Los ministros de exteriores de seis potencias europeas se reunieron el lunes en Londres y emitieron una declaración conjunta sobre la guerra con Rusia en Ucrania y las relaciones transatlánticas. Si bien celebraron la alianza de la OTAN con Estados Unidos como la “piedra angular” de la “prosperidad y seguridad” europeas, los ministros de Francia, Alemania, Italia, Polonia, España y Reino Unido amenazaron a Rusia con nuevas sanciones y una nueva escalada militar europea.
A pesar de la invocación a la OTAN como la “piedra angular” de la prosperidad europea, la realidad es que el orden mundial capitalista está experimentando un colapso histórico. El gobierno de EE.UU., líder de la OTAN, amenaza con devastar la economía europea con aranceles sobre cientos de miles de millones de euros en exportaciones hacia EE.UU. en el marco de su guerra comercial mundial. Además, su política de combatir a Rusia hasta el último ucraniano ha llevado a una debacle militar para Europa. Tras millones de víctimas entre ucranianos y rusos, Ucrania se está retirando en todo el frente.
Las potencias europeas responden con una enorme escalada militar para desarrollar a Europa como un bloque militar capaz de librar guerras imperialistas de manera independiente de EE.UU. El eje de este esfuerzo es el plan de 1 billón de euros para rearma a Alemania como una potencia militar agresiva por primera vez desde la derrota del nazismo en la Segunda Guerra Mundial. En todos los países europeos, sin embargo, esto implica ataques sociales históricos contra la clase obrera para financiar el aumento del gasto militar, así como ataques a los derechos democráticos para que los Estados policiales europeos puedan reprimir la oposición obrera.
Esto se desprende de la declaración de la cumbre de Londres que, mientras llama a un “alto el fuego de 30 días” en Ucrania, busca crear el marco necesario para continuar la actual guerra. Se llama a “fortalecer las fuerzas armadas ucranianas” y a “reponer las municiones y el equipamiento” en medio de la actual guerra con Rusia. También se prepara a las fuerzas europeas de “reafirmación aérea, terrestre y marítima” que serían desplegadas en Ucrania para “apoyar la regeneración de las fuerzas armadas ucranianas”.
Si Rusia no cumple con el cese al fuego que Europa exige, continúa la declaración, Europa intensificará drásticamente su estrangulamiento económico de Rusia. Se propone “limitar los ingresos del Kremlin, interrumpir la flota en la sombra [que transporta recursos energéticos rusos sancionados por EE.UU. y Europa], endurecer el tope al precio del petróleo y reducir nuestras importaciones restantes de energía rusa”.
La declaración concluye abogando por una escalada militar europea. Propone “fortalecer aún más la OTAN y la contribución de los aliados europeos mediante el aumento de la seguridad y el gasto en defensa para cumplir con el objetivo de disuadir y defender en todos los ámbitos de la región euroatlántica”. Esto incluye “una relación de seguridad y defensa reforzada entre el Reino Unido y la UE” en la era post-Brexit.
Estas políticas, que amenazan con provocar una guerra directa con Rusia, una potencia nuclear, son profundamente reaccionarias. Los gobiernos solo pueden avanzar en esta dirección violando flagrantemente la voluntad del pueblo. Existe una oposición abrumadora en Europa a los planes de desplegar tropas europeas en Ucrania para enfrentarse a Rusia, así como a los recortes en pensiones u otros servicios sociales para financiar la carrera armamentista.
La exigencia de las potencias europeas de un “alto el fuego de 30 días” por parte de Rusia es un fraude político que pretende ocultar el carácter agresivo de su propia política. Inicialmente, se escandalizaron cuando el gobierno de Trump abrió conversaciones con Moscú; el plan de Trump de saquear 500.000 millones de dólares en recursos mineros ucranianos como compensación por la “ayuda” estadounidense a Ucrania chocaba con los planes de las potencias europeas para apropiarse de esos mismos recursos.
Funcionarios y medios europeos denunciaron la propuesta de alto el fuego estadounidense cuando se publicó el mes pasado, comparándola con el vindicativo Tratado de Versalles que devastó a Alemania tras la Primera Guerra Mundial y llamando a continuar armando a Ucrania contra Rusia. Si ahora las potencias europeas se alinean con la idea de un alto el fuego, es para posicionarse mejor para su propia escalada militar en medio del creciente conflicto con el gobierno de Trump.
La cumbre del lunes en Londres sucedió a una visita a Kiev el fin de semana por el primer ministro británico, Keir Starmer; el primer ministro polaco, Donald Tusk; el presidente francés, Emmanuel Macron; y el canciller alemán, Friedrich Merz. La visita coincidió con negociaciones de diplomáticos europeos y estadounidenses sobre la posibilidad de exigir un alto el fuego de 30 días a Rusia. El objetivo de la visita, según escribió el diario Guardian, “fue presionar a Trump para que admitiera que Putin está ganando tiempo, y que EE.UU. no tiene otra opción política que imponer sanciones económicas drásticas contra Rusia”.
