El Gobierno español, una coalición del partido socialdemócrata PSOE y el grupo pseudoizquierdista Sumar, liderado por el presidente del Gobierno Pedro Sánchez, ha anunciado un aumento récord de 10.470 millones de euros en el gasto militar para 2025. La medida tiene como objetivo cumplir con el objetivo del 2 por ciento del PIB de la OTAN, exigido por primera vez por la administración Trump y respaldado plenamente por Biden'. este plan nos ayudará a cumplirlo [el objetivo] en un tiempo récord', declaró Sánchez. 'España va a contribuir a mejorar la defensa continental'.
Sánchez planea imponer este aumento por decreto, saltándose el proceso presupuestario normal por temor a que le falte el apoyo parlamentario para aprobarlo en una votación completa. Esta maniobra autoritaria pone de relieve cómo el militarismo y la guerra son inseparables de un impulso hacia la dictadura en el país.
Esta escalada se está implementando a medida que los trabajadores se enfrentan a una inflación galopante, una inseguridad insostenible y un empleo precario. Es un acto de guerra de clases. La mayor parte de los fondos se destinan a material militar ofensivo: el sistema de radio táctica, el sistema de mando MC3, un satélite espía, un buque de guerra electrónica, la modernización de las fragatas F-100, un nuevo buque de apoyo, el futuro sistema de combate aéreo FCAS, vehículos oruga y siete aviones anfibios de extinción de incendios. Esto no es por seguridad interna, sino para la guerra.
El plan también incluye medidas para impulsar la inteligencia cibernética y las capacidades de infraestructura crítica del Ministerio del Interior, herramientas que se utilizarán para reprimir la oposición contra la guerra y la austeridad.
En un discurso belicista, Sánchez justificó el gasto invocando una Europa rodeada por la guerra. Él dijo que: “los enemigos de Europa no solo usan tanques y misiles … también recurren a los drones no tripulados, el sabotaje de las cadenas de suministros y las infraestructuras, la desinformación a través de las redes sociales y los ciberataques”. Sánchez se refería claramente a Ucrania.
Se trata de la mayor iniciativa de rearme en la historia moderna de España. Revela el avanzado estado de los preparativos de guerra del imperialismo europeo, que no solo están dirigidos contra Rusia y China, sino también contra Estados Unidos, mientras Washington intensifica sus aranceles para la guerra comercial contra la UE.
El anuncio provocó las críticas formales habituales por parte de Sumar, el socio menor de la coalición del PSOE. La vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, líder de facto de Sumar, condenó el plan como 'una propuesta que nace de Estados Unidos ' y lamentó la ausencia de 'coordinación a nivel europeo'. Y añadió: Nuestro modelo es un proyecto de defensa europeo coordinado que no va de aumentar presupuestos'.
La referencia de Díaz a los orígenes estadounidenses de la propuesta se produce después de una reciente visita de dirigentes españoles a Washington, donde el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, exigió a España que aumentara el gasto militar y eliminara el impuesto sobre los servicios digitales a los gigantes tecnológicos estadounidenses. Esto se produjo días después de que Sánchez visitara Beijing, convirtiéndose en el primer líder occidental en hacerlo desde que Estados Unidos intensificó su guerra comercial global. En respuesta, Bessent advirtió que alinearse con China sería 'como cortarse la garganta'.
La postura de Sumar es cínica. Al mismo tiempo que denuncia la 'carrera armamentista' de la OTAN, sigue gobernando junto al PSOE e implementando la agenda de la OTAN. La queja de Díaz no es sobre el rearme en sí, sino sobre la forma y el origen de su orquestación. La verdadera preocupación dentro de Sumar y sus aliados del estalinista Partido Comunista (PCE) es la creciente oposición pública a la guerra, no la guerra en sí.
Enrique Santiago, secretario general del PCE y miembro de la coalición Sumar, reivindicó cínicamente su oposición al rearme ''no por un problema ético personal', sino porque 'la inmensa mayoría de la sociedad no quiere ser cómplice de genocidios ni de campañas de rearme'. En principio, no se opone al militarismo imperialista, pero teme la oposición de la clase obrera a su izquierda. Una encuesta del CIS de noviembre de 2024 reveló que solo el 14,2 por ciento apoyaba el aumento del gasto militar, mientras que el 50 por ciento exigía más inversión en salud y el 42 por ciento daba prioridad a la educación.

Podemos, ahora fuera del gabinete pero todavía apoyando al gobierno en el parlamento, se unió a la farsa. Denunció a Sánchez por dirigir un 'gobierno de rearme y guerra'. La exministra de Igualdad en el Gobierno PSOE-Podemos (2020-2023), Irene Montero, declaró: 'Esto no es lo que votó la gente', acusando al PSOE de traición. Montero dijo que el gasto “va a comprometer el bienestar de la gente” y “va a implicar recortes,” haciendo imposible seguir “avanzando en derechos feministas, antirracistas, sociales y en seguridad. Por eso es tan importante que la gente salga a la calle y que se movilice para decir ‘No a la guerra’, ‘No al rearme’, y que hagamos crecer las fuerzas de la paz', agregó en su declaración.
