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Las burocracias sindicales españolas apoyan los planes de militarización de la UE.

El secretario general de la UGT, Pepe Álvarez (derecha) [Photo by Montserrat Boix / CC BY-SA 4.0]

Las burocracias de la Unión General de Trabajadores (UGT) y Comisiones Obreras (CCOO), los dos mayores sindicatos de España, han dado todo su apoyo a los planes de rearme masivo de la Unión Europea (UE), alineándose con los preparativos de la clase dominante para la guerra. Su apoyo a la campaña bélica de la UE constituye una traición total a la clase trabajadora y una denuncia condenatoria de su papel como ejecutores del dominio capitalista.

Temiendo que Donald Trump ponga a un lado las ambiciones imperialistas de las potencias europeas, estas han respondido lanzándose de cabeza a un rearme frenético. Las promesas de Trump de volver a tener negociaciones con Rusia y su acuerdo para el acceso de Estados Unidos a la vasta riqueza mineral de Ucrania amenazan con poner patas arriba el reparto del botín que la UE ha perseguido con tanto esfuerzo desde el inicio de la guerra en Ucrania instigada por la OTAN. Decididos a no quedarse atrás en la lucha global por influencia y recursos, Francia, Alemania y el Reino Unido están incrementando drásticamente el gasto militar.

La Unión Europea ha dado a conocer un amplio plan para movilizar 800.000 millones de euros en fondos públicos y privados para armamento, lo que supone la mayor campaña de rearme en el continente desde la Segunda Guerra Mundial. Esta campaña de militarización está alimentando una carrera armamentista, profundizando la crisis bélica mundial y sentando las bases de conflictos catastróficos entre las potencias imperialistas que sumieron dos veces al mundo en una catástrofe.

El Gobierno español no es ajeno a esta carrera armamentista y adelantará a este mismo año el objetivo fijado inicialmente para 2029 de destinar el 2% del PIB al gasto militar. Con un aumento de 10.471 millones de euros en el presupuesto de defensa, más los 3.593 millones de euros adicionales aprobados por el Gobierno desde enero de 2025, el total alcanza ya los 33.123 millones de euros, cumpliendo ya ese objetivo. Todo apunta a que el gasto militar seguirá creciendo en los próximos años.

Los dos socios en el gobierno, el Partido Socialista (PSOE) y su aliado pseudoizquierdista Sumar, son muy conscientes de la oposición generalizada entre la población española al aumento del gasto militar y los recortes sociales que lo acompañan. Para contener esta oposición e impedir cualquier movimiento de masas contra el militarismo, el gobierno y los imperialistas españoles dependen en gran medida del apoyo de sus aliados en la burocracia sindical.

El Primero de Mayo, los líderes sindicales intervinieron para justificar ante los trabajadores el militarismo y el gasto militar. Pepe Álvarez, secretario general de la UGT, sindicato alineado con el PSOE, invocó el concepto de autonomía estratégica, afirmando que la política de defensa también debe ser autónoma. “Hemos visto que no solo es la guerra de la invasión de Rusia a Ucrania sino también lo es la propia producción de la industria militar, donde tenemos una dependencia de EE. UU. absolutamente estúpida e inconsistente.”

Álvarez revela la posición proimperialista de la UGT, que bajo el concepto de autonomía defiende la creación de un nuevo bloque imperialista europeo opuesto a Estados Unidos. Esto solo sirve a los intereses militaristas de los capitalistas europeos y fractura a la clase obrera a lo largo de líneas nacionales, facilitando su explotación y represión.

Para vender mejor el militarismo a los trabajadores, Álvarez busca darle un contenido social a la autonomía estratégica, argumentando que la dependencia de las armas estadounidenses es una amenaza y que Europa debe producir sus propias armas, lo cual “quiere decir también generación de puestos de trabajo. No sólo directamente a la fabricación de productos militares sino también desde la propia perspectiva de la investigación y el desarrollo.” Para pagar esas armas, Álvarez cree que 'la UE debería ponernos un impuesto a todos los ciudadanos para la defensa'.

Aunque fuera cierto que un aumento en la producción de armas, un sector con altos requerimientos tecnológicos y bajo uso de mano de obra, pudiera tener un impacto notable en la creación de empleo, lo que defiende Álvarez es tan despreciable como criminal.

