio, los aranceles sobre el aluminio y el acero se duplicarán del 25 por ciento actual al 50 por ciento.

“Nadie va a poder saltarse eso”, dijo. “Con el 25 por ciento, más o menos podían pasar esa cerca. Con el 50 por ciento ya no la pueden cruzar”. Promoviendo el acuerdo de 15.000 millones de dólares con Nippon—el cual se había comprometido a bloquear durante su campaña presidencial—Trump lo calificó como un “acuerdo espectacular” que garantiza que esta “famosa empresa estadounidense siga siendo una empresa estadounidense”.

Del otro lado de la frontera, en Canadá, se han hecho advertencias de una “catástrofe” con reducción de producción en fábricas y grandes despidos en la industria siderúrgica como consecuencia de los nuevos aumentos arancelarios. Otros exportadores de acero hacia EE.UU. están evaluando sus impactos.

Canadá es el principal proveedor internacional tanto de acero como de aluminio a Estados Unidos. Representó casi una cuarta parte de las importaciones de acero de EE.UU. en 2023 y cerca de la mitad de sus importaciones de aluminio en 2024.

La industria del aluminio aún no ha comentado, con la Asociación Canadiense del Aluminio diciendo que esperaban una “confirmación legal más clara y formal”.

Pero la Asociación de Productores de Acero de Canadá (CSPA, por sus siglas en inglés) afirmó que la nueva amenaza arancelaria “esencialmente cierra el mercado estadounidense” a Canadá y tendrá “consecuencias irreversibles”.

La industria siderúrgica canadiense, valorada en unos 11.000 millones de dólares, emplea a 23.000 trabajadores y sustenta a otros 100.000 en empleos indirectos.

Una declaración de la asociación afirmó que el arancel del 50 por ciento reduciría a la mitad la producción de la industria nacional.

“Un arancel del 25 por ciento es difícil, pero uno del 50 por ciento es catastrófico”, dijo la presidenta de la CSPA, Catherine Cobden, al Financial Times.

El comunicado, emitido a su nombre, afirmaba: “Aranceles al acero en este nivel causarán una enorme disrupción y consecuencias negativas a lo largo de nuestras altamente integradas cadenas de suministro de acero y de clientes a ambos lados de la frontera”.

Sin embargo, su respuesta fue exigir una intensificación de la guerra arancelaria, lo cual solo puede generar consecuencias aún más “catastróficas”.

Pidió al gobierno canadiense que respondiera de inmediato “reinstaurando plenamente los aranceles de represalia al acero para igualar los aranceles estadounidenses, e implementar lo más rápido posible nuevos aranceles en nuestra frontera para detener la entrada a Canadá de acero comerciado injustamente”.

Esta respuesta nacionalista fue repetida por el director nacional del sindicato United Steelworkers de Canadá, Marty Warten, quien dijo que el arancel era un “ataque directo a las industrias y trabajadores canadienses”, ante el cual Canadá “debe responder de inmediato y con decisión”.

Las alzas arancelarias al acero y al aluminio estuvieron acompañadas de nuevas acusaciones de Trump contra China, tras anunciarse el mes pasado una pausa de 90 días en los aranceles “recíprocos” del 145 por ciento para permitir negociaciones.

En su cuenta en redes sociales, acusó a China de violar el acuerdo alcanzado en Ginebra para la tregua.

Dijo que había negociado un acuerdo rápidamente para salvar a China “de lo que pensé iba a ser una situación muy mala”, pero que ahora China había “violado totalmente su acuerdo con nosotros. ¡Y así se acaba lo de ser el buen tipo!”

Trump no especificó cómo China había violado el acuerdo ni qué acciones se podrían tomar.

Por comentarios del representante comercial de EE.UU., Jamieson Greer, en el canal de negocios CNBC el viernes, parece que Estados Unidos está molesto por el levantamiento de restricciones a la exportación de minerales críticos que China había impuesto en represalia a los aumentos arancelarios estadounidenses.

Dijo que los funcionarios estadounidenses no han observado “el flujo de algunos de esos minerales críticos como se supone que debería estar ocurriendo. Nos preocupa profundamente. Los chinos están demorando su cumplimiento, lo cual es completamente inaceptable y debe abordarse”.

Anteriormente, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, dijo que las conversaciones con China estaban “algo estancadas” y que quizá necesitaran revitalizarse con una llamada entre Trump y el presidente chino Xi Jinping.

“Dada la magnitud de las conversaciones… esto va a requerir que ambos líderes intervengan directamente”, comentó, añadiendo que tenía “confianza en que los chinos se sentarán a la mesa cuando el presidente Trump dé a conocer sus preferencias”.

Pero uno de los problemas es determinar exactamente cuáles son esas preferencias. El objetivo fundamental de la política estadounidense hacia China es suprimir su desarrollo económico, en particular en las áreas de alta tecnología e inteligencia artificial, las cuales Washington considera como la mayor amenaza existencial a su dominio global.

Ni Xi ni ningún otro líder chino podría aceptar tales medidas. De hecho, todo el programa del gobierno ha estado encaminado a desarrollar la manufactura de alta tecnología, incluyendo el uso creciente de la inteligencia artificial, lo que ha llevado a China a convertirse en líder mundial en muchos procesos industriales.

Estados Unidos no se conformará con un acuerdo en el que China se comprometa simplemente a comprar más productos estadounidenses. Ese fue el contenido de los acuerdos alcanzados durante la primera administración de Trump, los cuales no hicieron virtualmente nada para reducir el déficit comercial de EE.UU.

Mientras Bessent promueve las negociaciones para aliviar las tensiones, otros en la administración afilan sus cuchillos. Hablando con reporteros, Stephen Miller, el subjefe de gabinete de la Casa Blanca para política, declaró que aunque Trump prefería la cooperación, el comportamiento de China “abre la puerta a todo tipo de acciones por parte de Estados Unidos”.

No especificó cuáles serían esas acciones. Pero la lógica objetiva del conflicto apunta hacia el uso creciente del aparato militar estadounidense para cumplir sus objetivos.

Esta cuestión fue directamente conectada con los nuevos aranceles al acero por el asesor económico principal de la Casa Blanca, Kevin Hassett, en una entrevista en ABC.

Dijo: “No queremos una guerra”, y que se esperaba que Trump tuviera una “conversación maravillosa” con el presidente Xi Jinping sobre las negociaciones comerciales.

“Pero al final, tenemos que estar preparados en caso de que las cosas no salgan como queremos, porque si tenemos cañones pero no balas de cañón, entonces no podemos pelear una guerra. Y si no tenemos acero, entonces EE.UU. no está listo y no nos estamos preparando para lo que podría venir”.

Sobre el asunto general del fallo de la Corte Internacional de Comercio, Greer dijo que la derrota legal del gobierno no estaba obstaculizando las negociaciones con otros países —a pesar de que durante las audiencias judiciales habían defendido precisamente lo contrario— y que era simplemente un “bache en el camino, más que un cambio fundamental”.

Greer dijo que estaba “confiado en el caso” y que si el fallo final no les favorece, “tenemos otras herramientas también”.

Ese fue también el mensaje principal del secretario de Comercio, Howard Lutnick, en una entrevista en Fox News ayer, incluso si el intento de Trump de imponer aranceles bajo la Ley IEEPA fuera bloqueado.

“Pueden estar seguros de que los aranceles no van a desaparecer”, afirmó. “Él tiene muchas otras competencias, así que incluso en este escenario extraño e inusual en que nos quiten esta herramienta, simplemente usaremos otra, u otra, u otra más”.

(Artículo originalmente publicado en inglés el 2 de junio de 2025)

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