Sin embargo, Podemos, al igual que Sumar, es completamente cómplice de esta agenda militarista. Desde 2020, ha respaldado todas las grandes escaladas militares, ha apoyado la guerra de la OTAN en Ucrania y ha defendido la venta de armas a Israel. Estos partidos han servido durante mucho tiempo para proporcionar una cobertura de izquierdas al imperialismo español.
Aumentan las especulaciones de que las tensiones internas podrían provocar una crisis de gobierno, lo que a su vez podría derribar a la coalición de Sánchez. Pero incluso si el PSOE cae, el empuje militarista de la clase dominante no terminará. Esto simplemente permitiría a Sumar y Podemos rebautizarse como antibelicistas mientras continúan promoviendo una agenda nacionalista y militarizada desde las bancadas de la oposición.
La agitación de Podemos contra el imperialismo norteamericano no es antiimperialista. Defiende la 'autonomía estratégica europea', un eufemismo para crear un bloque imperialista rival. Su proyecto divide a la clase obrera a lo largo de líneas nacionales y rompe la solidaridad con los millones de personas en los EE. UU. que ahora están protestando contra las políticas fascistas de la administración Trump y el gobierno de la oligarquía. En lugar de construir la unidad internacional, Podemos siembra divisiones que refuerzan la guerra y la represión a ambos lados del Atlántico.
Esta política de 'autonomía estratégica' está alineada con las ambiciones militaristas de la clase capitalista europea. Implica un vasto rearme, la construcción de una base militar-industrial europea y propuestas para una disuasión nuclear a nivel continental. No se trata de una alternativa a la dominación estadounidense, sino de otro frente en el conflicto interimperialista cada vez más profundo que sumió dos veces al mundo en una guerra mundial.
El WSWS ha advertido constantemente que la pseudoizquierda española —Sumar, Podemos, el PCE— no son opositores al capitalismo o a la guerra, sino agentes del imperialismo. Hablan en nombre de una capa privilegiada de la clase media-alta, plenamente integrada en el Estado capitalista, y son hostiles a cualquier movilización independiente de la clase obrera.
Su traición se manifiesta de forma más evidente en la continua complicidad de España en la guerra genocida de Israel contra Gaza. A pesar de las afirmaciones públicas de suspender la venta de armas, el gobierno de Sánchez sigue comprando material militar israelí, 'probado en combate' contra los palestinos. El Cuartel General de Asuntos Económicos de la Guardia Civil firmó un contrato para comprar 15 millones de balas de 9 mm por valor de 6,6 millones de euros con la empresa Guardian Defense & Homeland Security S.A., filial de una empresa de municiones israelí. El acuerdo se publicó discretamente durante la Semana Santa para evitar la reacción del público. A pesar de estos esfuerzos, la noticia se hizo pública y provocó una indignación generalizada.
Ayer, el Gobierno de Sánchez se vio obligado a rescindir el contrato, en medio de nuevas revelaciones de que España ha adjudicado 46 contratos a la industria militar israelí por valor de más de 1.000 millones de euros desde el inicio del genocidio en 2023.
La Guardia Civil es una fuerza policial paramilitar encargada, entre otras cosas, del orden público, y cuenta con unidades especializadas listas para reprimir protestas y huelgas masivas, con amplios poderes sobre las regiones rurales y fronterizas. El hecho de que esté almacenando municiones de Israel dice mucho sobre los preparativos del Estado español para la represión interna a medida que aumentan las tensiones de clase. Aunque las balas procedan ahora de otro proveedor, el objetivo sigue siendo el mismo: armar el aparato represivo del Estado contra la clase obrera.
El derechista y opositor Partido Popular ha exigido aclaraciones, pero también apoya el rearme. El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, declaró que su partido 'apoya a las Fuerzas Armadas'.
Los preparativos bélicos del Gobierno del PSOE-Sumar reflejan la evolución de la situación en toda Europa. Partidos nominalmente de 'centroizquierda', como el SPD de Scholz en Alemania y el Partido Laborista en el Reino Unido, han sido los principales partidos en los preparativos para la guerra y el militarismo. Miles de millones se están canalizando hacia el ejército mientras se desmantelan los servicios públicos y se suprimen los derechos democráticos.
A este impulso bélico hay que responder con la movilización consciente e internacional de la clase obrera. La lucha contra la guerra es inseparable de la lucha contra el capitalismo. Lo que se necesita es construir un verdadero movimiento socialista internacional, basado en los principios del trotskismo y el programa del Comité Internacional de la Cuarta Internacional, para poner fin a la guerra imperialista y al sistema capitalista que la engendra.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 24 de abril de 2025)
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