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Perspectiva

Trump y Musk emprenden demolición ilegal de dos agencias federales y acceden a sistema de pagos del Tesoro

El presidente electo Donald Trump discute con Elon Musk, Boca Chica, Texas, 19 de noviembre de 2024. [AP Photo/Brandon Bell]

Actuando con la aprobación del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, los representantes de Elon Musk, el hombre más rico del mundo, tomaron el control la madrugada del lunes de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, todas las siglas en inglés), despidiendo a cientos de empleados e instruyendo a los casi 10.000 empleados de la agencia en todo el mundo a quedarse en casa y dejar de trabajar.

Una operación similar se llevó a cabo unas horas más tarde en la Oficina de Protección Financiera del Consumidor (Consumer Financial Protection Bureau; CFPB), una agencia federal independiente creada después del colapso de Wall Street en 2008.Trump nombró al secretario del Tesoro, Scott Bessent, el jefe multimillonario de un fondo de inversión, como administrador interino de la agencia. Bessent luego les dijo a los 1.600 empleados de la CFPB que dejaran de trabajar mientras revisaba sus operaciones, que incluyen numerosas demandas contra los principales bancos y corporaciones por fraude al consumidor.

Ambas acciones fueron totalmente ilegales. Las dos agencias fueron establecidas por el Congreso, la USAID bajo la Administración de Kennedy en 1961 y la CFPB en 2010. Ninguna puede ser clausurada por el solo decir del presidente, sin la acción del Congreso. Pero la política de Trump desde su toma de posesión ha sido violar la ley cuando le plazca, confiando en la impotencia de los demócratas y el apoyo de sus partidarios fascistas en la Corte Suprema.

En relación con la USAID, varios funcionarios del “Departamento de Eficiencia Gubernamental” (DOGE), el grupo dirigido por Musk que Trump estableció por orden ejecutiva, llegaron a la sede el sábado, pero los funcionarios de seguridad de la agencia les negaron el acceso a algunas de las instalaciones. Se produjo una confrontación, con amenazas de traer a los alguaciles estadounidenses, antes de que se diera acceso a los ayudantes de Musk.

Los dos principales funcionarios de seguridad de USAID fueron inmediatamente puestos en licencia administrativa, y Musk tuiteó, en la jerga de gánsteres que tanto él como Trump usan: “La USAID es una organización criminal. Es hora de que muera”. Más tarde declaró en X, la plataforma que controla, “La USAID era un nido de víboras de marxistas de izquierda radical que odian a Estados Unidos”. Trump agregó su propia difamación, afirmando que la USAID estaba dirigida por “un grupo de lunáticos radicales. Y los estamos sacando”.

Tal lenguaje atestigua la manía fascista que ahora se apodera de la oligarquía financiera estadounidense. Si bien la mayor parte de su presupuesto de $50 mil millones financia proyectos de ayuda alimentaria y de ayuda a los refugiados en 60 países, la USAID se estableció como un instrumento de la política exterior imperialista estadounidense durante la Guerra Fría. Durante mucho tiempo se ha utilizado como una tapadera para las operaciones de inteligencia de Estados Unidos en países donde las agencias oficiales de inteligencia y militares carecían de acceso.

La clausura de la USAID y la CFPB es un ensayo general para el cierre de agencias mucho más importantes, con un verdadero apoyo popular, como el Departamento de Educación, el Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano y gran parte del Departamento de Salud y Servicios Humanos. Todas ellas han sido programadas para su eliminación o recortes profundos, como lo detalla el plan de 900 páginas para la nueva Administración elaborado en el Proyecto 2025.

Los empleados de la USAID y la CFPB han sido puestos en la calle con poca o ninguna posibilidad de regresar al trabajo o encontrar un puesto equivalente si las dos agencias son integradas en unidades federales más grandes, como el Departamento de Estado o el Tesoro, como sugieren algunos funcionarios.

Musk está tratando efectivamente a los empleados del Gobierno federal como los trabajadores superexplotados en sus fábricas de Tesla o los trabajadores de Twitter, que despidió en masa después de comprar la plataforma de redes sociales y reorganizarla, convirtiéndola en un foro de propaganda fascista.

El trato despiadado de los trabajadores federales es una advertencia para la clase trabajadora en su conjunto. En 1981, el presidente Ronald Reagan dio luz verde a una ola de ataques antisindicales cuando llevó a cabo el despido masivo de controladores aéreos de PATCO cuando estaban en huelga. Trump y Musk están siguiendo ese ejemplo, solo que esta vez aplicándolo a una amplia gama de trabajadores federales.

