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Perspectiva

Las protestas masivas del 19 de abril contra Trump y la necesidad de una estrategia revolucionaria

Una sección de la concentración del 19 de abril en la ciudad de Nueva York [Photo: WSWS]

La última ronda de manifestaciones masivas contra el Gobierno de Trump, que tuvo lugar el sábado 19 de abril en más de 700 ciudades de los Estados Unidos, marca un avance importante en la creciente resistencia a la amenaza del fascismo.

Exactamente 250 años después de las batallas de Lexington y Concord, que iniciaron la Revolución estadounidense, cientos de miles, posiblemente cerca de 1 millón de personas, salieron a las calles para expresar su ira contra los tiranos y aspirantes contemporáneos a reyes, Donald Trump y Elon Musk. Desde Nueva York y Chicago, hasta las zonas rurales de Iowa y pequeñas ciudades de Tennessee, las concentraciones revelaron una vez más no solo la amplitud sino la profundización de la radicalización de la oposición a Trump y al sistema capitalista que representa.

La característica más llamativa de las protestas de este fin de semana fue su carácter más militante en comparación con las manifestaciones anteriores contra Trump. Si bien la participación general fue menor que las protestas del 5 de abril, que atrajeron a aproximadamente 3 millones de personas en más de 1.500 ubicaciones, el impulso de los que participaron el sábado representó un giro a la izquierda, y muchos expresaron una oposición más consciente al Partido Demócrata y un creciente reconocimiento de los paralelismos históricos entre los regímenes fascistas de la década de 1930 y los esfuerzos de Trump para establecer una dictadura hoy.

Estas manifestaciones se desarrollaron en abierto desafío a los organizadores oficiales, que se hacen llamar “50501” y en febrero se enlazaron con el grupo Revolución Política estrechamente asociado con Bernie Sanders y el Partido Demócrata. La escala de la manifestación del 5 de abril conmocionó y aterrorizó a toda la élite política y mediática, que apenas cubrió el evento, así como a los propios líderes de las protestas.

Entre bastidores, el Partido Demócrata indudablemente ejerció presión sobre la dirección de “50501” para tratar de cancelar las protestas planeadas para el 19 de abril. El 9 de abril, el grupo emitió una declaración en este sentido en sus canales de redes sociales, declarando, “Simplemente no estamos haciendo un gran esfuerzo nacional”. En cambio, explicaron, están alentando a las personas a organizar picnics, visitar bibliotecas o realizar otras actividades apolíticas. Esto provocó una ira generalizada y fue recibido con un desafío masivo por parte de quienes protestaron el sábado.

Cabe notar que ni un solo líder del Partido Demócrata ha comentado de manera prominente sobre las manifestaciones del 19 de abril, y ninguno asistió ni se pronunció en las principales protestas. Intentando hacerse cargo de las protestas entre bastidores, todas las facciones del Partido Demócrata consideran cualquier oposición masiva con miedo y hostilidad.

Esto incluye tanto a los demócratas oficiales de “izquierda”, Bernie Sanders y Alexandria Ocasio-Cortez, que han permanecido en silencio sobre las protestas del sábado, a las que no asistieron. En cambio, a través de su gira “Combatiendo la oligarquía”, ambos han tratado de acorralar a la oposición detrás del Partido Demócrata. En un evento de campaña la semana pasada en Idaho, Sanders reveló sus verdaderos colores cuando permitió que la policía retirara a manifestantes propalestinos de su evento, poco después de declarar: “Israel tiene derecho a defenderse”.

También estuvieron notablemente ausentes el sábado los principales funcionarios de las burocracias sindicales, que se han adaptado completamente a los ataques sin precedentes de la Administración de Trump contra la clase trabajadora, sobre todo, a través del despido masivo de más de 100.000 trabajadores federales. En las últimas semanas, el presidente del sindicato automotor United Auto Workers (UAW), Shawn Fain, ha respaldado repetidamente la política arancelaria de Trump, que está desencadenando una guerra comercial que devastará a la clase trabajadora estadounidense e internacional.

La ausencia casi total de cualquiera de estas fuerzas reaccionarias generó una atmósfera izquierdista más concentrada en las protestas del sábado, y muchos denunciaron el papel de ambos partidos capitalistas por facilitar el surgimiento del fascismo.

Como dijo una manifestante en la ciudad de Nueva York al World Socialist Web Site:

Estamos en el lugar en el que estamos ahora, no solo porque el Partido Republicano ha estado apoyando a alguien como Trump, sino también porque el Partido Demócrata les ha permitido hacer eso. Se benefician de esto tanto como los republicanos. Nunca te lo harán saber, pero lo hacen. El bipartidismo es una buena manera de descender al fascismo.

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Agregó lo siguiente:

A la gente le gusta considerar a Estados Unidos un país de clase media, y no lo somos. Somos un país de clase trabajadora. La mayoría de las personas en los Estados Unidos son de clase trabajadora... Merecemos derechos sin importar cuáles sean nuestros ingresos. Merecemos las necesidades básicas para vivir.

Esta creciente radicalización no se limitó a Nueva York. Tanto en Detroit como en Lansing, Michigan, los miembros del Partido Socialista por la Igualdad se dirigieron a la multitud, recibiendo fuertes aplausos cuando denunciaron a los demócratas por permitir a Trump y pidieron un giro hacia la clase trabajadora y la política socialista. En la mayoría de las protestas, la oposición a Trump y los demócratas estuvo relacionada con un profundo rechazo con el apoyo bipartidista al genocidio de Gaza.

