Describiendo cómo la aristocracia financiera francesa acumulaba su riqueza durante la Monarquía de Julio tras la derrota de la revolución de 1830, Karl Marx escribió en Las luchas de clases en Francia sobre “la cúpula de la sociedad burguesa… donde el dinero, la sangre y la mugre conviven”. El obsceno espectáculo del martes recuerda esta descripción, cuando encabezó una comitiva con los líderes de la oligarquía financiera estadounidense para rendir homenaje en la corte del déspota y carnicero saudí, el príncipe heredero Mohamed bin Salmán.
Bin Salmán preside una teocracia semifeudal que sigue utilizando la espada para decapitar a los condenados a muerte, incluyendo a 338 víctimas registradas en 2024. Las autoridades del país llevan a cabo abusos desenfrenados contra aquellos detenidos por actividades políticas, incluyendo detenciones largas sin cargos ni juicio, la extracción de evidencia por medio de tortura, la privación de asistencia legal y la violación del debido proceso y un juicio imparcial.
Bin Salmán será recordado por siempre por ordenar el asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi en el Consulado saudí en Estambul. Un escuadrón de matones siguiendo las órdenes de Bin Salmán descuartizó al antiguo columnista del Washington Post con una sierra para borrar cualquier rastro del macabro asesinato estatal.
Trump y los multimillonarios aliados con su Administración, como el hombre más rico del mundo, Elon Musk, el director ejecutivo de Open AI, Sam Altman, y el director ejecutivo de la empresa de chips avanzados Nvidia, Jensen Huang, asistieron en primer lugar para ganar dinero para ellos y sus operaciones comerciales. Como informó el New York Times, los participantes incluyeron ejecutivos “de empresas de tecnología, bancos, grupos de consumidores y otras industrias, incluidos representantes de cuatro de las 10 empresas más grandes de EE.UU. por valor de mercado”.
Trump promocionó la promesa saudí de invertir $600 mil millones en los Estados Unidos durante los próximos cuatro años, una cifra que muchos expertos económicos creen que es muy dudosa debido a la ajustada posición presupuestaria de Riad producida por los bajos precios sostenidos del petróleo, y la venta de equipos militares que cuestan $142 mil millones a Riad. Sin duda, Bin Salman desplegará los aviones de combate, misiles y otras armas ofensivas suministradas por Washington para reprimir la oposición popular a su régimen despótico y librar una guerra contra sus rivales regionales.
Más allá de las transacciones comerciales, no cabe duda de que Trump y los otros oligarcas estadounidenses vieron en sus anfitriones saudíes espíritus afines. Aspiran a establecer una dictadura en Estados Unidos que rivalice con la de Bin Salman en ilegalidad y brutalidad, como lo demuestran las acciones de Trump desde su regreso a la Casa Blanca y el apoyo que gozan en los círculos gobernantes.
Trump ha planteado la derogación de la Constitución de los Estados Unidos, gobernado casi exclusivamente por orden ejecutiva, deportado a inmigrantes a campos de concentración y ordenado la captura de estudiantes por protestar contra el genocidio en Gaza. Ha alentado a Israel a emprender sus “pasos finales”, como dijo el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, en el genocidio de los palestinos en Gaza, y gastó más de mil millones de dólares en un bombardeo implacable de Yemen, el mismo país empobrecido que ya había sido devastado durante seis años de ataques aéreos saudíes a partir de 2015.
La aristocracia financiera estadounidense moderna quiere una dictadura, un Gobierno de, para y por la oligarquía, para que pueda saquear la riqueza de la sociedad intensificando la explotación de la clase trabajadora y apoderándose de los recursos de otros países a través de las presiones económicas y la guerra imperialista.
Si bien este impulso asume su expresión más aguda en los Estados Unidos, es la respuesta esencial de la clase dominante en todos los centros imperialistas a la intratable crisis del capitalismo global la que está enfrentando a las principales potencias entre sí en un nuevo reparto del mundo, exacerbando niveles ya horrendos de desigualdad social. Una parte importante de la explicación del amplio apoyo dentro de la oligarquía al esfuerzo de Trump por establecer una dictadura fascista es el gran abismo entre ricos y pobres, ya que los tres estadounidenses más ricos ahora poseen más riqueza que la mitad más pobre de la población.
