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Lula y los sindicatos utilizan el Primero de Mayo para desviar la creciente oposición a la explotación capitalista en Brasil

Lula en su discurso del Primero de Mayo [Photo by Screenshot/Youtube]

El Gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva (Partido de los Trabajadores – PT) y las centrales sindicales brasileñas utilizaron las celebraciones de este Primero de Mayo para tender una trampa política a los trabajadores y jóvenes de Brasil que buscan una vía de lucha contra la brutal explotación capitalista y las extenuantes jornadas laborales.

Tanto en el discurso de Lula por cadena nacional de radio y televisión en la víspera del Primero de Mayo como en los actos organizados por las centrales sindicales, la principal demanda fue la reducción de la jornada laboral en Brasil de 44 a 40 horas semanales sin reducción salarial, y el fin del régimen 6x1 (seis días trabajados por uno de descanso), común en los sectores de comercio y servicios que operan los fines de semana.

El hecho de que esta consigna se viralizara en redes sociales a finales de 2023 y haya seguido resonando desde entonces revela el creciente abismo entre la clase trabajadora y los sindicatos, dominados desde hace décadas por desacreditadas burocracias procapitalistas incapaces de apelar a los trabajadores sometidos a niveles crecientes de explotación.

A finales del año pasado, el dependiente de farmacia Ricardo Azevedo publicó un video en TikTok denunciando la jornada 6x1. El video se viralizó y dio origen al denominado Movimiento Vida Más Allá del Trabajo (VAT, por sus siglas en portugués). En las elecciones municipales del año pasado, Azevedo fue el concejal electo con más votos del pseudoizquierdista Partido Socialismo y Libertad (PSOL) en Río de Janeiro.

Frente a una creciente caída en su aprobación, el aumento de la inflación y los efectos de sus políticas de austeridad, Lula ha adoptado verbalmente estas demandas populares como una forma de contener la creciente crisis de su gobierno. Junto con iniciativas como el proyecto de ley para eximir del impuesto sobre la renta a quienes ganen hasta R$5.000 (875 dólares) al mes, Lula busca mejorar su imagen de cara a las elecciones presidenciales del próximo año.

En su discurso, Lula declaró: “Vamos a profundizar el debate sobre la reducción de la jornada laboral actual en el país, en la que los trabajadores pasan seis días en su lugar de trabajo y tienen solamente un día de descanso”.

En el acto del Primero de Mayo organizado por la Força Sindical – la segunda mayor central sindical de Brasil, creada a inicios de los años 90 para defender políticas neoliberales y “modernizar” las relaciones laborales – el exburócrata sindical y actual ministro de Trabajo de Lula, Luiz Marinho, explicó que la reducción de la jornada “no ocurrirá por un pase de magia”.

Según Marinho, “es necesario llamar la atención de los empresarios brasileños sobre el hecho de que quienes ganan son Brasil y las empresas. Mejorar las condiciones de trabajo, mejorar el ambiente laboral… ayuda a reducir el ausentismo, mejora la calidad del producto, mejora la productividad”.

El concejal y líder del VAT, Azevedo, saludó el discurso de Lula en X/Twitter, afirmando: “El próximo paso importante es que el gobierno federal empiece a actuar en el Congreso, que la bancada del gobierno empiece a actuar, incluso para que el presidente de la Cámara [Hugo Motta] agilice nuestra PEC [Propuesta de Enmienda Constitucional]”. Por iniciativa de la diputada federal Erika Hilton, también del PSOL, se está considerando en el Congreso brasileño un proyecto de ley para acabar con el régimen 6x1 e instaurar una jornada laboral de cuatro días y 36 horas con salario íntegro.

La perspectiva quebrada que une a Marinho, Azevedo, el PT y el PSOL parte de una falsa premisa del nacionalismo burgués: que los trabajadores y los empresarios en Brasil comparten un interés común, y que reducir la jornada laboral y abolir el régimen 6x1 puede realizarse al servicio del capitalismo brasileño y el “desarrollo nacional”. Al mismo tiempo que encubren el carácter objetivo de la explotación capitalista, buscan atar a los trabajadores al podrido Estado burgués y fomentan ilusiones de que el reaccionario Congreso brasileño puede ser presionado para actuar en favor de la clase obrera.

Estudios recientes han mostrado los intereses opuestos entre la clase trabajadora y el capital en esta cuestión. Una investigación del Instituto de Economía de la UNICAMP, citada por Folha de S. Paulo el 1 de mayo, demostró que acabar con el régimen 6x1 beneficiaría directamente al 37 por ciento de los trabajadores formales e, indirectamente, al 38 por ciento de los informales.

Por otro lado, según el informe, un estudio encargado por la federación industrial de Minas Gerais mostró que reducir la jornada de 44 a 36 horas, con cuatro días de trabajo y tres de descanso, aumentaría los costos laborales de las empresas en un 22 por ciento.

El Primero de Mayo de este año también estuvo marcado por una ruptura entre las principales centrales sindicales. Desde 2019, el primer año del gobierno del fascistizante Jair Bolsonaro, la CUT (central sindical controlada por el PT), la Força Sindical y otras cinco centrales habían realizado actos conjuntos. Lula participó en todos ellos, preparando el terreno para su inédito apoyo unánime por parte del sindicalismo en las elecciones de 2022.

