Hoy comienzan negociaciones entre los gobiernos de Estados Unidos e Irán sobre el programa nuclear iraní en el emirato petrolero de Omán. En las últimas semanas, funcionarios estadounidenses han amenazado repetidamente con que, si Irán no llega a un acuerdo, Washington bombardeará y destruirá el programa nuclear iraní y su vital industria petrolera.
Trump anunció las negociaciones el lunes durante la visita del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu a Washington para discutir su genocidio en Gaza. En una rueda de prensa junto a Netanyahu, Trump declaró: “Estamos teniendo conversaciones directas con Irán, y ya han comenzado. Continuarán el sábado. Tendremos una reunión muy importante y veremos qué puede pasar”. Trump amenazó con que si Irán no acepta sus condiciones, “habrá bombardeos… como nunca antes han visto”.
Netanyahu abogó por un acuerdo para desarmar a Irán y dejarlo a merced de la acción militar estadounidense e israelí. Propuso un acuerdo nuclear “como se hizo en Libia, creo que eso sería algo bueno”. De hecho, ocho años después de que Libia firmara un acuerdo de desarme nuclear en 2003, y tras levantamientos de la clase obrera en Egipto y Túnez, Washington, Londres y París lanzaron una guerra contra Libia que culminó con un cambio de régimen y su colapso en una guerra civil que continúa hasta hoy.
Ayer, la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, reiteró las amenazas de guerra de Trump antes de las negociaciones en Omán. Leavitt afirmó que Trump ha “dejado muy claro a los iraníes, y también lo hará su equipo de seguridad nacional, que todas las opciones están sobre la mesa, e Irán tiene que tomar una decisión. Pueden aceptar la exigencia del presidente Trump, o pagarán un precio infernal, así se siente el presidente”.
Trump provocativamente eligió al especulador inmobiliario multimillonario Steve Witkoff para encabezar el equipo negociador estadounidense. Ayer, Witkoff dijo al Wall Street Journal que su primera exigencia sería el desmantelamiento del programa nuclear civil de Irán, algo que los funcionarios iraníes han calificado de inaceptable.
“Creo que nuestra postura comienza con el desmantelamiento de su programa”, resumió Witkoff su posición hacia el gobierno iraní para el Journal. “Eso no significa, por cierto, que no vayamos a encontrar formas marginales de compromiso entre los dos países”.
En medio de la oposición popular explosiva en Irán e internacionalmente al genocidio en Gaza respaldado por EE.UU., los dirigentes iraníes inicialmente se negaron a negociar directamente con Trump. En febrero, el líder supremo iraní Ali Khamenei declaró que las conversaciones directas con Washington “no son inteligentes, sabias ni honorables”. El martes, un alto funcionario iraní dijo a Reuters que “las negociaciones no serán directas”, sino que se llevarán a cabo mediante la mediación de Omán, mientras que la agencia Nour News calificó la propuesta de conversaciones como una “operación psicológica destinada a influir en la opinión pública nacional e internacional”.
Sin embargo, ayer funcionarios del ministerio de Relaciones Exteriores de Irán dejaron claro que estaban ansiosos por negociar con los líderes del genocidio en Gaza. El portavoz Esmaeil Baghaei tuiteó: “Con sinceridad vigilante estamos dando una oportunidad genuina a la diplomacia”.
El viceministro de Asuntos Exteriores iraní, Majid Takht-e Ravanchi, dijo: “Sin amenazas ni intimidaciones por parte de Estados Unidos, hay una buena posibilidad de alcanzar un acuerdo”.
Las amenazas de guerra por parte de Estados Unidos contra Irán plantean un enorme peligro de una escalada militar en Medio Oriente y en todo el mundo, mientras Washington y las potencias europeas intentan dominar Eurasia. Trump amenaza al mundo con una guerra comercial e impone aranceles draconianos a China, el principal comprador del petróleo iraní, mientras las potencias europeas se remilitarizan para intensificar la guerra contra Rusia en Ucrania y más allá. Bajo estas condiciones, no solo una guerra entre EE.UU. e Irán, sino también un acuerdo entre ambos, pondría en el orden del día una guerra imperialista contra China o Rusia.
