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Perspectiva

Los recortes de Trump de $40 mil millones en Salud: una prescripción para un desastre social

El expresidente Donald Trump estrecha la mano de Robert F. Kennedy Jr. en un mitin de campaña de Turning Point Action, el miércoles 23 de octubre de 2024 en Duluth, Georgia. [AP Photo/Alex Brandon]

Los planes del Gobierno de Trump de recortar $40 mil millones del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS, todas las siglas en inglés), una reducción asombrosa de aproximadamente un tercio de su presupuesto discrecional, marcan un punto de inflexión en el asalto cada vez más profundo a la ciencia, la salud pública y los derechos sociales de la clase trabajadora en los Estados Unidos e internacionalmente.

Este ataque sin precedentes a los programas que afectan la salud y el bienestar de prácticamente toda la población mundial es un componente crítico del programa fascista que Trump y su secretario de Salud, el teórico de la conspiración antivacunas Robert F. Kennedy Jr. Es un esfuerzo consciente para hacer retroceder más de un siglo de progreso social y logros científicos y tendrá consecuencias catastróficas.

Los recortes, detallados en un memorándum interno obtenido por el Washington Post y publicado el miércoles por la noche, incluyen lo siguiente:

  • Institutos Nacionales de Salud (NIH): el presupuesto se redujo de $47 mil millones a $27 mil millones, una reducción del 40 por ciento. El número de institutos y centros de los NIH se reducirá de 27 a ocho, con la eliminación del Instituto Nacional de Salud de las Minorías y Disparidades de Salud y el Instituto Nacional de Investigación en Enfermería. Cientos de becas de investigación, incluyendo sobre la reticencia en la vacunación, salud para personas transgénero y el COVID-19, serán canceladas. Miles de científicos serán despedidos, lo que acelerará un éxodo masivo de expertos de los EE.UU.
  • Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC): El presupuesto se redujo en un 44 por ciento, de $9,2 mil millones a $5,2 mil millones. Todos los programas de enfermedades crónicas, incluidos los dirigidos a enfermedades cardíacas, obesidad, diabetes, atención del VIH y para dejar de fumar, se eliminarán, desmintiendo las afirmaciones de Kennedy de estar luchando contra la “epidemia de enfermedades crónicas de Estados Unidos”. El personal que trabaja en la prevención de ahogamientos, la violencia con armas de fuego, la seguridad de los trabajadores y las pruebas de enfermedades de transmisión sexual ya ha sido despedido.
  • Head Start: Eliminación completa de los fondos federales, cortando la educación y el cuidado de la primera infancia para 750.000 niños de bajos ingresos. Esto devastará a las familias trabajadoras, particularmente en las zonas rurales donde Head Start es a menudo el único proveedor de cuidado infantil no familiar, obligando a los padres a salir de la fuerza laboral y profundizando la desigualdad social. Este recorte por sí solo afectará a decenas de millones de personas cuyos hijos se han beneficiado o se están beneficiando del programa.
  • Programas de salud rural: Eliminación de subvenciones para hospitales rurales, desarrollos de residencias y oficinas estatales de salud rural, amenazando con cerrar puntos de acceso críticos para millones de personas en las zonas rurales de América. Trump acumuló enormes márgenes de voto en las zonas rurales durante las elecciones de 2024, gracias al largo historial de abandono y austeridad por parte de las administraciones del Partido Demócrata. Ahora busca superar a todas las administraciones anteriores en la destrucción de infraestructuras rurales.
  • Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA): Financiamiento establecido al mínimo para permitir el cobro continuo de tarifas de la industria, lo que amenaza la capacidad de la agencia para regular la seguridad de los medicamentos y dispositivos. La agencia es una de las entregadas al control de un opositor de derecha a las medidas de salud pública para hacer frente a la pandemia de COVID-19, Martin Makary.

Coincidiendo con estos recortes masivos, que empeorarán directamente la salud de millones de estadounidenses, Kennedy está creando una nueva agencia de $20 mil millones con el título orwelliano de “Administración para un Estados Unidos Saludable”. El propósito central de esta nueva agencia es consolidar y eliminar numerosos programas centrados en la prevención, incluidos aquellos para el envenenamiento por plomo infantil, el desarrollo de la fuerza laboral de atención médica y los registros de pacientes con esclerosis lateral amiotrófica. La financiación de la política y la investigación estará estrechamente controlada por Kennedy, quien está lanzando iniciativas que servirán como vehículos para políticas anticientíficas y eugenistas.

Estos recortes no son medidas de “ahorro de costos”, como afirma la Casa Blanca. Representan un esfuerzo deliberado y fascistizante para destruir la infraestructura de investigación científica y salud pública que sustenta la sociedad moderna. El objetivo es devolver a la clase trabajadora a condiciones de miseria social y explotación industrial no vistas desde el siglo XIX.

Los recortes del HHS se revelaron solo dos semanas después de que Kennedy impusiera el despido de más de 20.000 trabajadores del HHS, aproximadamente una cuarta parte de la fuerza laboral federal de salud pública. Estos incluyeron al 80 por ciento del personal del Instituto Nacional de Seguridad y Salud Ocupacional (NIOSH), que es responsable de la seguridad en los lugares de trabajo y el monitoreo de enfermedades, y la eliminación de agencias que rastrean enfermedades infecciosas, monitorean exposiciones químicas, hacen cumplir la seguridad de alimentos y medicamentos, y más.