Este año, la CUT decidió no participar en el acto liderado por la Força Sindical, alegando desacuerdos con el formato del evento en São Paulo, que, además de presentar artistas populares para inflar la asistencia, ofrecía el sorteo de diez autos.

La CUT y Lula, quien también estuvo ausente, se distanciaron de la Força Sindical y del resto del sindicalismo brasileño, temiendo que este Primero de Mayo repitiera el fiasco del año anterior, cuando Lula habló ante menos de 2.000 personas, la gran mayoría burócratas sindicales, en la zona Este de São Paulo, una región con “mucha concentración obrera”, como afirmaron entonces.

La CUT y sus sindicatos afiliados optaron por organizar su acto en São Bernardo do Campo, en la región industrial del ABC paulista, cuna histórica del PT. Esto también permitió a la CUT promover abiertamente al gobierno de Lula, llamando a los presentes a sumarse a la construcción de una “red militante nacional” digital para difundir la propaganda gubernamental.

Lo que está detrás de esta maniobra es el profundo descrédito de los sindicatos brasileños, con su largo historial de colaboración con las empresas y el Estado contra la clase trabajadora. Años de acuerdos traidores, aislamiento sistemático de las huelgas y desvío de las luchas obreras al callejón sin salida de los tribunales y el Estado burgués, han provocado una masiva destrucción de empleos bien remunerados y la erosión de conquistas históricas de los trabajadores.

Esta tendencia histórica se refleja en los últimos datos. En 2023, la tasa de sindicalización en Brasil cayó al 8,4 por ciento, el nivel más bajo desde que se comenzaron a registrar oficialmente en 2012 (cuando era del 16 por ciento).

El Primero de Mayo en Brasil también puso en evidencia el llamado de la pseudoizquierda brasileña a realizar actos “independientes” para construir una supuesta “oposición de izquierda” al gobierno Lula. El principal vehículo de esta estrategia fue la CSP-Conlutas, la central controlada por el morenista Partido Socialista de los Trabajadores Unificado (PSTU), que funciona como un eje para diversas organizaciones morenistas, pablistas y estalinistas.

En el acto convocado por la CSP-Conlutas en la avenida Paulista de São Paulo, el dirigente sindical del PSTU, Altino Prazeres, denunció los otros actos sindicados como “financiados por los grandes empresarios”. “Allá están rifando autos financiados por los mismos patrones,” dijo. “Allá quieren decir amén a todos los gobiernos. Aquí no. Aquí es un acto… clasista”.

Esta pretensión fue desmentida por los aliados del PSTU en el Movimiento Revolucionario de Trabajadores (MRT), otra corriente morenista ligada al Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) de Argentina. Aunque siguen afirmando que la CSP-Conlutas es “la única central [sindical] que mantiene posiciones de independencia política”, escribieron en su sitio Esquerda Diário que esta “actúa en la dirección opuesta en Río de Janeiro, Rio Grande do Norte y otros lugares donde ha defendido construir actos unitarios con las demás centrales sindicales, subordinándose incluso en algunos casos a banderas del gobierno”.

La participación separada de la CSP-Conlutas obedece a una lógica política particular: para preservar su papel como amortiguador “de izquierda” del aparato sindical corporativista, necesita diferenciarse de los sectores más descarados de la burocracia procapitalista.

A su vez, el MRT denuncia las maniobras de la CSP-Conlutas con los sindicatos tradicionales para defender su perspectiva quebrada según la cual se debe presionar a la central dirigida por el PSTU a adoptar una política de clase “independiente”. Ambas facciones del morenismo trabajan, cada una a su manera, para preservar el dominio de las desacreditadas burocracias nacionalistas sobre la clase obrera brasileña.

Como parte de este pacto nacional oportunista, Esquerda Diário ignora felizmente la beligerante promoción del PSTU de la guerra imperialista de EE.UU. y la OTAN contra Rusia en Ucrania y la postura cada vez más militarista asumida por la CSP-Conlutas. Como reportó el WSWS, esta central sindical organizó recientemente un seminario reaccionario en alianza con fuerzas chauvinistas y fascistizantes que promueven el fortalecimiento de la industria militar brasileña en un contexto de creciente amenaza de guerra nuclear.

Como insistió el Comité Internacional de la Cuarta Internacional (CICI) en su acto internacional en línea del Primero de Mayo, el proceso de globalización capitalista de las últimas décadas ha transformado los ataques de las élites dominantes en fenómenos de carácter mundial y ha unificado enormemente a la clase obrera global.

Por eso, la solución a los problemas que enfrenta la clase trabajadora brasileña –desde las agotadoras jornadas hasta las reformas laborales antiobreras y las medidas de austeridad del gobierno de Lula– no puede encontrarse en luchas sindicales y nacionales, por más combativas que parezcan.

La clase obrera brasileña “debe liberarse del control de los partidos políticos procapitalistas y las burocracias sindicales”, como afirmó David North en su discurso, y “repudiar todas las formas de nacionalismo reaccionario”. Lo que se necesita es unificar las luchas obreras más allá de las fronteras nacionales bajo la bandera del socialismo internacional.

Este fue el programa que promovió el CICI en su acto por el Primero de Mayo. Llamamos a los trabajadores brasileños a estudiar los discursos presentados y a unirse al Grupo Socialista pela Igualdade (Grupo Socialista por la Igualdad), que lucha por construir la sección brasileña del CICI.

(Artículo originalmente publicado en inglés el 8 de mayo de 2025)

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