El partido gobernante de Bolivia, el Movimiento Al Socialismo (MAS), llega al 2025 profundamente dividido, enfrentando una creciente crisis económica y un desafío en las elecciones presidenciales de agosto por parte de movimientos neofascistas y de extrema derecha con sede en Santa Cruz de la Sierra.
El presidente Luis Arce emitió el mes pasado una orden de arresto contra el expresidente Evo Morales (2006-2019), su antiguo aliado y ahora rival, basada en una investigación sobre denuncias de violación y trata de personas. La medida ha provocado la ira entre los partidarios de Morales, quienes han anunciado planes para movilizaciones masivas tan pronto como el 10 de enero.
La principal demanda planteada por los manifestantes es la liberación de las personas arrestadas durante manifestaciones anteriores. Al menos 90 personas fueron detenidas durante los bloqueos de carreteras en octubre y noviembre de 2024.
Estos recientes acontecimientos tienen lugar al comienzo de un año cargado de explosivas luchas de clases en un país plagado de pobreza y opresión, en particular de la población indígena en los Andes y la cuenca del Amazonas. Todas las facciones de la clase dominante están ahora luchando por desviar las crecientes tensiones sociales detrás de uno u otro representante del establishment político capitalista.
Con un ingreso per cápita de 6.686 dólares según el Banco Mundial, Bolivia ocupa el puesto más pobre entre las naciones de América del Sur. En 2024, la inflación alcanzó el 8,82 por ciento, el nivel más alto observado en los 16 años desde la Gran Recesión de 2008.
El gobierno culpa a los partidarios de Morales por 2 por ciento del aumento en la tasa de inflación, citando los bloqueos de carreteras de 10 días en enero pasado y los 24 días de protestas en octubre y noviembre. Estas protestas afectaron significativamente los precios de los alimentos y el combustible, perturbando la producción y el comercio.
Particularmente pronunciada fue la subida de precios del 1,46 por ciento en noviembre, lo que equivale a una tasa anual del 19 por ciento. Productos básicos como la carne de vacuno, el arroz y el transporte interdepartamental experimentaron fuertes aumentos de precios. El aumento del costo de la canasta básica de alimentos está causando un descontento significativo entre los trabajadores y los pobres de Bolivia.
Con la esperanza de evitar un levantamiento masivo, el presidente Luis Arce ha implementado medidas económicas que incluyen controles de precios, dirigidos a productos esenciales como el pan y la carne de cerdo, con el objetivo de combatir la inflación.
Sin embargo, estas medidas han provocado el descontento entre los propietarios de pequeñas empresas que luchan contra el aumento de los costos y no pueden vender sus productos con ganancias. Los panaderos han protestado, exigiendo un aumento del 40 por ciento en los precios del pan, de 0,50 a 0,70 bolivianos, citando un aumento en el costo de la harina importada de Argentina.
Especialmente afectada es El Alto, la ciudad de clase trabajadora densamente poblada vecina a La Paz. La Federación Regional de Sindicatos de El Alto ha amenazado con una marcha a La Paz.
Además, la actual escasez de combustible ha causado largas colas en las estaciones de suministro. En zonas como Puerto Suárez, en Santa Cruz, fronteriza con Brasil, los habitantes denuncian que hacen colas de hasta ocho días para recibir combustible, lo que ha provocado amenazas de bloqueos para exigir el suministro.
Situaciones similares se han observado en Chulumani, ubicada en la región de Yungas, cerca de La Paz. Juan Yujra, representante del sector de transporte pesado en Santa Cruz, comentó: “Persisten las dificultades para adquirir combustible en las provincias, lo que afecta la actividad económica y productiva de cada región”. Sin embargo, Armin Dorgathenr, presidente ejecutivo de la petrolera estatal, afirmó que la distribución es “normal” en todo el territorio nacional.
Desde principios de 2023, Bolivia enfrenta una escasez de liquidez en dólares, lo que lleva a que la moneda se venda en el mercado negro a casi el doble de su precio oficial de 6,96 bolivianos. La devaluación de la moneda es un factor importante detrás del aumento de la inflación.
