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Rumanía pasa a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales

El candidato presidencial George Simion se dirige a sus partidarios por videoconferencia después del cierre de las urnas para repetición de la primera vuelta de las elecciones presidenciales del país en Bucarest, Rumania, el domingo 4 de mayo de 2025 [AP Photo/Andreea Alexandru]

La segunda vuelta de las elecciones presidenciales rumanas se celebrará el domingo 18 de mayo. Tras la victoria en primera vuelta del candidato fascista pro-Trump, George Simion, en la contienda presidencial, el primer ministro del PSD, Ciolacu, dimitió, haciendo caer al Gobierno de coalición PNL-PSD (nacional liberal-socialdemócrata). El presidente interino Bolojan ha nombrado a Predoiu, líder del PNL, primer ministro interino, lo que permitirá al próximo presidente supervisar la formación de una nueva mayoría.

Estos acontecimientos provocaron pánico en el mercado bursátil rumano y la moneda nacional cayó frente al euro.

Independientemente del resultado de las elecciones del domingo, el deterioro de los derechos democráticos se intensificará, ya que ambos candidatos han presentado programas de guerra y austeridad.

Simion ha anunciado que intentará recortar 500.000 empleos en el sector público, en un ataque inspirado en Trump contra los trabajadores que implicaría el despido de casi la mitad de la plantilla pública. Admira abiertamente al presidente argentino fascistizante Javier Milei y al multimillonario Elon Musk, y se jacta de que los trabajadores despedidos serían reclutados por empresarios que ya no contratarían a trabajadores extranjeros.

Nicuşor Dan, el candidato pro-UE, también es, sin complejos, un candidato de los mercados financieros. En la televisión rumana, declaró: “Necesitamos recuperar la confianza de los mercados financieros, del mercado privado. Necesitamos un margen de previsibilidad para que el inversor sepa que los impuestos que paga ahora serán los mismos dentro de uno o dos años”, mientras que los trabajadores deben soportar “recortes presupuestarios dolorosos, pero necesarios”.

Para confirmar sus credenciales antiobreras, Dan presume de sus “logros” en el ayuntamiento de Bucarest: “En el ayuntamiento, encontramos una deuda vigente de tres mil millones leus que había que pagar”. Dan reestructuró el ayuntamiento, despidiendo a miles de empleados y recortando lo que él llamó “ayudas sociales”, como las prestaciones por discapacidad.

Gran parte de los medios de comunicación intentan arrear a los trabajadores, y especialmente a los jóvenes, tras la candidatura de Dan, en nombre de la defensa de la democracia o incluso de la “lucha contra el fascismo”. Como lo demuestra la cancelación de las elecciones presidenciales de diciembre y la exclusión arbitraria de candidatos, la clase dirigente rumana desprecia los derechos democráticos. Tras las falsas acusaciones de injerencia rusa y ciberguerra se esconde su compromiso, reiterado por Dan durante las elecciones, de apoyar incondicionalmente la guerra contra Rusia en Ucrania.

En un país tras otro de Europa, se ha estado promocionando sistemáticamente a las fuerzas de extrema derecha y fascistas desde las altas esferas de la política oficial. Cada vez más, los Gobiernos europeos están asumiendo y normalizando el programa de la extrema derecha, incluyendo la persecución de refugiados, el desprecio por la salud pública y la militarización de la sociedad.

En Rumanía y otros países de Europa del este, desde la restauración del capitalismo, el anticomunismo se ha convertido en religión de Estado. A esto se han sumado invariablemente la glorificación del individualismo y la promoción de figuras y movimientos históricos fascistas y vinculados al nazismo.

Cabe destacar que tanto Simion como su oponente, Nicuşor Dan, provienen del mismo entorno de la política de protesta cívica, un entorno impregnado de ideología anticomunista y financiación occidental. El movimiento AUR (Alianza para la Unión de los Rumanos) saltó a la palestra política en 2020, cuando el PSD promovía un programa anticientífico contra las medidas contra la COVID-19.

Es importante señalar, contra todos los movimientos pseudoizquierdistas y neoestalinistas, que el callejón sin salida político de la sociedad rumana no fue una inevitabilidad, sino que es responsabilidad directa de los estalinistas y su traición y perversión del marxismo.

Sectores del Partido Socialdemócrata (PSD), sucesor directo del partido gobernante estalinista de Rumanía durante la Guerra Fría, se preparan ahora para tomar el poder en un Gobierno de coalición con los fascistas. Esto sería una continuación de su política anterior, incluyendo la admisión por parte de los líderes del PSD de que utilizaron sus redes electorales para canalizar votos hacia Simion en diciembre.

El Partido Socialista Rumano (PSR) es el mayor grupo estalinista que aún conserva una fachada de izquierda y colabora con grupos pseudoizquierdistas como el GAS (Grupo de Acción Socialista) y la AEM (Asociación para la Emancipación de los Trabajadores). En diciembre, el PSR emitió un comunicado condenando la cancelación de las elecciones presidenciales. Describe al candidato fascista Georgescu como alguien que “llama a la paz, a recuperar las riquezas de nuestro país… a preservar las tradiciones y la fe de nuestro pueblo, a defender la dignidad y la soberanía rumanas, etc.”.