En Kiev, Starmer argumentó que Washington debería sumarse a la política europea de confrontación con Rusia. “Así que todos nosotros aquí junto a EE.UU. estamos desenmascarando a Putin. Si realmente quiere la paz, ahora tiene la oportunidad de demostrarlo”, declaró. “Nada más de condiciones y retrasos”.
Putin ha respondido con una propuesta de negociaciones en Estambul, y Trump ha presionado al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, para que asista. Sin embargo, las potencias europeas continúan planificando acciones militares agresivas contra Rusia. Funcionarios alemanes insisten en mantener una “ambigüedad estratégica” sobre los planes de entregar misiles de crucero Taurus a Ucrania para lanzar ataques de largo alcance en el interior de Rusia.
Mientras Gran Bretaña promete aumentar su gasto en defensa en 12.000 millones de libras al año, y la UE adopta un incremento de 800.000 millones de euros en gasto militar, es evidente que las afirmaciones de que las potencias europeas tienen una política de paz carecen de sustancia.
Aunque el régimen capitalista ruso invadió Ucrania en febrero de 2022, la naturaleza de la guerra y los peligros y tareas que enfrenta la clase obrera no pueden entenderse simplemente denunciando la indudablemente reaccionaria invasión de Putin. Los papeles más agresivos los han desempeñado las potencias imperialistas de la OTAN. Los intereses estratégicos subyacentes a su política de armar a Ucrania antes de la invasión rusa han salido ahora a la superficie.
En una cumbre el año pasado en Suiza, el entonces presidente polaco Andrzej Duda argumentó sin rodeos a favor de destruir a Rusia, llamando a dividirla en 200 microestados que Europa pudiera dominar:
A Rusia se le llama a menudo la prisión de las naciones, y con razón. Alberga a más de 200 grupos étnicos, la mayoría de los cuales se convirtieron en residentes de Rusia como resultado de los mismos métodos utilizados hoy en Ucrania. Rusia sigue siendo el mayor imperio colonial del mundo, que a diferencia de las potencias europeas nunca ha pasado por un proceso de descolonización ni ha enfrentado los demonios de su pasado. Ya no hay lugar para el colonialismo en el mundo moderno.
Hoy, en medio del colapso acelerado de la hegemonía mundial estadounidense y el recrudecimiento de las tensiones entre EE.UU. y Europa, las potencias imperialistas europeas ven la agresión militar, y en particular el dominio de Estados cercanos como Rusia, como fundamentales en su intento de alcanzar hegemonía mundial. Esto fue explicado sin rodeos ayer en una columna del Financial Times titulada “Europa necesita una nueva brújula geopolítica”, escrita por Marc de Vos, jefe del influyente centro de pensamiento con sede en Bruselas, el Instituto Itinera.
De Vos expuso las diversas opciones de la política mundial de Europa. La primera, argumentó, sería desarrollarse como hegemón regional y eventualmente mundial, modelando a Europa según la hegemonía mundial estadounidense del período reciente. Esto significaría trabajar para “proyectar poder europeo, vinculando a terceros países a una Pax Europeana construida sobre un gran mercado con capacidades tecnológicas y de seguridad integradas”. Europa debería “no solo dominar su teatro euroasiático sino también una Rusia adversaria”.
En medio del creciente conflicto entre EE.UU. y China, las otras dos opciones de Europa, según De Vos, serían orientarse hacia China o hacia Estados Unidos. Una opción consiste en “posicionar a la UE como el último bastión de la globalización”, continuar el comercio con China y de este modo “ofrecerle a Pekín una vía de escape en su guerra comercial con Washington a cambio de neutralizar su asociación con Moscú”. Otra es “seguir tocando el segundo violín de EE.UU.”, “firmar un acuerdo comercial favorable a Trump, pagar la cuenta por la estabilidad en Ucrania” y “alinearse con la política estadounidense respecto a China”.
Finalmente, insistió en que, cualquiera sea la opción —incluso si se intenta perseguir varias de estas políticas contradictorias al mismo tiempo—, las potencias europeas deben superar sus divisiones mediante la unificación en torno a la guerra imperialista en el extranjero. “Si Europa no puede volverse proactiva y estratégica, las corrientes geopolíticas cruzadas acabarán por dividirla políticamente y marginarla geopolíticamente”, escribió, añadiendo: “Las naciones europeas deben tomar conciencia de que el ‘proyecto europeo’ es ahora un proyecto de poder duro que necesita una huella geoestratégica más allá de sus fronteras actuales”.
Estas perspectivas deben tomarse como una advertencia: el capitalismo mundial, desgarrado por crecientes conflictos económicos y militares, se dirige hacia una guerra global. Esto subyace no solo en el carácter militarizado y fascistizante de la política oficial, sino también en los crecientes ataques contra la clase obrera, como los recortes a las pensiones en Francia en 2023 que financiaron un gran incremento en el gasto militar. La tarea estratégica decisiva en esta situación es la unificación de la clase obrera en Europa y a nivel internacional en un movimiento socialista y antibélico.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 13 de mayo de 2025)