Los crecientes problemas económicos han intensificado el conflicto entre los líderes del MAS, especialmente desde que Morales acusara a Arce de desplegar “agentes de élite del Estado boliviano” para asesinarlo después de que se dispararan tiros contra su caravana. Esto llevó a Morales a movilizar a su base, implementando numerosos bloqueos de carreteras e interrumpiendo la actividad económica.
La burguesía boliviana ha respondido presionando al partido gobernante MAS para que tome “medidas efectivas”, incluida la “austeridad y la implementación de acciones estructurales y urgentes, … [para] garantizar la inversión privada, incentivar la producción nacional y promover las exportaciones”, según Giovanni Ortuño, presidente de la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia (CEPB).
El 18 de diciembre de 2024, para capitalizar las divisiones dentro del MAS, políticos de extrema derecha, incluidos los expresidentes Carlos Mesa (2003-2005) y Jorge 'Tuto' Quiroga (2001-2002), junto con el empresario Samuel Doria Medina y representantes del gobernador de Santa Cruz y líder del partido derechista Creemos, Fernando Camacho, firmaron un acuerdo destinado a unificar a la derecha detrás de un candidato presidencial común para sacar al MAS del poder.
Camacho enfrenta un juicio por su papel en la expulsión de Evo Morales de la presidencia en medio de acusaciones de fraude electoral tras las elecciones anuladas de 2019 y demandas de los militares, la embajada de Estados Unidos y la burocracia sindical para que renunciara en lo que constituyó un golpe de Estado.
El Banco Mundial en su último informe sobre Bolivia advierte que:
Después de que el auge de las materias primas terminó en 2014, Bolivia recurrió a un alto gasto público y al aumento del crédito interno para sostener el crecimiento económico. Este enfoque provocó un aumento de la deuda pública, la disminución de las reservas internacionales y los ahorros fiscales acumulados durante el auge. La situación empeoró debido a la pandemia de COVID-19, que sumió a la economía en una recesión y aumentó la pobreza.
En otro informe, el BM enfatiza que para “asegurar una senda de crecimiento inclusivo y sostenible, es esencial abordar desafíos estructurales significativos para fortalecer la estabilidad, promover el desarrollo del sector privado y proteger a los más vulnerables”. “Proteger a los más vulnerables” se interpreta claramente como condicional a la “estabilidad” y al desarrollo del “sector privado”.
Arce y Morales han acusado a Estados Unidos de interferir en los asuntos internos de Bolivia y respaldar a sus rivales. No hay duda de que Bolivia, que cuenta con las mayores reservas de litio del mundo, es un blanco de las intrigas de Washington. Sin embargo, ninguna de las facciones del MAS representa una alternativa sobre la cual basar una lucha genuina contra el imperialismo.
Morales llegó al poder como el líder “populista” de los trabajadores de las plantaciones de hoja de coca: los cocaleros. Desde el comienzo de su presidencia, ha apoyado firmemente el “Socialismo del siglo XXI” de Hugo Chávez. Como afirmó el WSWS:
La implosión del MAS resume el fracaso no sólo del MAS, sino de todo el llamado movimiento de la “marea rosa” de gobiernos nacionalistas burgueses en América Latina para resolver el atraso económico y social histórico de la región y unir a cualquier país, y mucho menos a la región, contra la opresión imperialista.
Históricamente, los trabajadores bolivianos han desempeñado un papel combativo en la lucha de clases internacional. En 1952, los mineros organizaron un levantamiento armado y se posicionaron para derrocar a la burguesía. Y en 1970-1971, se desarrolló una situación de poder dual bajo el régimen del general Juan José Torres, que posteriormente fue ahogado en sangre por la contrarrevolución liderada por el dictador general Hugo Banzer (1971-1978). En ambos casos, la clase obrera boliviana fue traicionada por las organizaciones estalinistas, revisionistas pablistas y nacionalistas de izquierda.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 6 de enero de 2025)