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Primero de Mayo de 2025

La dictadura de Trump, la guerra global y la lucha por el socialismo

Este discurso fue pronunciado por Joseph Kishore, secretario nacional del Partido Socialista por la Igualdad (EE.UU.), durante el Acto Internacional en Línea del Primero de Mayo de 2025, celebrado el sábado 3 de mayo.

Discurso del Primero de Mayo 2025 pronunciado por Joseph Kishore

Este evento se lleva a cabo en medio de una extraordinaria intensificación de la crisis mundial del capitalismo, mientras las clases dominantes recurren al fascismo, la dictadura y la guerra.

En ningún lugar está más avanzado este proceso que en Estados Unidos. A cien días de su segundo mandato, Donald Trump busca transformar la presidencia estadounidense en un instrumento dictatorial sin límites.

Trump encarna la criminalidad del capitalismo estadounidense, la unión de la oligarquía y la degradación cultural, la personificación del inframundo político que ahora gobierna desde la Casa Blanca.

Tan solo en los primeros tres meses de su Administración, Trump desafió órdenes judiciales, desplegó a agentes federales para secuestrar ilegalmente a estudiantes inmigrantes, arrestó a jueces, emprendió una guerra contra la disidencia política y declaró su intención de deportar a ciudadanos estadounidenses a campos de concentración en el extranjero.

A diario ocurren escenas asociadas con las dictaduras más brutales. Inmigrantes deportados en masa en virtud de la Ley de Enemigos Extranjeros, incluido Kilmar Abrego García, un residente de Maryland arrancado de su familia y encarcelado en El Salvador “por error”. Rümeysa Öztürk, estudiante de la Universidad Tufts detenida en la calle por agentes enmascarados por escribir un artículo de opinión contra el genocidio de Gaza; Momodou Taal en Cornell se vio obligado a abandonar el país por desafiar las órdenes ejecutivas de Trump y Mahmoud Khalil de Columbia, con un permiso de residencia, fue arrestado sin orden judicial y enfrenta una deportación por sus opiniones políticas.

Un memorando del secretario de Estado, Marco Rubio, declaraba abiertamente que Khalil debería ser expulsado del país por sus “creencias pasadas, actuales o esperadas”. Esto se llama “crimen de pensamiento”, un concepto elaborado por los nazis y ahora adoptado por la Casa Blanca de Trump.

El presidente electo Donald Trump y el senador de Florida, Marco Rubio [AP Photo/Evan Vucci]

Al mismo tiempo, la Administración de Trump está intensificando las guerras globales del imperialismo estadounidense, desde la continuación del genocidio en Gaza, ahora en sus etapas finales de limpieza étnica, hasta los preparativos de guerra contra Irán, China y más allá. La guerra comercial de Trump lanzada bajo la consigna “Made in America” es el frente económico de una campaña mucho más amplia por la dominación mundial.

Estamos siendo testigos del violento realineamiento del Estado capitalista para corresponder al carácter oligárquico de la sociedad estadounidense. Bajo la dirección de Elon Musk, el hombre más rico del mundo, el llamado Departamento de Eficiencia Gubernamental está llevando a cabo despidos masivos de trabajadores federales y desmantelamiento de agencias enteras. Los programas sociales, incluidos Medicaid, Medicare y el seguro social, están siendo recortados. La ciencia y la salud pública están bajo un ataque implacable.

El año pasado, los 19 hogares más ricos de Estados Unidos aumentaron su riqueza en 1 billón de dólares, a un total de 2,6 billones de dólares. Un billón de dólares es suficiente para dar a cada trabajador en Estados Unidos un aumento de 7.000 dólares. Podría duplicar el presupuesto del Departamento de Educación Pública. Podría acabar con la falta de vivienda de la noche a la mañana. En cambio, la enorme riqueza se está canalizando hacia la guerra, los campos de deportación, el mercado de valores y los bolsillos de los ricos.