Muchos manifestantes se vistieron como Padres Fundadores para conmemorar el 250º aniversario del inicio de la Revolución estadounidense, y muchos evocaron conscientemente la herencia de las Revoluciones estadounidense y francesa. Un cartel decía: “Quieren darnos Alemania 1939, les daremos Francia 1789”.

Los manifestantes estaban muy conscientes y eran hostiles a los ataques cada vez más fascistas del régimen de Trump contra los derechos democráticos, los inmigrantes y toda la clase trabajadora, con carteles en cada manifestación que hacían referencia al arresto ilegal del residente legal Kilmar Abrego García, capturado sin el debido proceso y deportado a la brutal prisión CECOT en El Salvador.

Como un manifestante le dijo al WSWS:

Kilmar es un canario en la mina. Es residente legal de Maryland.... Si pueden hacérselo a él, pueden hacérselo a todos los demás.

Muchos manifestantes identificaron correctamente a la CECOT, donde Trump también ha deportado ilegalmente a cientos de migrantes venezolanos, como un campo de concentración moderno. Apenas esta semana, en una reunión en la Casa Blanca con el presidente fascista salvadoreño Nayib Bukele, Trump declaró su intención de deportar a decenas de miles de ciudadanos estadounidenses a la CECOT, alentando a Bukele a crear una red de campos de concentración masivos para este propósito.

La profundización de la radicalización visible en las protestas del sábado, aunque significativa, todavía permanece en una etapa temprana. Sobre todo, el movimiento de protesta carece de una conciencia socialista más amplia e históricamente arraigada, que solo puede desarrollarse a través de la construcción sistemática de un partido revolucionario arraigado en la clase trabajadora.

Analizando la importancia de las protestas del 5 de abril y la creciente oposición a Trump, el Partido Socialista por la Igualdad destacó:

Hasta el momento, carece de un claro programa político o expresión organizacional. La clase trabajadora no ha intervenido en la situación como una fuerza independiente y consciente. En condiciones en las que el aparato sindical apoya a Trump y el Partido Demócrata no ofrece una oposición real, el surgimiento de la resistencia de masas ha tomado una forma inicial y en gran parte espontánea.

Sin embargo, esta misma espontaneidad subraya la urgencia de la claridad política. La clase trabajadora debe ser armada con una comprensión de la naturaleza real del fascismo, no como una aberración individual, sino como el producto de la ruptura histórica del sistema capitalista. El enemigo no es solo Trump y los republicanos, sino todo el Estado capitalista, incluido el Partido Demócrata, la burocracia sindical y la oligarquía financiera que gobierna Estados Unidos.

Esta evaluación también se aplica a las manifestaciones del 19 de abril, que en gran medida carecían de una dirección u orientación clara hacia la clase trabajadora. Pero los eventos objetivos están radicalizando inevitablemente a amplios sectores de trabajadores y jóvenes, cuya posición económica y derechos democráticos básicos están siendo desmantelados prácticamente de la noche a la mañana a medida que la clase dominante estadounidense se precipita hacia la dictadura.

En protestas en todo Estados Unidos, incluso en la ciudad de Nueva York, Chicago, Detroit, San Diego, Seattle, Washington D.C. y otras ciudades, los manifestantes recibieron calurosamente a los equipos de campaña del Partido Socialista por la Igualdad que distribuyeron miles de copias de su declaración: “¡Construyan un movimiento socialista para detener la dictadura de Trump!”. Esta concluye:

La lucha contra el fascismo y la dictadura es inseparable de la lucha contra el capitalismo. Esto requiere la intervención independiente, organizada y consciente de la clase trabajadora, armada con un programa socialista revolucionario. La clase trabajadora de hoy es más grande, está más interconectada globalmente y es más poderosa que nunca. Su radicalización es un proceso objetivo impulsado por la crisis del propio capitalismo.

Pero esta fuerza objetiva debe transformarse en acción política consciente. El Partido Socialista por la Igualdad (SEP) y los Jóvenes y Estudiantes Internacionales por la Igualdad Social (IYSSE) están construyendo la dirección revolucionaria necesaria para esta tarea histórica.

La tarea crítica es emprender un estudio serio de la política y la asimilación de la historia del movimiento socialista y de la clase trabajadora, sobre todo, la experiencia de la Revolución rusa de 1917, que llevó por primera vez a la clase trabajadora al poder.

El 3 de mayo, el World Socialist Web Site y el Comité Internacional de la Cuarta Internacional (CICI) organizarán la manifestación en línea del Primero de Mayo, titulada “Socialismo contra el fascismo y la guerra”. Todos los que están asumiendo la lucha contra Trump y la amenaza del fascismo deben hacer planes para asistir a esta manifestación, cuyo objetivo central es unificar a los trabajadores y jóvenes de todo el mundo, desarrollar la conciencia socialista y sentar las bases para la construcción de una dirección socialista revolucionaria en la clase obrera internacional.

¡Asiste y ayuda a promover el Acto Internacional en Línea del Primero de Mayo!

¡Únete al Partido Socialista por la Igualdad!

¡Lucha por un mundo sin explotación, guerra ni dictadura!

(Artículo publicado originalmente en inglés el 21 de abril de 2025)

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