Otros sectores del PSD se están alineando con la campaña pro-UE. Victoria Stoiciu, diputada socialdemócrata, proviene del entorno pseudoizquierdista y activista, promovido por la dirección del PSD en los últimos años para intentar darle al PSD un barniz de izquierda. En una entrevista en la que defendía su apoyo a Dan, presentó lo que llamó “un argumento, si se quiere, cínico y táctico. Se ha adoptado la postura soberanista, se está debatiendo quién es más soberanista o extremista. En este caso, no se trata de soberanismo, sino de extremismo. Pero no tenemos un partido de izquierda genuino. El PSD tiene algunas políticas de izquierda, pero necesita mucho más”.

Su promoción de Dan ejemplifica cómo el sistema político postestalinista ha servido, desde la restauración del capitalismo en Rumania, para sofocar la resistencia y confundir políticamente a los trabajadores, especialmente a través del uso de las burocracias sindicales y sus asistentes pseudoizquierdistas.

El BNS (Bloque Sindical Nacional), la segunda federación sindical más grande del país, celebró su Congreso Nacional el 7 de mayo. En esta ocasión, invitó a ambos aspirantes presidenciales a un “enfrentamiento” electoral.

Dando legitimidad a ambos candidatos de las grandes empresas, incluido el abiertamente fascista Simion, el sitio web del BNS anunció: “La presencia de los dos candidatos ante los representantes del movimiento sindical representa una importante señal de respeto hacia los millones de asalariados en Rumania, pero también hacia el papel esencial que desempeña el diálogo social en una democracia sólida”.

Los burócratas reunidos preguntaron repetidamente a los dos candidatos cómo garantizar que Rumanía se beneficiara al máximo del programa de rearme de la UE. Ambos candidatos respondieron en sintonía, enumerando los posibles emplazamientos de Rumanía para la fabricación de armas. Dan declaró: “Tenemos potencial en espacio aéreo, vehículos, municiones, pólvora; existe este potencial”.

La reunión destacó la integración corporativista del aparato sindical con las estructuras del Estado burgués y su determinación de actuar como policía industrial. La dirección del BNS ejemplifica la brecha de clase entre la clase obrera y las burocracias obreras.

Su líder, Dumitru Costin, quien lidera el sindicato desde 1993, es un empresario con buenos contactos que se beneficia de los activos de los sindicatos y las contribuciones de los trabajadores. Además de su relación simbiótica con los socialdemócratas, los líderes del BNS también firmaron en el pasado un pacto electoral con otro partido postestalinista, el Partido de la Gran Rumanía (PRM). El PRM, que en muchos sentidos se anticipó al AUR de Simion, era un partido fascista integrado por antiguos burócratas y miembros del aparato represivo estalinista.

A lo largo de su sórdida historia, el PRM colaboró con otros jefes sindicales y, de manera crucial, con los responsables de la traición y la derrota de importantes luchas mineras de la década de 1990. Constantin Creţan es uno de los líderes sindicales más importantes involucrados en estas traiciones, quien durante muchos años mantuvo una relación con la organización pseudoizquierdista AEM y ahora lidera el sindicato Federación Nacional del Trabajo.

El 7 de mayo, junto con otros líderes sindicales del Complejo Energético de Oltenia, Creţan firmó un protocolo electoral para apoyar a Simion. En lo que constituye una bofetada a las decenas de miles de mineros que perdieron su medio de vida como resultado de sus traiciones, los jefes sindicales están promoviendo las mentiras de Simion sobre la reapertura de las minas.

“Todo se reabrirá. Se aplicará el método de Trump. Los decretos se firmarán el primer día después de la investidura”, declaró un miembro de la AUR presente en las conversaciones. Según se informa, el protocolo incluye el apoyo sindical a la campaña bélica, con el pretexto de “reinvertir el 80% de todas las adquisiciones militares del presupuesto estatal y préstamos”, así como a la candidatura del fascista Călin Georgescu como primer ministro.

Entre los puntales ideológicos de estos enemigos reaccionarios de clase se encuentran grupos pseudoizquierdistas como el GAS. Este grupo se especializa en promover políticas identitarias de clase media y la sumisión a la burocracia sindical. Sobre las luchas obreras de los últimos años, el GAS ha declarado: “Por supuesto, este hecho [que los trabajadores del metro permanecieran aislados], junto con la baja tasa de sindicalización en el sector privado, nos muestra que aún nos encontramos en un período histórico en el que los trabajadores, como clase, están a la defensiva”.

En un momento en que millones de trabajadores en toda Europa y el mundo están en lucha, una evaluación de este tipo sólo puede servir para encubrir la traición del aparato sindical.

De hecho, en Estados Unidos, el apoyo al Partido Demócrata por parte de los sindicatos y la pseudoizquierda solo ayudó a allanar el camino para el segundo mandato de Trump y el actual ataque global contra los derechos de la clase trabajadora.

Del mismo modo, en Rumanía, una victoria del pro-UE Dan no disminuiría en absoluto el peligro fascista. El AUR solo se beneficia políticamente, al ser la única oposición oficial al gobierno de gran coalición propuesto por Dan y sus ataques al nivel de vida.

La condición previa para una lucha exitosa contra la guerra, el fascismo y la destrucción de los niveles de vida es la lucha por la independencia política de la clase obrera. Los trabajadores y jóvenes deben estudiar el programa del Comité Internacional de la Cuarta Internacional y su ininterrumpida historia de lucha contra el estalinismo, la socialdemocracia y la política pseudoizquierdista de la clase media.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 16 de mayo de 2025)

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