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Trump planea cerrar Head Start, destruyendo los servicios de educación temprana y cuidado infantil

La educadora familiar Lisa Benson-Nuyen se dirige a sus estudiantes en círculo en el aula Northern Lights del centro Head Start Meadow Lakes CCS Early Learning, el lunes 6 de mayo de 2024, en Wasilla, Alaska [AP Photo/Lindsey Wasson]

En un ataque radical a los derechos sociales de la clase trabajadora, la administración Trump, respaldada por el secretario de Salud y Servicios Humanos (HHS, todas las siglas en el idioma original), Robert F. Kennedy, Jr., planea cerrar Head Start, el programa de cuidado infantil y educación temprana más grande del país.

La Asociación Nacional de Head Start y otras autoridades educativas han descrito universalmente este brutal ataque a los niños y su futuro como 'catastrófico'.

Desde su creación en 1965, Head Start ha atendido a 40 millones de familias en los 50 estados, el Distrito de Columbia, Puerto Rico y territorios estadounidenses. Con el mandato de involucrar a padres y voluntarios y brindar recursos comunitarios, el programa es muy apreciado y utilizado por millones de personas.

Desde que asumieron el cargo, Trump y Kennedy han estado trabajando para eliminar este programa de 60 años de antigüedad. El 15 de marzo, el proyecto de ley de financiación temporal para el gobierno federal, respaldado por Trump, paralizó la financiación de Head Start, lo que representó un recorte de facto del 5,2 por ciento debido a la inflación. Las autoridades afirmaron que esto obligaría a recortar la matrícula entre un 12 por ciento y un 15 por ciento a nivel nacional. Los demócratas aportaron los votos necesarios para la aprobación del proyecto de ley.

El 27 de marzo, el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) despidió a 10 .000 empleados, incluyendo cientos de la Administración para Niños y Familias (ACF), que supervisa Head Start y la Subvención Global para el Cuidado y Desarrollo Infantil. La Oficina de Cuidado Infantil administra subsidios para 840.000 niños de bajos ingresos y ha perdido un tercio de su plantilla. Se eliminaron equipos completos de la Oficina de Servicios Comunitarios y Asistencia Familiar, y el número de oficinas regionales del HHS se redujo a la mitad.

El 1 de abril, Kennedy ordenó el cierre de cinco oficinas regionales de Head Start (Chicago, Boston, Nueva York, San Francisco y Seattle) como parte de su drástica reestructuración. El 11 de abril, USA Today informó que el plan de financiación de la Casa Blanca para el año fiscal 2026 incluye a Head Start entre los programas que se eliminarán por completo.

Head Start es el programa de cuidado y educación infantil temprana más completo del país. También ofrece una amplia gama de apoyos sociales en barrios pobres. Atiende a niños de hasta cinco años. En 2024, brindó servicios educativos y de bienestar a 804,969 niños, incluyendo evaluaciones del desarrollo, comidas y apoyo nutricional.

Número de niños que pueden accederlo [Photo by Preserving the Federal Role in Advancing Educational Opportunities by The Children’s Equity Project, Arizona State University, January 2025]

Décadas de investigación han subrayado la importante contribución de Head Start a los jóvenes y sus familias. Los niños que participan muestran mejoras en sus habilidades cognitivas, lingüísticas y de vocabulario, así como en su salud socioemocional, en comparación con sus compañeros. Los graduados de Head Start tienen más probabilidades de terminar la secundaria, asistir a la universidad y reportar una mejor salud en la edad adulta.

Se ha demostrado que el programa reduce las tasas de repetición de grado, la asignación a educación especial e incluso la participación en la justicia penal. Además, los niños que participan en Head Start tienen más probabilidades de estar vacunados y alcanzar un IMC más saludable al llegar al kínder, lo cual es totalmente contrario a la política antivacunas y antisalud de Kennedy.

De forma grotesca, este invaluable programa está siendo destruido bajo la guillotina de Kennedy ' Hagamos que Estados Unidos vuelva a ser saludable'.

El cierre del programa tendría un efecto devastador en el empleo. Head Start empleó a más de 250.000 personas en 2024. Su cierre también obligaría a más de un millón de padres a reducir su jornada laboral o a abandonar sus trabajos por completo.

Cifra de empleados de Head Start que podrían perder sus empleos [Photo by Preserving the Federal Role in Advancing Educational Opportunities by The Children’s Equity Project, Arizona State University, January 2025]

Kennedy, pregonando la retórica anticientífica y antiobrera de la administración, ha justificado la purga como una cruzada contra la 'expansión burocrática', en unas condiciones donde el cuidado infantil es una carencia criminal en todo Estados Unidos.

