Desafiando la creciente indignación de las bases por los recortes de empleo, la burocracia del sindicato United Auto Workers (UAW) continúa promoviendo los aranceles de Trump y fomentando el repugnante sentimiento antimexicano.
Los estrictamente controlados mítines “Inviertan en EE.UU.” en Warren y Trenton, Michigan, celebrados la semana pasada, contaron con la asistencia de apenas unas pocas docenas de personas, en su mayoría funcionarios del UAW. Los oradores pidieron a Stellantis trasladar la producción a plantas estadounidenses “infrautilizadas” en lugar de enviar “empleos a países de bajos salarios y alta explotación”.
Un comunicado emitido a nombre de la Región 1 del UAW, en promoción del mitin en Warren, declaraba: “los aranceles automotrices deberían motivar a Stellantis a reincorporar a cada trabajador despedido, utilizando el exceso de capacidad en casi todas nuestras instalaciones”.
Los mítines siguieron a la publicación de un informe del UAW titulado “Desbloqueando el potencial de la manufactura automotriz en EE.UU.”, el cual denuncia la “deslocalización de la producción hacia países de bajos salarios y alta explotación como México”.
Mientras los funcionarios del UAW intentaron encubrir su defensa de los aranceles con una falsa retórica populista, atacando los pagos multimillonarios de dividendos a los accionistas, su objetivo era claro: defender la alianza del sindicato con el fascista Trump.
A pesar de sus declaraciones en sentido contrario, el apoyo de Shawn Fain al venenoso chovinismo de Trump de “América Primero” alinea a la burocracia del UAW con la política de deportaciones masivas del gobierno, culpando a los inmigrantes por todos los males sociales generados por el capitalismo, así como con la expulsión de estudiantes internacionales por oponerse al genocidio en Gaza.
El nacionalismo económico promovido por el UAW es reaccionario e ignorante. Es bien sabido que la producción automotriz depende de una red de suministro global compleja y altamente integrada que involucra a trabajadores de muchas regiones diferentes. Cualquier interrupción en la producción en un país tiene amplias repercusiones. No existe tal cosa como un auto estadounidense o mexicano. Cada vehículo producido contiene partes hechas por el trabajo de obreros en muchos países.
La afirmación de que los trabajadores estadounidenses sólo pueden defender empleos quitándoselos a otros trabajadores en el extranjero es aceptar los límites del sistema capitalista, fomenta la división de la clase trabajadora, socava la solidaridad y ata a los trabajadores a “sus” jefes empresariales y gobiernos capitalistas.
Más fundamentalmente, la infrautilización de la capacidad de producción es consecuencia del carácter anárquico y no planificado de la producción capitalista, donde toda consideración sobre las necesidades sociales está subordinada a la loca búsqueda del enriquecimiento personal. ¿Cree algún obrero automotriz que el acercamiento del UAW al fascista Trump o los pedidos a las empresas automotrices “de hacer lo correcto” van a defender un solo puesto de trabajo? De hecho, todos los derechos obreros fueron conquistados a través de encarnadas luchas de clases, no fueron obsequios de los capitalistas o de los políticos empresariales.
La única estrategia viable para defender empleos se basa en la perspectiva de unir a los trabajadores de todo el mundo contra las empresas automotrices transnacionales. La Alianza Internacional Obrera de Comités de Base (AIO-CB) está liderando esta lucha, movilizando a los trabajadores de forma independiente frente a los sindicatos nacionalistas proempresariales y construyendo redes de comunicación para coordinar la lucha obrera a nivel mundial.
Que una lucha global es posible lo demuestra la reciente oleada de huelgas en China, así como el voto a favor de huelga por parte de los trabajadores automotrices alemanes contra los recortes de Ford. Los obreros automotrices mexicanos, estigmatizados por el UAW, han protagonizado luchas militantes contra las trasnacionales estadounidenses, incluida la rebelión de Matamoros en 2019. Ese mismo año, los trabajadores de GM en la planta de Silao en México realizaron acciones de solidaridad en apoyo a las huelgas de trabajadores de GM en EE.UU.
El informe del UAW divulgado el mes pasado expone los argumentos nacionalistas para apoyar los aranceles. Afirma que “en 2024, la industria automotriz estadounidense tenía la capacidad para producir más de 14,7 millones de vehículos. Sin embargo, sólo se produjeron 10,2 millones, dejando 4,5 millones de unidades de capacidad sin utilizar”.
Luego señala: “La industria automotriz estadounidense tiene un legado orgulloso de responder a los desafíos nacionales, desde la movilización en la Segunda Guerra Mundial como Arsenal de la Democracia hasta la producción de equipos médicos críticos durante la crisis del COVID-19”.
La referencia al “Arsenal de la Democracia” de la Segunda Guerra Mundial demuestra que, al igual que lo hizo bajo Biden —quien llamó a los sindicatos su “OTAN doméstica”—, el UAW vuelve a ofrecer sus servicios como fuerza policial pro empresarial contra la clase trabajadora, reprimiendo huelgas e imponiendo una brutal explotación para abastecer a la maquinaria de guerra estadounidense.