Todos los peores atributos de la oligarquía –su obsesión por el lucro, la autopromoción, las mentiras y el engaño, el desprecio de todas las restricciones legales y la inestimable corrupción personal— se concentran en Trump. El viaje de cuatro días del presidente estadounidense a Oriente Próximo es reconocido incluso por las principales publicaciones burguesas como una gran oportunidad para que Trump y su familia se enriquezcan a través de la especulación financiera y estafas directas. Las inversiones en campos de golf, hoteles, otros desarrollos inmobiliarios y la criptomoneda de Trump serán temas de discusión a medida que pase de Arabia Saudita más tarde hoy a Qatar y mañana a los Emiratos Árabes Unidos.
Para colmo, Trump recibirá el “regalo” de un jet Boeing 747-8 de lujo con un valor estimado de $450 millones de la familia real de Qatar que se convertirá para su uso como el avión oficial Air Force One durante la presidencia de Trump. Después de que deje el cargo, el avión será donado a su biblioteca presidencial.
CNN se vio obligada a señalar:
Donald Trump viaja esta semana a Arabia Saudí, Qatar y Emiratos Árabes Unidos no solo como presidente de Estados Unidos, sino también como patriarca de una familia cuyo imperio empresarial sigue expandiéndose en esa parte del mundo.
El fondo de riqueza soberana de Arabia Saudita, bajo el control de Bin Salman, ha invertido $2 mil millones en una firma de capital privado lanzada por el yerno de 3rump, Jared Kushner, quien se desempeñó como asesor de Trump durante su primer mandato y continúa asesorándolo informalmente hoy. El fondo soberano de Qatar está financiando un proyecto en Qatar para construir un campo de golf con la marca Trump.
Y en la vecina Omán, la agencia de turismo estatal se asoció con la Organización Trump el año pasado para construir un complejo vacacional, completo con un campo de golf y villas. Eric y Donald Jr., los hijos de Trump, cenaron con el príncipe heredero de Omán el verano pasado para celebrar el acuerdo.
El Sultanato está actuando actualmente como intermediario en las negociaciones entre Estados Unidos e Irán, que se han caracterizado por la reanudación de la “máxima presión” de Trump sobre el régimen burgués-clerical en Teherán para obligarlo a abandonar su programa nuclear y aceptar un Oriente Próximo dominado por Washington.
Durante su viaje, Trump y su séquito combinarán acuerdos comerciales privados para la “Organización” mafiosa del presidente con conversaciones sobre el implacable impulso del imperialismo estadounidense para consolidar su hegemonía indiscutible sobre esta región rica en petróleo y geoestratégicamente crítica. Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos y Qatar, que alberga la base militar estadounidense más grande de la región con unos 10.000 soldados, son vistos en Washington como aliados regionales clave en el establecimiento de un “nuevo Oriente Próximo”. Washington tiene la intención de basar este programa en la eliminación de los palestinos a manos del régimen sionista, el cambio de régimen en Teherán y la reversión de la creciente influencia económica y diplomática de China.
Marx observó que después de años de “las orgías desvergonzadas de la aristocracia financiera”, que se enriquecieron “no por la producción, sino por embolsarse la riqueza ya disponible de otros”, el grito del pueblo francés en el año revolucionario de 1848 fue: “¡Abajo los grandes ladrones! ¡Abajo los asesinos!
En 2025, se está gestando un movimiento revolucionario a una escala mucho mayor contra la Administración de Trump y la oligarquía financiera que la respalda.
El autoenriquecimiento criminal de la élite gobernante, que es inseparable de su desquiciado impulso por capturar mercados, materias primas y mano de obra a través del saqueo económico y la guerra imperialista, crea las condiciones para la erupción de un movimiento de masas de la clase obrera estadounidense e internacional. Sus principales tareas serán expropiar a la oligarquía, poner fin a la guerra imperialista y redistribuir los vastos recursos financieros y materiales de la sociedad a través de la lucha por el socialismo.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 13 de mayo de 2025)