Lejos de estar compuesto por burócratas adinerados, el programa siempre ha tenido dificultades para sobrevivir, principalmente gracias a la abnegada dedicación de su personal. Los docentes reciben un salario medio por hora de 20 dólares, muchos viven al día y muchos se ven obligados a trabajar en dos empleos.

La maestra de Head Start, Andrea Muneton, declaró al medio de comunicación The 74 que trabaja regularmente 80 horas a la semana. 'Estamos mal pagados, sobrecargados de trabajo y no se nos valora', dijo.

Khari Garvin, director de Head Start, afirmó: «La gran ironía… es que durante demasiado tiempo hemos tenido personas —personal comprometido— trabajando en lo que es un programa contra la pobreza, muchas de las cuales han ganado salarios de pobreza o cercanos a ella».

La Federación Estadounidense de Maestros (AFT) recauda las cuotas de miles de trabajadores de Head Start. Sin embargo, su presidenta, Randi Weingarten, no ha emitido ninguna declaración sobre los planes de Trump de cerrar el programa, y mucho menos ha luchado por unir a los maestros y educadores de Head Start a nivel nacional contra la destrucción generalizada de la educación pública bajo la dirección de la secretaria de Educación, Linda McMahon.

Head Start se implementó bajo la « Guerra contra la Pobreza » de Johnson. Este breve período de creación de programas reformistas (cupones de alimentos, expansión de los programas educativos) por parte de la élite gobernante estadounidense no buscó erradicar la pobreza —lo cual requiere acabar con el sistema económico capitalista—, sino amortiguar sus efectos. Johnson y la clase capitalista buscaron contener los levantamientos urbanos masivos que comenzaron en 1964, las continuas luchas por los derechos civiles y el estallido de huelgas industriales con la promesa de reformas.

Sin embargo, los enormes costos de la guerra de Vietnam agravaron las dificultades económicas que se habían ido acumulando a lo largo de la década de 1960. Los ataques a las reformas de la 'Gran Sociedad' comenzaron a finales de la década de 1970, junto con la creciente crisis del capitalismo estadounidense y un gran desvío de recursos hacia la especulación económica y el militarismo.

El programa del Partido Socialista por la Igualdad, El Colapso del Capitalismo y la Lucha por el Socialismo en Estados Unidos, señaló en 2010: «El capitalismo estadounidense demostró ser incapaz de hacer realidad la promesa de seguridad económica y la eliminación de la pobreza durante las décadas de sus mayores éxitos. ¿Qué se puede esperar, entonces, de este sistema económico en un período de colapso y crisis?».

De hecho, Head Start, al igual que la educación pública en su conjunto, nunca ha contado con financiación completa y siempre ha sido incapaz de atender a todos los niños que cumplen los requisitos de ingresos, tanto bajo administraciones republicanas como demócratas. En 2013, el presidente demócrata Obama implementó el recorte más significativo en un solo año en el programa, recortando 400 millones de dólares, despidiendo a 18.000 trabajadores y poniendo fin a los servicios para unos 57.000 niños.

Hoy en día, el programa está tan deteriorado que solo el 30por ciento de los elegibles consigue una plaza para su hijo en edad preescolar. Solo el 9por ciento de los elegibles para el programa Early Head Start (creado en 1995 para atender a bebés y niños pequeños) consigue una plaza.

Además, los requisitos para inscribirse son tan estrictos que una familia debe estar al borde de la indigencia para poder optar a él. En 2025, los ingresos brutos de una familia deben ser inferiores al 100 por ciento del Índice Federal de Pobreza: por ejemplo, una familia de cuatro miembros debe ganar menos de 32.150 dólares al año. Con un alquiler promedio en Estados Unidos de 19.800 dólares al año, vivir en el nivel federal de pobreza es prácticamente imposible. De hecho, el 61 por ciento de los padres que se encuentran cerca del umbral de pobreza no pueden costear ningún tipo de cuidado infantil, y muchas familias padecen hambre crónica o se ven obligadas a vivir en la calle.

El régimen de Trump está supervisando ahora la destrucción definitiva de una red de seguridad social ya destrozada. La pérdida del cuidado infantil hundirá a cientos de miles de familias en la pobreza extrema.

Según la organización de defensa First Focus on Children, en 2023, el costo del cuidado infantil para una familia de dos niños en un centro superó el pago anual de una hipoteca en 45 estados y el Distrito de Columbia, mientras que el costo del cuidado infantil para un bebé superó la matrícula estatal en una universidad pública en 39 estados.

Cabe destacar también que Estados Unidos se mantiene entre los cinco países con menor gasto en educación infantil de los 37 miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Si bien la mayoría de los países de la OCDE ofrecen acceso universal, Estados Unidos restringe el acceso a sus limitados programas a las familias con ingresos más bajos. Mientras tanto, el presupuesto militar estadounidense se acerca al billón de dólares y sigue creciendo.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 16 de abril de 2025)

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