Los aranceles no están destinados a crear empleos para los trabajadores estadounidenses. Son un componente clave de la planificación bélica de Trump. Están dirigidos a asegurar las cadenas de suministro necesarias para acelerar la producción militar en preparación para una guerra mundial en la que China es el blanco principal. Conviene recordar que en los años treinta, el establecimiento de barreras arancelarias fue paralelo al ascenso del fascismo, la fragmentación del mundo en bloques comerciales rivales y el estallido catastrófico de la Segunda Guerra Mundial.
La decisión del UAW de no movilizar a los trabajadores de base para sus falsos mítines por el empleo es reveladora. El presidente del UAW, Shawn Fain, es consciente de la furia creciente entre los obreros automotrices por su respaldo a los aranceles de Trump, que ya han provocado miles de despidos en EE.UU., Canadá y México. Además, un número cada vez mayor de trabajadores está alarmado por los ataques violentos contra los derechos democráticos de ciudadanos y no ciudadanos, así como por las amenazas provocadoras y el belicismo del fascista Trump.
Las quejas de Fain sobre el aprovechamiento de los bajos salarios en México por parte de las automotrices son el colmo del cinismo, dado el papel del UAW al socavar los salarios y condiciones laborales de los trabajadores estadounidenses.
El supuesto contrato “histórico” entre el UAW y el “Big Three” de Detroit en 2023 avaló el despido de miles de trabajadores temporales a quienes se les había prometido falsamente empleo a tiempo completo. Fain también aprobó el cierre de más de una docena de centros de distribución de piezas de Stellantis a cambio de un compromiso falso de abrir un nuevo centro de repuestos en Belvidere, Illinois, junto con la reapertura de la planta de ensamblaje de Belvidere y la construcción de una nueva planta de baterías. Stellantis canceló oficialmente estos planes esta semana.
El UAW ha bloqueado toda oposición a los despidos y al despido masivo de los temporales, colaborando con la dirección para imponer condiciones de intensificación del trabajo y horas extras forzosas sobre los obreros restantes. Las muertes y lesiones en el trabajo van en aumento, como lo demuestran la muerte del trabajador de Stellantis Toledo Jeep, Anthony Gaston, en agosto pasado, y la del obrero calificado Ronnie Adams, de Dundee Engine, el mes pasado.
En las plantas de vehículos eléctricos donde el UAW ha sido reconocido, como la planta de baterías StarPlus en Kokomo, Indiana, los trabajadores perciben salarios por debajo del nivel estándar y enfrentan condiciones inseguras, mientras se les sigue obligando a pagar cuotas al sindicato.
Recortes laborales recientes no han enfrentado ninguna resistencia por parte del UAW. Esto incluye el despido de más de 1.000 trabajadores en la planta de ensamblaje Warren Truck de Stellantis y la prórroga en la reapertura de Belvidere Assembly hasta por lo menos 2027. Cientos también han sido despedidos en Warren Stamping y Sterling Stamping, así como en plantas de transmisiones en Kokomo, Indiana. GM despidió a 200 trabajadores en la Factory Zero de Detroit el mes pasado y Volvo-Mack Trucks está despidiendo a 1.000 trabajadores en Virginia, Maryland y Pensilvania.
Los recortes de empleo también están impactando a trabajadores en Canadá y México. Stellantis acaba de anunciar una nueva paralización de una semana en la planta de minivans Chrysler en Windsor, Ontario, tras una suspensión de dos semanas en abril. También ha detenido temporalmente la producción en su planta de Toluca, México.
GM detuvo temporalmente la producción en la planta CAMI en Ingersol, Ontario, y otros 700 trabajadores enfrentan despidos en la planta de GM en Oshawa, Canadá. Miles de obreros de autopartes en EE.UU., Canadá y México están siendo afectados por estos despidos.
Una masacre global de empleos está en marcha desde hace tiempo, ya que las empresas automotrices de todo el mundo han intensificado el recorte de empleos mientras intentan trasladar los costos de la transición hacia vehículos eléctricos sobre los hombros de los trabajadores. Los vehículos eléctricos requieren muchas menos piezas y menos trabajo para ser fabricados, lo que presagia una masacre global de empleos. De hecho, muchas de las plantas que el UAW indica como de capacidad ociosa están siendo reconvertidas para la producción de modelos eléctricos.
Dado estos hechos, una lucha unificada a escala global no solo es posible, sino necesaria.
Will Lehman, trabajador de Mack Trucks y candidato a la presidencia del UAW en las elecciones sindicales de 2022, declaró esta semana en un artículo de opinión en Newsweek:
Los trabajadores en EE.UU. deben rechazar la mentira de que sólo podemos salvar nuestros empleos a costa de los trabajadores en otros países. Sólo podemos defender nuestros intereses uniendo fuerzas con nuestras hermanas y hermanos de clase en todo el mundo.
Por eso llamo a los trabajadores automotrices a formar comités de base en cada planta y a unirse a la Alianza Internacional Obrera de Comités de Base (AIO-CB). Las empresas están coordinadas a nivel global. Nosotros también debemos estarlo.
No necesitamos una guerra comercial. No necesitamos nacionalismo. Necesitamos una nueva estrategia: internacionalismo y socialismo. No apoyar la competencia nacionalista entre distintas empresas, sino crear una sociedad basada en la verdadera igualdad, en la que la economía global sea controlada por los trabajadores y para los trabajadores.
Para unirte a la lucha por comités de base, llena el formulario a continuación.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 13 de mayo de 2025)
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