Es necesario un nuevo camino a seguir. La lucha contra Trump sólo puede librarse en oposición al Partido Demócrata, que ha ayudado a Trump en cada paso del camino. La Administración de Biden y su agenda derechista de guerra y reacción allanaron el camino para la reelección de Trump. Su foco principal fue la escalada de la guerra contra Rusia en Ucrania, mientras que en casa presidía niveles históricos de desigualdad.

Fue Biden quien armó y financió el genocidio del régimen israelí en Gaza y la matanza de cientos de miles de palestinos. Fue Biden quien inició la represión masiva de los manifestantes estudiantiles que se oponían al genocidio. Y son los demócratas quienes han respondido al ataque de Trump a la Constitución no con resistencia, sino con colaboración: dando la bienvenida a Trump a la Casa Blanca después de su toma de posesión, prometiendo cooperación y asegurando la financiación ininterrumpida de su régimen.

En cuanto a figuras como Bernie Sanders y Alexandria Ocasio-Cortez, hablan de oligarquía, pero no de capitalismo. Su programa consiste en llamados a una reforma del financiamiento de campañas, como si se pudiera frenar el giro de la clase dominante hacia la dictadura haciendo ajustes en los bordes de un sistema social y económico en quiebra. Por encima de todo, quieren convencer a los trabajadores y a los jóvenes de que mantengan la fe en el Partido Demócrata.

El senador Bernie Sanders, independiente de Vermont, a la izquierda, habla mientras la representante Alexandria Ocasio-Cortez, demócrata de Nueva York, observa durante una parada de su gira “Luchando contra la oligarquía” el 21 de marzo de 2025 en Denver. [AP Photo/David Zalubowski]

Es imposible luchar contra la oligarquía sin quebrantar su poder. Y eso significa la expropiación de los multimillonarios: la confiscación de sus riquezas y la reorganización socialista de la sociedad en interés de la clase trabajadora. Lo que se requiere no son llamamientos morales ni maniobras políticas dentro del aparato estatal, sino la movilización de la clase trabajadora en una lucha revolucionaria de masas.

Y esa lucha debe basarse en el internacionalismo. Los trabajadores en Estados Unidos son parte de la clase trabajadora internacional, la fuerza social más poderosa del planeta. En todo el mundo existen las mismas condiciones: pobreza masiva, guerra, dictadura. Y en todos los países, las clases dominantes están tratando de arrastrar a los trabajadores a un conflicto entre sí.

En Estados Unidos, este nacionalismo venenoso está siendo promovido por la burocracia sindical. Esto incluye a aquellos que se presentan o son presentados como “reformadores”, como el presidente del UAW, Shawn Fain, el más ferviente animador de Biden, que ahora respalda abiertamente los aranceles de Trump y se prepara para subordinar a los trabajadores a la maquinaria de guerra.

Hace exactamente dos semanas conmemoramos el 250 aniversario de las batallas de Lexington y Concord, que inauguraron la Revolución estadounidense y la lucha contra la monarquía británica. También conmemoramos el 160 aniversario del asesinato de Abraham Lincoln, quien dirigió la Segunda Revolución estadounidense y llevó a cabo la abolición de la esclavitud mediante la expropiación de los esclavistas.

Batalla de Lexington, 19 de abril de 1775, 1910, óleo, William Barns Wollen (1857-1936)

La gran tarea de nuestro tiempo es llevar a cabo la Tercera Revolución estadounidense: la revolución socialista, como parte de una revolución mundial, para derrocar la dictadura de la oligarquía financiera, abolir el capitalismo y establecer un Gobierno obrero basado en la igualdad social y el control democrático de la vida económica.

Para llevar esto adelante, la clase trabajadora necesita su propio partido, armado con un programa, una estrategia y las lecciones de la historia. Ese partido es el Partido Socialista por la Igualdad, que forma parte del Comité Internacional de la Cuarta Internacional, el movimiento trotskista mundial.

¡Únete al Partido Socialista por la Igualdad! Emprendamos la lucha por el socialismo, por la igualdad y por el futuro.

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