La semana pasada, Volvo Group North America anunció planes para despedir a cientos de trabajadores de sus plantas de Mack Trucks y Volvo Trucks en Pennsylvania, Maryland, y Virginia en los próximos tres meses. Citando el impacto de los aranceles estadounidenses en las órdenes de camiones pesados, la empresa indicó que necesita “alinear su producción con una demanda reducida”.
Incluyendo los recortes anteriores en febrero, perderán sus empleos casi 1.000 de los 7.000 trabajadores combinados en Mack Trucks Lehigh Valley Operations (Macungie, Pensilvania), Volvo Group Powertrain Operations (Hagerstown, Maryland) y Volvo Trucks New River Valley Operations (Dublín, Virginia).Se espera la eliminación de otros 1.300 puestos de trabajo en proveedores y empresas cercanas.
Volvo Group se ha visto afectado por los aranceles sobre el acero, el aluminio y los componentes de camiones importados de Canadá, México y China, que suministran al menos el 13 por ciento de los componentes de Mack.
Desde que Trump declaró su guerra comercial el “Día de la Liberación”, el 2 de abril, afirmando que conduciría a la “relocalización” de empleos y al renacimiento de la industria estadounidense, ha habido miles de despidos. Stellantis despidió a 900 trabajadores en Michigan e Indiana, luego de 4.500 recortes en Windsor, Canadá y Toluca, México. Otros 1.000 trabajadores están inactivos en la planta Warren Truck. Además, GM ha anunciado despidos en la Factory Zero de Detroit y CAMI en Ontario.
En Michigan, el centro de la industria automotriz de los Estados Unidos, el desempleo aumentó por tercer mes consecutivo en marzo a 5.5 por ciento, el segundo más alto en los Estados Unidos, según la Oficina de Estadísticas Laborales.
El sindicato United Auto Workers no ha hecho nada para defender los trabajos de sus miembros. Por el contrario, el presidente del UAW, Shawn Fain, ha redoblado su apoyo a los aranceles de Trump, después de aplaudir al mandatario el 26 de marzo por “dar un paso adelante a la hora de poner fin al desastre del libre comercio que ha devastado las comunidades de la clase trabajadora”.
Las medidas de guerra comercial de Trump no tienen nada que ver con la defensa de los empleos de los trabajadores. Son parte de los esfuerzos de la clase dominante para obligar a los competidores económicos de Estados Unidos a pagar por las décadas de declive del capitalismo estadounidense, mientras que al mismo tiempo reubica las cadenas de suministro más importantes en preparación para la guerra contra China.
En una entrevista a principios de este mes con el exredactor de discursos de Bernie Sanders, David Sirota, Fain dejó en claro que el UAW apoyaba esta campaña de guerra. Declaró:
Por eliminar nuestra base manufacturera en este país vamos a tener grandes problemas si tenemos que defendernos. Porque cuando no puedes producir nada, te estás exponiendo al ataque de cualquiera. Vuelvo al “arsenal de la democracia” en la Segunda Guerra Mundial: Estados Unidos ganó la Segunda Guerra Mundial cuando se involucró porque utilizamos el exceso de capacidad en nuestras plantas automotrices en este país para construir bombarderos, tanques y jeeps.
En otras palabras, Fain no solo está promoviendo la guerra comercial sino la guerra mundial como un medio para reconstruir la industria estadounidense. Tal guerra sería aún más catastrófica que la Segunda Guerra Mundial, un conflicto que se cobró 80 millones de vidas y trajo consecuencias devastadoras en el país y en el extranjero. En los Estados Unidos, condujo al internamiento de japoneses estadounidenses, al encarcelamiento de socialistas y a la imposición de un compromiso a no hacer huelga por parte del sindicato.
Hoy en día, cualquier mano de obra “relocalizada” se verá considerablemente reducida debido a la automatización de última generación. Al mismo tiempo, los trabajadores de esas fábricas estarán sujetos a bajos salarios y condiciones brutales para impulsar la “competitividad” de Estados Unidos.
Los despidos actuales se están alimentando una masacre global de empleos en la industria automotriz. En los Estados Unidos, la burocracia del UAW la permitió a través de la traición de las tres grandes huelgas de 2023.
En 2021, los trabajadores de Volvo NRV rechazaron tres contratos propatronales respaldados por el UAW. El Comité de Base de Trabajadores de Volvo se formó como el centro de oposición. Su lucha ganó el apoyo de los trabajadores a nivel mundial, incluso en el país de origen de Volvo, Suecia. En 2023, el Comité de Base de los Trabajadores de Mack hizo campaña para que se votara abrumadoramente en contra del primer contrato del UAW, antes de que Fain impusiera lo que llamó la “última y mejor oferta” de la compañía.
Esta rebelión y las organizaciones que la dirigen deben desarrollarse si los trabajadores quieren defender sus trabajos y sus derechos democráticos y oponerse a la guerra.
Will Lehman, un trabajador socialista de Mack Trucks y candidato presidencial del UAW 2022, ha llamado a los trabajadores a construir comités de base para oponerse a los recortes de empleos y expandir la Alianza Internacional Obrera de Comités de Base para unir a los trabajadores a nivel mundial.