Si en el siglo pasado, Keynes propuso cavar agujeros para volver a llenarlos con el fin de crear empleo, ahora Álvarez y los que se hacen eco de sus argumentos proponen cavar agujeros para llenarlos de cadáveres. Además, para crear algunos puestos de trabajo, Álvarez no solo quiere que los trabajadores mueran en la guerra, sino que también la paguen con sus impuestos.

Unai Sordo, secretario general de CCOO, un sindicato alineado con los partidos pseudoizquierdistas Sumar y Podemos, trató de aparentar cierta oposición en su discurso del Primero de Mayo criticando la política de seguridad europea, sin dejar de aceptar que Europa tiene un problema de seguridad. “Lo tiene y tiene que dotarse de infraestructuras críticas que estén protegidas: las energéticas, las cadenas de suministros, la defensa ante los ciberataques.”

Para Sordo, antes de empezar a gastar en armas, “la Unión Europea tendría primero que definir una política de seguridad global y. a partir de ahí, adoptar las medidas presupuestarias que, en su caso, hubiera que adoptar.” Según él, no hacerlo sería un error de perspectiva “sería un error enorme si eso va en detrimento de reforzar las capacidades europeas ligadas a esto que hemos denominado autonomía estratégica.”

En realidad, Sordo no hace más que tratar de ocultar su apoyo y el de su sindicato al militarismo planteando algunas diferencias formales, al tiempo que en última instancia apoya la creación de un bloque imperialista europeo y el compromiso con el rearme y la guerra.

La postura belicista de los sindicatos no es nueva. La política de rearme comenzó hace años. Entre 2020 y 2023, bajo el gobierno del PSOE y Podemos (del que luego se separaría Sumar), el presupuesto del Ministerio de Defensa pasó del 1% del PIB (10.200 millones de euros) al 1,3% (19.700 millones de euros). Solo en 2023, se gastaron 7.700 millones de euros en adquisición y desarrollo de armas, lo que supuso un aumento del 69% con respecto a 2022.

Durante esos años, los sindicatos no se opusieron a este aumento del gasto militar. Ni una huelga, ni una protesta, ni tan siquiera una queja. Por el contrario, colaboraron activamente con ese gobierno en despojar a los trabajadores de sus derechos a través de reformas reaccionarias como la laboral y la de pensiones, y en suprimir las huelgas y movilizaciones que buscaban aumentos salariales por encima de la inflación o se resistían al desmantelamiento progresivo de servicios públicos esenciales como la sanidad y la educación.

Al estallar la guerra en Ucrania Comisiones y UGT se hicieron eco sin crítica alguna de la propaganda de la Unión Europea y de la OTAN, ocultando de esta forma el papel que el imperialismo europeo y estadounidense había jugado en cercar a Rusia para provocar que esta iniciara su invasión reaccionaría de Ucrania. Tampoco hicieron ninguna mención de la promoción de las fuerzas de extrema derecha ucranianas por parte del imperialismo, ni de la detención y represión que sufren los activistas de izquierda en Ucrania.

El papel proimperialista de los sindicatos también es evidente en relación con el genocidio en Gaza. Cuando comenzó la ofensiva israelí contra los gazatíes, Pepe Álvarez no tuvo problema en asistir a las concentraciones proisraelíes frente a la embajada de Israel convocadas por grupos prosionistas, y reunirse con el embajador israelí. De hecho, la UGT ha estado históricamente vinculada al sindicato corporativista israelí Histadrut (Federación General de Trabajadores de la Tierra de Israel), pilar del régimen de apartheid israelí.

Ni CCOO ni UGT han planteado convocar una huelga o iniciar un boicot contra las empresas colaboradoras con Israel, ni han instado a sus miembros a detener la actividad en los puertos españoles, que -con el beneplácito del PSOE y Sumar- se siguen utilizando para transportar armas a Israel.

Al igual que los partidos pseudoizquierdistas Sumar y Podemos, las burocracias sindicales no son más que instrumentos del imperialismo y el capitalismo incrustados en la clase obrera. Su papel es contener cualquier protesta contra el imperialismo, impedir la unidad de los trabajadores a través de las fronteras nacionales y ayudar al gobierno a imponer recortes sociales y austeridad.

La lucha contra el militarismo, la austeridad y la guerra depende de la construcción de organizaciones de lucha desde la base en la clase obrera, en España y a nivel internacional, para oponerse a la asfixia de la lucha de clases por parte de las burocracias sindicales, y librar un combate por el socialismo y el poder obrero contra los partidos pseudoizquierdistas fundamentales para el dominio capitalista como Sumar y Podemos.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 8 de mayo de 225)

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