El llamado de Trump para bombardear Irán y proteger al régimen israelí representa la intensificación de políticas estadounidenses de larga data. El imperialismo estadounidense y sus aliados europeos han intentado durante décadas subyugar militarmente al Medio Oriente, a costa de millones de vidas. En 2018, Trump canceló unilateralmente un tratado nuclear con Irán firmado en 2015 por Washington, Berlín, Londres, París, Moscú y Beijing. Luego cortó por completo el acceso de Irán a las transacciones en dólares estadounidenses, intentando aislarlo del comercio mundial.
Hoy, las amenazas contra Irán están estrechamente entrelazadas con la guerra genocida de Israel en Gaza y los intentos de las potencias imperialistas de llevar a cabo una sangrienta redistribución neocolonial del Medio Oriente. Después de que la administración Biden respaldó el genocidio en Gaza y logró derrocar al presidente sirio Bashar al-Assad tras 13 años de guerra, instalando un régimen vinculado a Al Qaeda en Siria el año pasado, Trump ha bombardeado sin cesar a las milicias hutíes de Yemen por atacar envíos de armas a Israel.
La decisión del régimen iraní de abrir negociaciones con Trump en estas condiciones representa una nueva y humillante demostración de la total incapacidad de la burguesía del Medio Oriente para organizar una oposición significativa al genocidio del pueblo palestino respaldado por el imperialismo.
Las amenazas de guerra contra Irán están además directamente vinculadas con los planes imperialistas más generales de dominar Eurasia, en medio de la guerra de la OTAN contra Rusia en Ucrania y de la creciente crisis de la economía estadounidense y del dólar. Irán no solo firmó alianzas militares con China en 2017 y con Rusia en enero de este año, sino que también se ha convertido en un proveedor clave de drones para el esfuerzo bélico ruso contra el régimen respaldado por la OTAN en Ucrania.
El intento anterior de Trump de asfixiar la economía iraní cortándola del dólar estadounidense y del sistema financiero SWIFT finalmente resultó contraproducente para Washington. En la cumbre de los BRICS (Brasil-Rusia-India-China-Sudáfrica) celebrada el año pasado en Kazán, Rusia, se discutieron públicamente planes para abandonar el dólar en el comercio entre las principales potencias eurasiáticas. Esto provocó amenazas crecientes y condenas por parte de Washington.
En enero, Trump amenazó con imponer un arancel del 100 por ciento a cualquier país de los BRICS que dejara de usar el dólar para financiar su comercio internacional.
En marzo, el secretario del Tesoro de EE.UU., Scott Bessent, dijo que Washington reduciría las exportaciones de petróleo de Irán a un “goteo” y “colapsaría su economía ya tambaleante”. Añadió: “Vamos a cerrar el sector petrolero iraní y su capacidad de fabricación de drones”.
El jueves, la administración Trump impuso sanciones a una empresa petrolera china, Guangsha Zhoushan Energy Group Co Ltd, a la que acusa de operar instalaciones que “participaron deliberadamente en operaciones con petróleo iraní”.
Esto constituye una amenaza apenas velada de estrangular económicamente a China, que se estima importa al menos el 75 por ciento de las exportaciones petroleras de Irán y que comercia fuera del dólar para evitar las sanciones estadounidenses. La amenaza de Bessent también plantea la cuestión de cómo pretende Washington detener el envío de petróleo iraní a China, lo cual ha ocurrido por casi una década —en particular, si los buques de guerra estadounidenses y aliados en el océano Índico podrían empezar a interceptar petroleros con destino a China cargados con petróleo iraní.
A medida que Washington impone devastadores aranceles a China este mes, virtualmente excluyendo los productos chinos de la economía estadounidense y provocando que Pekín imponga fuertes aranceles de represalia, aumenta cada día el potencial de que estas operaciones desencadenen un choque directo entre EE.UU. y China.
Sin embargo, un cobarde acuerdo neocolonial del régimen iraní con Washington no conduciría a la paz. Si Irán capitulara ante las exigencias de Trump, deteniendo su programa nuclear, cortando la ayuda militar a Rusia y abandonando el comercio con China fuera del sistema del dólar, se estaría allanando el camino para conflictos aún más amplios y sangrientos mientras Washington continúa su confrontación con China y Rusia. La única política viable para detener el genocidio y la guerra imperialista es la movilización de la oposición de la clase obrera en un movimiento internacional, socialista y contra la guerra.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 11 de abril de 2025)
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