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Primero de Mayo de 2025

Unan a los trabajadores latinoamericanos y estadounidenses contra la campaña imperialista de Trump

Este discurso fue pronunciado por Tomas Castanheira, un miembro líder del Grupo Socialista por la Igualdad en Brasil, durante el Acto Internacional en Línea del Primero de Mayo de 2025, celebrado el sábado 3 de mayo.

Discurso del Primero de Mayo 2025 pronunciado por Tomas Castanheira

El Primero de Mayo es el día en que celebramos la unidad internacional de la clase trabajadora. Jamás los trabajadores habían estado tan integrados internacionalmente, operando juntos el gran taller de la producción globalizada. Y al mismo tiempo, nunca fue tan urgente una afirmación política de esa unidad internacional.

El regreso de Trump a la Casa Blanca marca un realineamiento de la política exterior del imperialismo estadounidense hacia la dominación del hemisferio occidental, visto como un paso necesario en su ofensiva contra China.

En su discurso ante el Congreso de los Estados Unidos en febrero, el comandante del Comando Sur, almirante Alvin Holsey, explicó:

La región [América Latina y el Caribe] está en la primera línea de una contienda decisiva y urgente para definir el futuro de nuestro mundo. China está atacando los intereses de los Estados Unidos desde todas las direcciones, en todos los dominios. Si no se logra competir adecuadamente aquí y ahora, la región quedará bajo la influencia de los principales rivales autoritarios de los Estados Unidos, lo que amenaza directamente el giro de los Estados Unidos hacia el Indo-Pacífico.

El administrador de la Autoridad del Canal de Panamá Ricaurte Vasquez, izquierda, el secretario de Defensa Pete Hegseth, centro, y el comandante de Southcom, el almirante de la Armada Alvin Holsey, posan para una fotografía durante un tour de la esclusa de Miraflores del canal, ciudad de Panamá, 8 de abril de 2025 [AP Photo/Matias Delacroix]

Washington “debe enfrentar presencia con presencia”, dijo Holsey. Esta abierta doctrina de intimidación por la fuerza quedó claramente demostrada en recientes acciones contra el canal de Panamá.

Actuando como un gánster al frente del ejército más poderoso del mundo, Trump amenazó con invadir este país soberano para forzar a Panamá a romper acuerdos con China y obtener importantes concesiones militares.

A los ojos indignados de millones de trabajadores de la región, esta descarada política neocolonial se suma al trato humillante de los inmigrantes latinoamericanos en Estados Unidos.

Los trabajadores y sus familias, que cruzaron la frontera en busca de una vida mejor, son perseguidos y deportados esposados en aviones, sin comida ni agua, con los maltratos de guardias que poco deben a la Gestapo: esto se ha convertido en la “experiencia americana” en la conciencia colectiva de América Latina.

El ataque a los inmigrantes es la punta de lanza de los esfuerzos de la oligarquía capitalista estadounidense por construir una dictadura en Estados Unidos. En este y otros aspectos, el destino de la clase trabajadora en América Latina y Estados Unidos está completamente entrelazado.

Los acuerdos entre Trump y su aliado fascista, Nayib Bukele, para ampliar masivamente el complejo penitenciario de El Salvador y enviar a miles de presos, nacidos en EE.UU. y otros países, evocan imágenes siniestras del futuro y del pasado.

La construcción de un complejo transnacional de represión, encarcelamiento y tortura se basa directamente en la experiencia de la Operación Cóndor, iniciada hace exactamente 50 años, en 1975.

Augusto Pinochet con Henry Kissinger, 1976 [Photo by Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile / undefined]

Cóndor fue la culminación de la colaboración asesina entre el imperialismo estadounidense y las dictaduras militares fascistas que se consolidaron en América Latina, respaldadas por la CIA.

Esta red de terrorismo contrarrevolucionario convirtió al continente en un “laberinto de horror”, en palabras de la autora argentina Stella Calloni. “Un exiliado político podría ser secuestrado, tomado como rehén llevado para el otro lado de la frontera, torturado y desaparecido, sin cualquier autorización judicial”.

El intento de la oligarquía estadounidense en crisis de revivir la Doctrina Monroe en el siglo XXI utilizando únicamente la fuerza bruta bien puede calificarse de demencial. Pero la locura de estos planes tiene raíces reales en la crisis insoluble del sistema imperialista.

Esta crisis no deja espacio para un nuevo equilibrio en el que otra potencia sustituya a Washington y al dólar estadounidense. Ni por un orden multipolar pacífico. El estallido de la guerra imperialista es su manifestación más genuina.

Caricatura de 1898 promoviendo el expansionismo estadounidense basado en la doctrina Monroe [Photo by Victor Gillam, ornell University – PJ Mode Collection of Persuasive Cartography]

Nada sería más fatal para la clase trabajadora latinoamericana que dejarse engañar por la agitación nacionalista promovida por las clases dominantes en sus propios países.

El estallido de la agresión imperialista no unifica, desde fuera, las clases sociales dentro de los países latinoamericanos. Al contrario, exacerba sus profundos antagonismos sociales.

En Brasil, el Gobierno de Lula respondió a los aranceles de Trump promoviendo el lema “Brasil para los brasileños”. Su objetivo es utilizar la impopularidad de los ataques de Washington para subordinar a los trabajadores a la burguesía nacional fallida y hacerles tragar los crecientes ataques a sus niveles de vida.

En los últimos años, América Latina ha estado en un estado continuo de malestar social y político. Huelgas y protestas masivas exigiendo igualdad social de una vez por todas han sacudido a todos los países de la región.

La clase dominante respondió con un giro universal hacia la derecha: rehabilitando a los herederos de las dictaduras militares de los años 1970; con Javier Milei en Argentina, Jair Bolsonaro en Brasil, Daniel Noboa en Ecuador: las estrellas fascistas del CPAC junto a Bukele, que inspiran y son inspirados por el Gobierno de la gran potencia capitalista del mundo.

Elon Musk sostiene una motosierra que recibió del presidente de Argentina, Javier Milei, a la derecha, cuando llegan para hablar en la Conferencia de Acción Política Conservadora, CPAC, en el Gaylord National Resort & Convention Center, el jueves 20 de febrero de 2025, en Oxon Hill, Maryland. [AP Photo/Jose Luis Magana]

¿Y qué tienen que ofrecer los partidos de la “marea rosa”, la gran esperanza de la pseudoizquierda mundial? Capitulación tras capitulación ante los fascistas. En nombre de restaurar la unidad nacional perdida y el destrozado sistema político burgués, imponen austeridad capitalista, políticas de represión y encarcelamiento masivo, y el fortalecimiento del ejército.

La clase trabajadora y la juventud están listas para luchar, tanto para resistir las medidas de choque capitalistas como para ajustar cuentas de una vez por todas con el persistente legado de las dictaduras militares y el imperialismo.

Pero es urgente un giro político decisivo.

El Comité Internacional de la Cuarta Internacional (CICI) y el Grupo Socialista por la Igualdad (GSI) llaman a los trabajadores de Brasil y de toda América Latina a romper con las podridas élites políticas nacionales dominadas por la burguesía y unirse a sus hermanos y hermanas de clase en Estados Unidos e internacionalmente para luchar contra el capitalismo, la guerra y el fascismo.

¡Adelante con la construcción de la Alianza Internacional Obrera de Comités de Base, los órganos de la democracia obrera del siglo XXI!

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