No ganaremos solo como la clase trabajadora “estadounidense”. Necesitamos llegar a nuestra clase en todas partes, internacionalmente, si vamos a derrotar a las corporaciones transnacionales.
La AIO-CB está luchando por la unidad internacional de la clase trabajadora. Solo podemos ganar a través de la solidaridad internacional, con trabajadores en China, México, Suecia, Alemania y en todas partes. Durante la huelga de 2021 en NRV, el Comité de Base de Volvo Trucks proporcionó una dirección real y obtuvo el apoyo de los trabajadores suecos de Volvo que vieron que estaban en la misma lucha. No tenemos ninguna riña con nuestros hermanos y hermanas de clase en el extranjero. Nuestro verdadero enemigo son las corporaciones y sus accionistas, y los Gobiernos que les sirven.
Lo que Shawn Fain está haciendo, alinearse en apoyo a los aranceles de Trump, es una traición. Estos aranceles no solo tienen que ver con la economía: están sentando las bases para una guerra militar con China. El objetivo es desconectarse de la economía globalmente integrada. Pero los trabajadores saben más. Vemos todos los días de dónde se hacen las piezas, de dónde vienen. No se trata de “traer trabajos a casa”. Todo es una ilusión. Es un intento de construir una alternativa nacionalista a la economía global que simplemente no puede funcionar. No ganaremos alineándonos con estas maniobras nacionalistas. Necesitamos llegar a nuestros homólogos de clase en todas partes, internacionalmente, si vamos a derrotar a las corporaciones transnacionales.
Si vamos a defender los empleos, debe ser a través de una acción coordinada desde abajo por parte de las bases, no solo en Mack, sino también en NRV y las Tres Grandes automotrices de EE.UU. Tiene que ser un movimiento independiente con respecto a la burocracia del UAW, los demócratas y los republicanos, con colaboración internacional porque no tenemos diferencias con nuestros homólogos de clase en ningún otro país.
Fain no atribuye la desindustrialización al capitalismo sino a los acuerdos de libre comercio, como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Sin embargo, entre 1975 y la promulgación del TLCAN en 1994, ya se habían perdido 3,4 millones de empleos industriales en los Estados Unidos, y la cifra de miembros del UAW se había reducido a la mitad de 1,5 millones a 777.000. A lo largo de este período, la burocracia del UAW no hizo nada para defender a los trabajadores. En cambio, colaboró con los empleadores y ambos partidos capitalistas en una campaña nacionalista que convirtió a los trabajadores japoneses en chivos expiatorios, alimentando el racismo antiasiático, que causó la muerte a golpes en 1982 del ingeniero chino-estadounidense Vincent Chin en Detroit.
Al mismo tiempo, el UAW adoptó el corporativismo: la colaboración total con las empresas y la supresión de huelgas. Las huelgas nacionales esencialmente terminaron después de 1982. El UAW se dividió en Estados Unidos y Canadá en 1985. Los burócratas se unieron a las juntas corporativas, mientras que cientos de miles de trabajadores perdieron sus empleos y la otrora poderosa fuerza laboral automotriz sufrió un retroceso histórico en los salarios y las condiciones.
Con la creciente oposición entre los trabajadores contra Fain, Bernie Sanders, los Socialistas Democráticos de Estados Unidos (DSA, por sus siglas en inglés) y otras fuerzas pseudoizquierdistas se han apresurado a defender al presidente del UAW. Jacobin, afiliado al DSA, publicó los recientes comentarios en vivo de Fain en su totalidad, mientras que The Nation afirmó:
Fain ha sido un presidente notablemente efectivo del UAW. Sería un presidente aún mejor de los EE.UU.
Estas organizaciones desempeñan un papel consciente en amarrar a la clase trabajadora a los sindicatos procapitalistas y al Partido Demócrata. Su papel es contener la ira de la clase trabajadora mientras apoyan una campaña de guerra bipartidista.
La lucha por la unidad de la clase trabajadora corresponde a las realidades de la vida económica global moderna. El modelo Mack Anthem, por ejemplo, se produce en Macungie para los mercados de América del Norte y del Sur y contiene aproximadamente 15.000 piezas procedentes de casi 20 países. Estos incluyen motores, transmisiones, frenos y electrónica de EE.UU., Canadá y México; sistemas y software de seguridad de Alemania, Francia, Suecia e Italia; piezas fundidas y electrónica de China, Japón, Corea, India y Tailandia; y subconjuntos de Turquía, República Checa, Hungría y Vietnam.
La clase obrera debe tomar como punto de partida el desarrollo de las fuerzas productivas, incluida la revolución tecnológica de las últimas cuatro décadas que ha hecho posible la globalización de la producción capitalista y ha hecho completamente inviables los programas nacionalistas de las viejas organizaciones sindicales.
Proponer retroceder el reloj de la economía global a las economías nacionales relativamente aisladas es reaccionario e inútil.
El verdadero problema es: ¿Quién va a controlar la economía global? ¿Las bandas rivales de capitalistas nacionales que están empobreciendo a la clase trabajadora y preparándose para la Tercera Guerra Mundial o la clase trabajadora internacional? La alternativa real a la embestida capitalista contra los empleos y los niveles de vida, la dictadura y la guerra es el programa de la revolución socialista mundial.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 22 de abril de 2025)