El cierre de las dos agencias federales sigue al intento de Trump la semana pasada de detener todas las subvenciones y pagos federales, en una orden emitida por la Oficina de Administración y Presupuesto (OMB), la agencia de la Casa Blanca que supervisa el gasto federal. Un juez federal bloqueó temporalmente esa orden, que ya había llevado al cierre de los pagos federales a las agencias estatales, locales y no gubernamentales, incluido Medicaid, el seguro de salud estadounidense más utilizado.

Trump prometió continuar el ataque al gasto social federal. El viernes, por orden suya, DOGE tuvo acceso a la Oficina de Servicios Fiscales (BFS), el sistema del Tesoro que realiza más de mil millones de transacciones al año. El BFS envía el 90 por ciento de los pagos realizados por el Gobierno de los Estados Unidos, incluidos los cheques del seguro social, los reembolsos de impuestos sobre la renta y los cheques de pago federales. El principal funcionario de carrera del Tesoro, David Lebryk, se retiró abruptamente después de oponerse a la flagrante intervención política en un aparato puramente técnico, al menos anteriormente: el Tesoro simplemente ejecuta pagos aprobados por otras agencias federales, pero no se pronuncia sobre sus méritos.

Está claro que Trump y Musk están buscando el control directo del mecanismo de pago para hacer cumplir los recortes bloqueados temporalmente por orden judicial. Si bien el secretario del Tesoro Bessent afirmó que el acceso era de “solo lectura”, Musk ya se jactó en X de que los ayudantes de DOGE están “finalizando rápidamente” los pagos. Aunque Musk afirmó que los grupos “terroristas” estaban recibiendo fondos del Tesoro, el único límite reconocido fue un financiamiento para una organización benéfica luterana.

Las intervenciones de DOGE tienen como objetivo darle a Musk, y a través de él a Trump, el control directo sobre las operaciones cotidianas del Gobierno federal. Los asistentes de Musk, muchos de ellos empleados de Tesla, SpaceX y otras compañías, se han instalado en la Oficina de Administración de Personal, que funciona como el departamento federal de Recursos Humanos, la Administración de Servicios Generales, que administra la propiedad gubernamental, los bienes inmuebles y el arrendamiento, así como el Tesoro.

La respuesta del Partido Demócrata a esta toma sin precedentes de poder dictatorial fue una combinación de nerviosismo y belicismo. Los senadores demócratas Jeanne Shaheen y Tim Kaine se quejaron de que los asesores de Musk que se hicieron cargo de USAID carecían de las autorizaciones de seguridad adecuadas para manejar los secretos de la agencia. Hubo críticas similares a puerta abierta para los ayudantes de Musk en el Tesoro.

En MSNBC, el exfuncionario del Consejo de Seguridad Nacional de Obama, Ben Rhodes, denunció el cierre de USAID como “esencialmente ceder todo el mundo a China y otros países para llenar el espacio que una vez fue ocupado por los Estados Unidos”. Agregó: “También son intereses de seguridad nacional increíblemente estratégicos de los Estados Unidos, que, ya sabes, a Elon Musk parece importarle menos, y a Donald Trump también”.

La verdad es que Trump no es un defensor menos rapaz del imperialismo estadounidense que los demócratas y viceversa. Eso ya ha sido demostrado por su impulso para construir una Fortaleza Norteamérica a través de la adquisición de Groenlandia, la absorción de Canadá y la “recuperación” del canal de Panamá. Pero desdeña los métodos de “poder blando” representados por la USAID, a favor de la fuerza bruta y el abuso económico.

Los acontecimientos del lunes confirman la evaluación que el WSWS ha hecho del régimen entrante de Trump. Como declaró nuestra declaración de Año Nuevo: 

El Gobierno entrante será un régimen de los ricos, por los ricos y para los ricos. En un grado sin precedentes en la historia de Estados Unidos, la propia oligarquía ejercerá un control directo sobre el Estado, desde Musk, el hombre más rico del mundo y jefe del orwelliano “Departamento de Eficiencia Gubernamental”, hasta el conjunto de multimillonarios que integrarán el gabinete de Trump y la Casa Blanca... El carácter del nuevo Gobierno marca un realineamiento violento del Estado para corresponder con la naturaleza de la propia sociedad capitalista.

La participación personal cada vez más directa de Musk también deja claro que la lucha contra la contrarrevolución social que está llevando a cabo la Administración de Trump está inextricablemente ligada a la expropiación de la vasta riqueza controlada por los oligarcas, como parte de la reorganización socialista de la vida económica.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 3 febrero de 2024)

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