Al mismo tiempo, el Gobierno ha impuesto órdenes de mordaza a las agencias científicas, ha borrado datos de salud pública de miles de sitios web gubernamentales y ha colocado a charlatanes anticientíficos como Jay Bhattacharya en posiciones de poder. Los CDC y los NIH, que alguna vez fueron líderes mundiales en la prevención de enfermedades, se han visto paralizados. Estados Unidos se ha retirado de la Organización Mundial de la Salud (OMS), y el programa PEPFAR, que proporciona tratamiento vital contra el VIH/SIDA a más de 20 millones de personas en países de bajos ingresos, se enfrenta a la eliminación.

El mismo día en que se revelaron los recortes del HHS, Nature publicó los resultados de modelos recientes que subrayan las vastas ramificaciones globales de estas políticas. El estudio encontró que, si Estados Unidos pusiera fin a todos los fondos para la salud mundial, incluidos los destinados al VIH, la tuberculosis, la malaria y los programas de salud maternoinfantil, se estima que 25 millones de personas morirían de muertes prevenibles en los próximos 15 años. Estos incluyen 15 millones solo por el VIH/SIDA, debido al corte de fondos del PEPFAR, y más de 7 millones de muertes infantiles por otras causas.

El modelo proyecta que para 2040, las muertes por VIH aumentarán en más del 50 por ciento y las infecciones de tuberculosis aumentarán en 69 millones en todo el mundo. Incluso los recortes parciales, como mantener solo los programas de tratamiento del VIH, aún resultarían en millones de muertes adicionales y una reversión catastrófica de décadas de progreso en salud pública.

Además, el desmantelamiento de los programas de vigilancia y respuesta a la pandemia, incluido el Centro de Salud Global de los CDC y el Centro de Medicina Veterinaria de la FDA, significa que la población estadounidense y mundial ahora está volando a ciegas ante amenazas crecientes como la “gripe aviar” H5N1. Tanto Kennedy como la directora del USDA, Brooke Rollins, han presentado abiertamente una propuesta para permitir que la gripe aviar se propague sin control en las granjas avícolas, arriesgando la aparición de una cepa capaz de transmitirse de persona a persona.

La guerra Trump-Kennedy contra la ciencia representa una continuación y profundización de las políticas criminales de la Administración de Biden, que normalizaron las infecciones masivas y el abandono de la salud pública durante la pandemia continua de COVID-19. Ambos partidos capitalistas han subordinado la ciencia y las necesidades sociales a los intereses de la oligarquía empresarial-financiera, allanando el camino para la contrarrevolución social desenfrenada de hoy.

Las burocracias sindicales, en particular la Federación Estadounidense de Empleados del Gobierno (AFGE), no han hecho nada para oponerse a estos ataques contra la ciencia y la clase trabajadora. En cambio, han sofocado la enorme oposición de los trabajadores de la salud pública, aislándolos y permitiendo que sean despedidos en masa. La defensa de la ciencia, la salud pública y los derechos sociales no se puede confiar a estos burócratas reaccionarios.

Los trabajadores de salud pública de todas las agencias del HHS deben organizarse de forma independiente, creando comités de base para unirse con los trabajadores a nivel mundial a través de la Alianza Internacional Obrera de Comités de Base (AIO-CB). Dichos comités servirían como un centro democrático de oposición a la guerra de Trump-Kennedy contra la ciencia, luchando por las siguientes demandas, entre otras:

  • ¡Por una reversión inmediata de todos los recortes al HHS y la expansión de los fondos para los NIH, los CDC, Head Start, los programas de salud rural y todas las agencias de salud pública!
  • ¡Por la recontratación inmediata de todos los científicos y trabajadores de salud pública despedidos, con una mayor contratación para satisfacer las necesidades de la sociedad!
  • ¡Por garantizar el acceso gratuito y universal a la atención médica, la educación de la primera infancia y la medicina preventiva como derechos sociales básicos!
  • ¡Por el fin de todas las órdenes de mordaza y censura de la investigación científica, y la restauración y expansión del acceso público a los datos de salud!
  • ¡Por el inicio de un programa global para eliminar el COVID-19, el H5N1 y otras enfermedades infecciosas a través de pruebas masivas, vacunación, renovación de infraestructura para proporcionar aire limpio y otras medidas básicas de salud pública!
  • ¡Por el establecimiento de una supervisión democrática de los trabajadores de la salud pública y las instituciones científicas, rompiendo el dominio de la élite corporativa y los ideólogos anticiencia!

La defensa de la ciencia y la salud pública es inseparable de la lucha por el socialismo. La clase obrera internacional es la única fuerza capaz de derrotar el peligro fascista representado por Trump, Kennedy y la oligarquía capitalista a la que sirven. Los trabajadores deben unirse a través de las fronteras nacionales, las industrias y las profesiones para construir un movimiento socialista de masas, en alianza con los científicos y las capas progresistas de la clase media.

Instamos a los trabajadores y científicos de la salud pública a unirse y construir el Partido Socialista por la Igualdad (SEP). Asista y participe en el próximo Acto Internacional en línea del Primero de Mayo, donde los trabajadores y jóvenes de todo el mundo trazarán un camino a seguir en la lucha por el socialismo, la ciencia y el progreso humano.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 18 de abril de 2025)

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